martes, 9 de agosto de 2016


LA EVALUACIÓN   
I PARTE  Finalidades y alcances del Decreto 1290

“Nadie va a la escuela con el propósito de no
“aprender nada”,
ser excluido o “perder el año”; por el contrario,
se llega a ella, con diferentes ritmos y desarrollos de aprendizaje,
intereses y disposiciones…”


Uno de los temas más álgidos y menos entendido en la vida institucional es la evaluación escolar, por eso vamos a publicar una serie de artículos sobre el tema, tomados directamente de la fuente, el MEN.

Ámbitos de la evaluación de los estudiantes
L os avances en la investigación educativa, exactamente en el campo de la evaluación, han contribuido para que en la actualidad identifiquemos diversas corrientes desde las cuales es factible ade- lantar la evaluación del aprendizaje de los estudiantes. Dichas perspectivas conceptuales, orientan y determinan a su vez el ámbito, los propósitos y alcances que tienen las diferentes pruebas y valoraciones que hoy aplicamos y desarrollamos en el campo de la educación.

Estos marcos de referencia teóricos identifican y caracterizan dos espacios que permiten en distintos niveles y de diferentes maneras, describir, valorar, conocer y obtener información sobre los aprendizajes que están alcanzando o desarrollando las niñas, niños, jóvenes y adultos dentro de un sistema educativo. Tales ámbitos hacen referencia a la evaluación que se hace fuera del aula, conocida también con el nombre de evaluación externa y la que se desarrolla de manera interna denominada institucional. Dentro de la primera, encontramos las evaluaciones muéstrales o censales de corte internacional o nacional y dentro de la institucional está la evaluación que se realiza día a día en el aula.

Cada uno de los ámbitos antes enunciados, realiza evaluaciones, análisis y monitoreo sobre los aprendizajes de los estudiantes con instrumentos, métodos y objetivos específicos diferentes, pero bajo un mismo fin: dar cuenta o capturar una parte y el sentido de la realidad educativa en cuanto a los procesos de enseñanza y aprendizaje.

De esta manera, tales evaluaciones no deben ser consideradas como incompatibles, sino por el contrario, deben ser entendidas como miradas y estrategias complementarias, que tienen como único propósito el de arrojar información sobre una realidad que es muy compleja y difícil de capturar en todas sus dimensiones.

Así, la participación de los estudiantes en evaluaciones externas internacionales permite compararnos e identificar qué tan cerca o distante estamos de los estándares internacionales, del conocimiento que el mundo científico, tecnológico y social actual, ha catalogado como adecuado, pertinente y conveniente para los ciudadanos de hoy, que no sólo necesitan moverse en dicho entorno, sino y especialmente, porque los  estudiantes del presente serán los hombres y mujeres que dirigirán los destinos de  Colombia durante el naciente siglo XXI. Igualmente, tales pruebas posibilitan la reflexión sobre aspectos societales relacionados con la educación; por ejemplo, nos permiten identificar algunas diferencias entre los distintos sistemas educativos que participan en ellas, ciertas prácticas pedagógicas que se suceden en el aula o las apuestas que determinadas comunidades o sociedades realizan cuando enfatizan y priorizan ciertas áreas del conocimiento dentro de su sistema educativo.

Las evaluaciones externas en general, tienen la función de ser un termómetro para procesos macros en el campo de la educación, toda vez que a ellas escapan muchos elementos y detalles del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero recogen otros que facilitan la comparación y la correlación. Por ello, deben ser valoradas y entendidas como lo que son: miradas complementarias que reflejan o dan cuenta de parte o de algunos aspectos de la actividad y realidad escolar, al ofrecer evidencias de ciertos aprendizajes y destrezas cognitivas.

La evaluación que se realiza de los educandos en el aula debe concentrarse en los sucesos del día a día, en observar y buscar información para establecer cómo están aprendiendo los estudiantes; qué necesitan aprender; dónde es necesario aclarar, reforzar o consolidar conceptos y  procesos, entre otros, para contribuir a formarlos como seres competentes. Este tipo de evaluación tiene una naturaleza formativa tanto para docentes como para estudiantes y su propósito fundamental es brindar información para que los maestros vuelvan a mirar sus procesos de enseñanza y los educandos enfaticen y consoliden sus procesos de aprendizaje.

El Decreto 1290, expedido el 16 de abril de 2009, reglamenta la evaluación del aprendizaje y promoción de los estudiantes en los niveles de educación básica y media que deben realizar los establecimientos educativos; es decir, que se refiere básicamente a la evaluación que se  desarrolla en el aula. En ese sentido, las orientaciones conceptuales y  pedagógicas consignadas en los párrafos subsiguientes están dirigidas y concentradas en este ámbito de la evaluación.

CASO 1:
El profesor de sociales, preocupado por el bajo resultado obtenido de  los estudiantes de la institución en las pruebas externas en esta área, decide orientar todas las actividades académicas alrededor de los objetivos, temas, estructura y técnicas para resolver este.

A los estudiantes de 9 grado, esta práctica les resultó aburrida, pues la clase misma parecía tener un único sentido: prepararlos para las pruebas externas.

Para solucionar este problema, los estudiantes decidieron dialogar con el docente quien argumentó que la solicitud tenía su origen en una exigencia muy fuerte que había realizado el rector al inicio del año, y que además, personalmente consideraba que la estrategia evaluativa era válida, debido a que encontraba que los estudiantes estaban aprendiendo adecuadamente.
Ante la negativa del docente, solicitaron una cita con el coordinador del área de sociales, quien escuchó sus inquietudes y prometió llevar el caso al consejo académico. El día de la reunión del consejo, se presentó el caso, y se originó una discusión en la que algunos docentes defendían las acciones del profesor de sociales, y otros encontraban que lo que estaba haciendo era exagerado.
El rector reafirmó que al inicio del año escolar, una de sus preocupaciones era los resultados en las pruebas externas, sin embargo recordó que el objetivo principal del proceso formativo es que los niños desarrollen competencias, no entrenarlos para un examen específico, que un verdadero y sólido aprendizaje permite abordar con éxito cualquier prueba bien sea interna o externa. Así mismo señaló que:

1.- La evaluación externa sirve para monitorear el proceso educativo que tiene el país, establece los niveles de desempeño en que se encuentran los estudiantes de acuerdo con los Estándares Básicos de Competencias.

2.- La evaluación externa sirve para identificar los aspectos que se requieren priorizar y trabajar con los estudiantes en las diferentes áreas.

La evaluación en el aula es un elemento fundamental del proceso enseñanza-aprendizaje, porque exige la implementación de distintas actividades creativas para obtener información sobre los aprendizajes de los estudiantes.

3.- La evaluación externa y la evaluación de aula son complementarias y cada una aporta información valiosa que permite fortalecer el proceso formativo de los estudiantes.

4.- En el trabajo de aula, nunca puede perderse de vista que la pedagogía es ante todo una interacción entre sujetos, mediados por la cultura y el conocimiento, donde se construyen mundos posibles.
 La evaluación de aula es una oportunidad para el despliegue de la imaginación creadora, encaminada a valorar e informar sobre los aprendizajes de los estudiantes.

5.- En una reunión general de profesores se debatirá cómo hacer un uso pedagógico de la implementación sobre la información que brindan los resultados de las pruebas externas, en el marco de los fines de la educación y el PEI.

6.- En todas las áreas, los docentes deberán capacitarse sobre el sentido, estrategias creativas de evaluación, y posibilidades de implementarlas de acuerdo con cada disciplina y el enfoque educativo de la institución.

2. La evaluación en el aula
Antes de profundizar sobre los conceptos y finalidades que enmarcan y direccionan la evaluación de los estudiantes en el aula, es conveniente reflexionar sobre los objetivos que deben tener y mover a un docente, una institución educativa y al sistema educativo en general, en el ejercicio de su profesión, su quehacer o su misión.  

La meta fundamental que debe regir a todo maestro o maestra, institución o sistema educativo, es la de procurar de manera absoluta que todos sus estudiantes alcancen de manera exitosa los fines propuestos o establecidos dentro de un determinado proceso y período educativo.

Pensar que existen niñas, niños, jóvenes o adultos con los cuales es imposible realizar alguna actividad formativa, incluyendo los aprendizajes escolares, es negar la naturaleza y esencia del ser humano.

La Historia, ha mostrado que el motor fundamental para la sobrevivencia de nuestra especie ha sido la pregunta, la búsqueda de respuestas sobre el entorno social y natural, la relación o correlación de sucesos, entre otros, para así, a través del ensayo, el error y la resignificación de este último –léase aprendizaje–, generar nuevos conocimientos, que contribuyan a vencer la adversidad y los obstáculos que a diario surgen en su mundo físico y cultural resolviendo así, las problemáticas sociales o las dificultades con sus semejantes, que son importantes de solucionar.

Es importante tener en cuenta que todas las personas que ingresan o llegan a las aulas, aprenden, se forman y desempeñan en miles de actividades que exigen procesos complejos cognitivos, valorativos, actitudinales o comportamentales, que demuestran de manera contundente  las capacidades que ellas tienen para aprender y desempeñarse bien en y sobre lo que aprenden, así lo hagan con ritmos distintos. En ese sentido, es inadmisible pensar, que los estudiantes de hoy no aprenden porque son malos, les falta capacidades y no les interesa estudiar o aprender. A renglón seguido, habría que preguntarse por el método que se utiliza para que ellos aprendan; por qué unos sujetos que aprenden infinidad de cosas cuando salen del aula de clase, no lo hacen o logran dentro de  ella; qué tan pertinente es el saber, los temas y conceptos que circulan  en el aula. Si un sujeto demuestra amplias habilidades para aprender en  espacios distintos de los que ofrecen los muros educativos, habrá que preguntarse entonces no por la falta de condiciones del sujeto, sino por los ambientes y estrategias de aprendizaje que se procuran en el espacio de la institución escolar.

Así entonces, es responsabilidad de los maestros, como profesionales expertos en pedagogía y didáctica, procurar, utilizar, desarrollar y crear si es el caso, todos los ambientes, estrategias y métodos posibles para lograr que sus estudiantes se acerquen, comprendan y den vida a su propuesta de formación; en otras palabras, que la totalidad de los educandos aprendan lo que la institución, la sociedad y el desarrollo del conocimiento han definido como pertinente y necesario en el mundo actual.

Al respecto es importante mencionar lo que dice Juan Manuel Álvarez
Méndez, quien es un experto en el tema: Consciente de que el fracaso escolar está ahí, el profesor que actúa cabal y razonablemente a favor de quien aprende, trabaja con el ánimo de superar. En ese sentido no acepta [el fracaso escolar] como algo inevitable debido a causas que obedecieran únicamente y de modo determinante a las capacidades naturales de los sujetos, cuestión de dones innatos, sin tener en cuenta otros factores, sin descartar los didácticos y los institucionales […]. El reto que cada profesor tiene es no dejar a nadie fuera… (2001, p .13).

Hay que recordar entonces, que es obligación de todo establecimiento educativo velar por el cumplimiento de tales propósitos, garantizando los elementos, procedimientos, mecanismos y actividades que  sean necesarios para que los estudiantes aprendan y no sean excluidos del proceso educativo… del saber. Debe ser claro que nadie va a la escuela con el propósito de no “aprender nada”, ser  excluido o “perder el año”; por el contrario, se llega a ella, con diferentes ritmos y desarrollos de aprendizaje, intereses y disposiciones, los cuales deben ser capturados, canalizados y enfocados, por los maestros y los establecimientos educativos, para conducirlos a su objetivo principal: lograr que todos  aprendan; que todos sean competentes en el mundo actual y en la  sociedad en que se desempeñan. Especialmente, si entendemos como educación el acceso a la cultura y a la ciencia, consideradas éstas como bienes construidos históricamente y a las cuales todo sujeto social tiene derecho.
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La evaluación en los niveles de  enseñanza básica y media, debe tener única y exclusivamente propósitos formativos, es decir, de aprendizaje para todos los sujetos que intervienen en ella.



1 comentario:

  1. Esta frase me deja mucho que pensar "que la totalidad de los educandos aprendan lo que la institución, la sociedad y el desarrollo del conocimiento han definido como pertinente y necesario en el mundo actual" Evidencia de la idea instruccionista que se tiene de la educación. Es contradictorio pensar que en un mundo donde la evaluación es empleada con fines de selección, deba asumirse de forma diferente en la escuela. Y mas, cuando debemos enseñar por competencias, obligando a nuestros estudiantes a competir los unos con los otros, a pesar de promulgar "el trabajo cooperativo"

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