martes, 15 de octubre de 2019


13 de octubre del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS  


CAPITULO XXXVIII

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXXVIII– 38"

Jeremías es entregado por el rey en manos de los príncipes quienes le encierran en un calabozo lleno de cieno; desde allí le saca Abdemelech por orden del rey, al cual exhorta el Profeta a que se rinda a los Cahaldéos. El rey manda a Jeremías que no le diga a nadie lo que ha hablado con él.

                                                                                                                        
Pero Saphatias hijo de Mathán, y Gedelias hijo de Phassur, y Juchal hijo de Selemias, y Phassur hijo de Melchias, habían oído las palabras que Jeremías predicaba a todo el pueblo, diciendo: Así habla el Señor: Cualquiera que se quedare en esta ciudad, morirá a cuchillo, o de hambre, o de peste; pero el que se refugiare a los Chaldéos, vivirá, y pondrá en salvo su vida. Esto dice el Señor: Sin falta será entregada esta ciudad en poder del ejército del rey de Babylonia, el cual se apoderará de ella. Entonces dijeron los príncipes al rey: Pedímoste que sea condenado a muerte ese hombre; porque él procurará de intento que desmayen los brazos de los valientes, y el esfuerzo de los guerreros que han quedado en esta ciudad, y de todo el pueblo, con aquellas palabras que dice: pues está visto que ese hombre no procura el bien, sino el mal de este pueblo. A lo que contesto el rey Sedecías: Ahí le tenéis a vuestra disposición; que no es posible que el rey os niegue cosa alguna. Cogieron pues a Jeremías, y le metieron en la cisterna de Melchias hijo de Amelech, situada en el atrio de la cárcel y por medio de sogas descolgaron a Jeremías en la cisterna, donde no había agua, sino lodo: así pues Jeremías quedo hundido en el cieno.  

Y Abdemelech, eunuco, Ethiope, que estaba en el palacio del rey, supo que habían echado a Jeremías en la cisterna. Hallábase el rey a la sazón sentado en la puerta de Benjamín. Salió pues Abdamelech de palacio, y fue a hablar al rey, diciendo: oh rey y señor mio, muy mal han obrado estos hombres en todo lo que han atentado contra el Profeta Jeremías, echándole en la cisterna para que allí muera de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad. Entonces el rey le dio orden a Abdemech, Ethiope: Llévate de aquí contigo treinta hombres, y saca de la cisterna al Profeta Jeremías antes que muera. Tomando pues consigo Abdemelech los hombres, entró en el palacio del rey en una pieza subterránea que estaba debajo de la tesorería, y cogió de allí unas ropas viejas y trozos de paños medio consumidos, y los echo a Jeremías en la cisterna a Jeremías por medio de cordeles. Y dijo el Ethiope Abdemelech a Jeremías: Pon esos trapos viejos y retazos medio consumidos debajo de tus sobacos, y sobre o alrededor de las cuerdas; hízole así Jeremías; y tiraron de él con las cuerdas, y sacáronle de la cisterna; y quedó Jeremías en el atrio de la cárcel.

Envió después el rey Sedecías a buscar al Profeta Jeremías y se le hizo traer a la tercera puerta del templo del Señor; y dijo el rey a Jeremías: Una cosa te voy a preguntar: no me ocultes nada. Y Jeremías contesto a Sedecías: Si yo te la declaro, ¿No es así que tú me quitaras la vida? Y si yo te diere un consejo, tú no me has de escuchar. Entonces el rey Sedecías juró secretamente a Jeremías, diciendo: Júrote por el Señor que ha creado en nosotros esta alma, que no te quitaré la vida, ni te entregaré en manos de esos hombres que desean tu matarte. Dijo pues Jeremías a Sedecías: Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israél: Si te sales de Jerusalem, y te pones en manos de los príncipes o generales del rey de Babylonia, salvaras tu vida, y esta ciudad no será entregada a las llamas, y te pondrás en salvo tú y tu familia. Pero si no vas a encontrar a los príncipes del rey de Babylonia, será entregada la ciudad en poder de los Chaldéos, los cuales la abrasarán y tú no escaparas de sus manos. Y dijo el rey Sedecías a Jeremías: Témote de aquellos Judíos que se han desertado a los Chaldeos: no sea que estos me entreguen en sus manos, y me insulten y maltraten. Pero Jeremías le respondió: No te abandonarán en sus manos. Ruégote que escuches las palabras del Señor, y yo te hablo, y te irá bien, y salvarás tu vida. Que si no quieres salir, he aquí lo que me ha revelado el Señor: Sábete que todas las mujeres que han quedado en el palacio del rey de Judá serán conducidas para los príncipes del rey de Babylonia: y estas mismas te dirán entonces: ¡Oh como te han engañado, y prevalecido para daño tuyo los que te lisonjeaban con la paz! Dirigieron tus pasos a un resbaladero, y te han metido en un atolladero, y en seguida te han abandonado. Y todas las mujeres y sus hijos serán llevados a los Chaldéos, y tú no escaparas de sus manos, sino que caerás prisionero del rey de Babylonia, el cual incendiará esta ciudad. Sedecías dijo entonces a Jeremías: Nadie sepa estas cosas, y de este modo tú no morirás. Y si los príncipes supieren que yo he hablado contigo, y fueren a ti, y te dijeren: Manifiéstanos lo que ha dicho el rey, y que es lo que el rey ha hablado contigo, no nos lo encubras, y no te mataremos: Les has de responder: Postrado a los pies del rey le suplique que no me hiciese conducir otra vez a la casa o cárcel de Jonathan, para morir yo allí.

En efecto vinieron luego todos los príncipes a Jeremías, y se lo preguntaron, y él les respondió palabra por palabra todo lo que le había prevenido el rey; y no le molestaron más, pues nada se había traslucido. Y Jeremías permaneció en el zaguán de la cárcel hasta el día en que fue tomada Jerusalem: porque al fin Jerusalem fue rendida.

El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                  

JJ = J2

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