jueves, 16 de mayo de 2019


Tomado del libro “INTELIGENCIAS MÚLTIPLES EN LA EDUCACIÓN DE LA PERSONA” Elena María Ortiz de Maschwitz.
BONUM, COOPERATIVA EDITORIAL MAGISTERIO.

Tomaremos apartes o artículos de éste libro, con lo que pretendemos presentar los profundos cambios que se han venido en la educación, en la escuela y en los sistemas educativos, además de incentivar cambios en los docentes y en la forma de abordar la educación para cada niño en el aula.   

Parte II.

LA AUTONOMÍA

La madurez de un ser humano se manifiesta cuando es capaz de decidir lo que debe y no debe hacer, desarrollando la voluntad y controlando sus emociones, para el logro efectivo de sus objetivos. Es por esto fundamental desarrollar la autonomía logrando que la vida de cada dia en el aula sea de “libertad de”, con ausencia de toda coacción, y con claros procedimientos para ir logrando gradualmente la independencia y la capacidad de gobierno de si mismo. Para lograr la “libertad para”, se deben dar varias oportunidades para aprender a elegir, con trabajos que contemplen el desarrollo de las inteligencias múltiples y que comprometan el desarrollo de todo el cuerpo y la mente. El aula se va a reestructurar con espacios y medios que aseguren que todas las inteligencias se van a desarrollar permanentemente.

Todo rincón de la escuela va a ser un ambiente de aprendizaje: el jardín, la calle, el barrio, el museo, la biblioteca. El aula se convertirá en una gran sala de exploración, con centros de investigación y con trabajos realizados por los alumnos.
El clima será de libertad responsable y de actividad centrada en el alumno. La mesas circulares invitaran al trabajo creativo y participativo.

En este punto es necesario aclarar el carácter complementario de la libertad y la responsabilidad. En su Tratado de Educación Personalizada, Victor Garcia Hoz, nos recuerda que “siendo un hombre un ser participado, limitado, su libertad no puede ser tampoco absoluta. Habrá de aceptar las leyes morales que la justifiquen y la hagan legítima, y las leyes físicas que condicionan su eficacia exterior”. Será misión de los educadores, clarificar las posibilidades y el uso de la libertad y también los límites de ella. En el elegir libremente va incluida necesariamente la responsabilidad de las elecciones. Y esto requiere de un acto de madurez, ya que elegir libremente implica necesariamente un riesgo, y la persona debe hacerse cargo de ese riesgo. En una educación tradicional, en donde el alumno hace siempre lo que el maestro le indica, y aprende lo que es gusto del profesor, es difícil que desarrolle su autonomía. Los alumnos atribuyen la causa de sus logros a la suerte y la causa de sus fracasos a los profesores.

En nuestros días se ha extendido un sentimiento de frustraciones respecto de los resultados de los logros educativos, que ha llamado a la reflexión la responsabilidad de los adultos sobre la actividad enseñanza – aprendizaje. La opinión más generalizada de los adultos es que los adolescentes son “unos irresponsables”, no  tienen metas claras, están en alto riesgo y la de los profesores es que los alumnos “no estudian”, “no se interesan por nada”. Ya en 1970 B. C. Skiner con su determinismo pragmático, decía que “el estudiante no tiene responsabilidad alguna en su educación”, ya que él sostenía que ésta dependía exclusivamente de los condicionamientos de los que estaba rodeado, y junto a otros autores defendió la postura de los cambios externos a la persona del alumno como medio para lograr la modificación de la conducta. En cambio, los psicólogos Carl Rogers y Abraham Maslow, desde una postura más abarcativa de la persona, han defendido la personalidad de cada uno en su propia educación, ya que, como dice este último, “se halla inserta en la propia naturaleza de la persona”.

“La singularidad de la persona se manifiesta principalmente en el trabajo independiente”. Éste pensamiento de Abraham Maslov, da pie para comprender la necesidad de la fomentar el trabajo independiente del alumno, creando posibilidades de elección tanto en las formas de buscar la información como en las actividades diarias y en la evaluación de las mismas. Es necesario que el alumno se haga cargo de su propio aprendizaje, para lo cual tiene que vivir éste como propio, como un deber que tiene sentido y que le da la satisfacción de lo que Víctor García de la Hoz ha llamado: “LA OBRA BIEN HECHA”.

APERTURA
Al mismo tiempo que singular, el hombre tiene una necesidad de apertura hacia los otros. La influencia de una enseñanza que contemplaba la potencialidad del individuo, continúa hasta nuestros días manifestada en aulas en donde los bancos están separados unos de otros y en donde los trabajos se realizan individualmente. Este pensamiento olvidó que la singularidad tiene su complemento en la solidaridad, que se manifiesta en la colaboración generosa. En el mundo globalizado, que incluye la diversidad, es imperiosa la necesidad de educar para la colaboración en donde cada uno aportará con lo mejor de sí mismo para el logro de los objetivos en común. En este clima solidario, algunos alumnos ayudarán a otros, considerándose esto, un elemento muy importante para el desarrollo de la Inteligencia Interpersonal. La empatía, la percepción de los sentimientos del otro, la generosidad y la apertura de espíritu, las relaciones de amistad, de compañerismo, de liderazgo, de autoridad, la comprensión la veracidad y la confianza resumen algunas de las condiciones ineludibles para lo que Alfonso López Quintás llama “El encuentro”.
El encuentro es un acontecimiento relacional, se da en la relación mutua y activa de dos o más seres.
La categoría de relación cobra, a la luz de la teoría del encuentro, un valor decisivo en la vida humana”.  A. López Quintas.

Continuará.




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