sábado, 20 de agosto de 2016

LA EVALUACIÓN   
I I I    PARTE  Finalidades y alcances del Decreto 1290

2. 2 Propósitos de la evaluación en el Decreto 1290


Los propósitos expuestos en el Decreto 1290 coinciden plenamente con la conceptualización expuesta anteriormente. Por ello, en él se explicita claramente en el artículo tercero que la evaluación del aprendizaje de los estudiantes debe: identificar las características personales, intereses, ritmos de desarrollo y estilos de aprendizaje para valorar sus avances; proporcionar información básica para consolidar o reorientar los procesos educativos relacionados con el desarrollo integral del estudiante; suministrar información que permita implementar estrategias pedagógicas para apoyar a los que presenten debilidades o desempeños superiores en su proceso formativo; aportar información para el ajuste e implementación del plan de mejoramiento institucional; y por supuesto, determinar la promoción al grado siguiente.

La evaluación formativa permite que los estudiantes pongan en práctica sus conocimientos, defiendan sus ideas, expongan sus razones, saberes, dudas, ignorancias e inseguridades con la intención de superarlas. El Decreto 1290 está enmarcado en las concepciones más modernas de la evaluación y sustentado en una copiosa literatura publicada por expertos como resultado de sus investigaciones educativas.


El Decreto 1290 está enmarcado en las concepciones más modernas de la evaluación y sustentado en una copiosa literatura publicada por expertos como resultado de sus investigaciones educativas. Al expedir la mencionada reglamentación el Gobierno Nacional ratifica su confianza plena en los educadores y educadoras del país y está seguro que a partir de un trabajo juicioso y reflexivo como lo amerita el tema, ellos imple-mentarán estrategias novedosas en el campo de la evaluación.

La actual norma es una clara invitación a los colectivos de maestros y a las instituciones educativas de la nación, para que de manera unida y mancomunada con todos los demás actores de la comunidad educativa trabajen por lograr y consolidar mejores prácticas educativas, ambientes de aprendizaje y de evaluación, para apoyar los aprendizajes de los estudiantes colombianos.


CASO 2

En una de las primeras reuniones para la construcción del sistema institucional de evaluación, dos docentes expresaron posiciones conceptuales diferentes a la manera como debería entenderse la evaluación en el decreto 1290, en los siguientes términos:

Profesor A:

El decreto 1290 hacía falta, pues ahora si tenemos la oportunidad de construir un sistema de evaluación que nos permita ser exigentes. Ahora si se acabó la vagancia y la pereza. Ahora si vamos a saber quién es quién. Si organizamos bien la propuesta podremos determinar la promoción con una escala numérica alta y quien repruebe dos asignaturas pierde el año.

Profesora B

No estoy de acuerdo con que iniciemos por precisar los criterios de promoción de los estudiantes, especialmente si pensamos que esa es la forma de mejorar la calidad de la educación. Recordemos que la evaluación es una actividad ligada a todo el proceso educativo, y en ese sentido, es necesario pensar en los fines de la educación y el enfoque pedagógico que nos orienta. Solamente evaluando, no creo que cambiemos gran cosa o la calidad de la educación del país.

Profesor A

Soy un profesor responsable, todos los estudiantes reconocen que conmigo aprenden, preparo evaluaciones exigentes y mi labor va hasta el momento en que las aplico. De allí en adelante, el trabajo es de ellos. Cuando los estudiantes tienen malos resultados, les demuestro que es por falta de estudio, porque no tienen buenas bases o son vagos. Es más, me atrevería a decir que el secreto no está tanto en saber enseñar sino en ser exigentes en la evaluación. Muchas veces me sorprendo al observar que algunos colegas se complican con este tema.
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Profesora B

Afirmar que tienen malas bases es reconocer que no estamos haciendo bien las cosas pues nuestros estudiantes vienen siendo formados por nosotros mismos, por tanto debemos asumir nuestra responsabilidad. Tampoco es seguro que sólo se trata de exigir para obtener buenos resultados, pues existe la posibilidad que no entiendan nuestras explicaciones o nuestras formas de evaluar; tampoco debemos desconocer que tienen ritmos de aprendizaje, motivaciones e intereses distintos.

Profesor A

Llevo varios años ejerciendo la profesión y he asistido a numerosos discursos educativos y cambios en la legislación y lo único que hacen es fomentar más la mediocridad. Es posible que estemos haciendo las cosas mal, pero cada quien debe asumir la responsabilidad que le compete. En mi caso, preparo bien las clases y la forma como evalúo trae como consecuencia que adquieran disciplina y tenacidad para trabajar.

Profesora B

Estas razones me parecen insuficientes; es importante pensar cuales son las necesidades de formación que tiene un estudiante de hoy, porque sin darnos cuenta es posible que pasen los años y no nos actualicemos. Enseñar no es transmitir conocimientos y evaluar no es controlar. Trabajar hoy por competencias exige ser creativos en la construcción de situaciones hipotéticas o reales en contextos diversos, para que los estudiantes resuelvan problemas y movilicen conocimientos.

Profesor A

Insisto que debemos ser prácticos, en el sistema institucional de evaluación lo más importante es definir la escala de valoración y los criterios de promoción.


La rectora decidió intervenir en la discusión y solicitó a los demás docentes participar en ella analizando la realidad escolar a la luz de la Ley, el PEI y los avances en pedagogía y didáctica para construir el sistema. La enseñanza y la evaluación deben ser retadoras, provocadoras de conocimientos y no elementos de exclusión. Los estudiantes van a los establecimientos educativos a aprender, no a perder el año; por lo tanto los profesores deben tener ese compromiso.

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