domingo, 24 de noviembre de 2013

EL DESARROLLO Y TRASTORNOS DE LA ETAPA ESCOLAR “Desarrollo y Trastornos de la etapa escolar” Parte X

17 de  NOVIEMBRE  DE 2013
EL
 DESARROLLO Y TRASTORNOS DE LA ETAPA ESCOLAR
 “Desarrollo y Trastornos de la etapa escolar”
Parte X
3.2.4. Trastornos del Desarrollo Cognitivo: Los más destacados son: Trastorno Bipolar, Trastorno de Tensión Postraumático, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastorno de Desafío y Oposición, Trastorno de Pánico, Depresión y Estrés.
3.2.4.1. Trastorno Bipolar: Los adolescentes con un Desorden Bipolar pueden sufrir cambios de humor continuos que fluctúan entre extremadamente altos (maníacos) y bajos (deprimidos). Los altos pueden alternar con los bajos, o la persona puede sentir los dos extremos al mismo tiempo.
El Desorden Bipolar usualmente comienza en la vida adulta. Aunque es menos común, puede ocurrir en la adolescencia y raras veces en la niñez. Esta enfermedad puede afectar a cualquiera. Sin embargo, si uno o ambos padres tienen un Desorden Bipolar, hay mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el desorden. La historia familiar de abuso de drogas o de alcohol puede también estar asociada con el Desorden Bipolar en los adolescentes.
El Desorden Bipolar puede comenzar con síntomas maníacos o con síntomas depresivos.
Los síntomas maníacos incluyen: Cambios de humor severos en comparación a otros jóvenes de la misma edad y ambiente - o sentirse demasiado contento, o reírse mucho, o estar demasiado irritable, enfadado, agitado o agresivo. Altas poco realistas en la autoestima - por ejemplo, el adolescente que se siente todopoderoso o como un súper héroe con poderes especiales. Aumento de energía desmedida y la habilidad de poder seguir durante días sin dormir y sin sentirse cansado. Hablar excesivamente - el adolescente no deja de hablar, habla muy rápido, cambia de tema constantemente y no permite que lo interrumpan. Distracción - la atención del adolescente pasa de una cosa a otra constantemente. Comportamiento arriesgado repetitivo, tal como el abuso del alcohol y las drogas, el guiar temerario y descuidado o la promiscuidad sexual.
3.2.4.2. Trastorno de Tensión Postraumático: Todos los niños y adolescentes tienen experiencias de eventos que producen estrés, los cuales pueden afectarlos tanto emocionalmente como físicamente. Sus reacciones al estrés son usualmente breves y ellos se recuperan sin problemas adicionales. Un niño o adolescente que pasa por un evento catastrófico puede desarrollar dificultades continuas conocidas como trastorno de tensión postraumático (TTPT). El evento de estrés o traumático envuelve una situación en donde la vida de alguien ha sido amenazada o una herida severa ha ocurrido [Ej. ellos pueden ser la víctima o ser testigos del abuso físico, el abuso sexual, la violencia en el hogar o en la comunidad, accidentes de automóvil, desastres naturales (tales como inundaciones, fuego, terremotos) o haber sido diagnosticados con una enfermedad que amenace su vida]. El riesgo de que un niño desarrolle TTPT está relacionado con la seriedad del trauma, si el trauma se repite, la proximidad del niño al trauma, y su relación con la víctima(s).
Seguido al trauma, los niños pueden inicialmente mostrar un comportamiento agitado o confuso. Ellos pueden también mostrar un miedo intenso, desamparo, coraje, tristeza, horror o negación. Los niños que experimentan traumas repetidamente pueden desarrollar una clase de entumecimiento emocional para amortiguar o bloquear el dolor y el trauma. A esto se le llama desasociación. Los niños con TTPT eluden las situaciones y los sitios que les recuerdan el trauma. Ellos pueden también volverse menos sensibles emocionalmente, deprimidos, retraídos y más indiferentes a sus sentimientos.
Un niño con TTPT puede también re-experimentar el evento traumático al: Tener memorias frecuentes del evento o, en niños pequeños, juegos en los cuales parte o todo el trauma se repite una y otra vez, tener sueños aterradores y que lo asustan, actuar o sentir como si la experiencia sucediese de nuevo, desarrollar síntomas físicos o emocionales que se repiten cuando al niño se le recuerda sobre el evento. Los niños con TTPT pueden también mostrar los siguientes síntomas:
Preocupación sobre la muerte a una temprana edad, pérdida de interés en actividades tener síntomas físicos tales como dolores de cabeza o dolores de estómago, mostrar más reacciones emocionales inesperadas y extremas, tener problemas para dormirse o mantenerse dormidos
Los síntomas del TTPT pueden durar desde varios meses hasta muchos años. La mejor medida a tomar es la prevención del trauma. Una vez que ha ocurrido el trauma, sin embargo, es esencial la intervención oportuna. El apoyo de los padres, la escuela y los pares es importante. Hay que poner énfasis en establecer un sentido de seguridad. La psicoterapia (individual, en grupo o en familia) que permite al niño hablar, dibujar, jugar, o escribir sobre el evento es de gran ayuda. Las técnicas de modificación del comportamiento y la terapia cognoscitiva pueden ayudar a reducir los miedos y las preocupaciones. Los medicamentos pueden también ser de ayuda para tratar la agitación, la ansiedad o la depresión.
3.2.4.3. Trastorno Obsesivo Compulsivo: El desorden obsesivo-compulsivo (OCD - Obsessive-Compulsive Disorder) usualmente comienza en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y puede ocurrir en 1 de cada 200 niños y adolescentes. El OCD se caracteriza por obsesiones y/o compulsiones recurrentes que son lo suficientemente intensas para causar malestares severos. Las obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes no deseadas que causan marcada angustia o ansiedad. Frecuentemente, éstas son irracionales e irreales. No son simplemente preocupaciones exageradas acerca de problemas de la vida real. Las compulsiones son el comportamiento repetitivo o ritual (como lavarse las manos, acumular cosas, poner las cosas en un orden determinado, comprobar algo repetidamente) o actos mentales (como contar, repetir palabras en silencio, evitar acciones o cosas). Con OCD, las obsesiones o compulsiones causan una ansiedad significativa o angustia, e interfieren con la rutina normal del niño, su funcionamiento escolar, sus actividades sociales o sus relaciones.
Los pensamientos obsesivos varían con la edad del niño y pueden cambiar a través del tiempo. Un niño pequeño con OCD puede temer que le hagan daño a él o a un miembro de su familia, por ejemplo, que un intruso entre por una ventana o puerta abierta. La compulsión llevará al niño a seguir comprobando que las puertas y ventanas de la casa están cerradas aun después de que sus padres se acuesten, tratando así de aliviar su ansiedad. Al niño le dará miedo de haber dejado una puerta o ventana abierta sin darse cuenta mientras comprobaba si estaba cerrada y luego compulsivamente tendrá que comprobar otra vez si está o no abierta.
Un niño de edad escolar o adolescente con OCD puede tenerle miedo a enfermarse con gérmenes, al SIDA o a comida contaminada. Para poder sobrellevar estas ideas, el niño puede desarrollar "rituales" (comportamiento o actividad que se repite).
3.2.4.4. Trastorno de Desafío y Oposición: Todos los niños demuestran oposición de vez en cuando, particularmente cuando están cansados, hambrientos, con estrés o alterados. Ellos pueden argumentar, contestar, desobedecer y desafiar a los padres, maestros y otros adultos. El comportamiento de oposición es a menudo una parte normal del desarrollo de los niños de dos o tres años y cuando llegan a la adolescencia. Sin embargo, el comportamiento de falta de cooperación y hostilidad se convierte en un asunto serio cuando es tan frecuente y consistente que sobresale al ser comparado con el de otros niños de la misma edad y nivel de desarrollo y cuando afecta la vida social, familiar y académica del niño.
En los niños con un trastorno de desafío y oposición, hay un patrón de falta de cooperación, desafío y comportamiento hostil en curso hacia la figuras de autoridad que interfiere seriamente con el funcionamiento diario del niño. Los síntomas del TDO pueden incluir: Rabietas frecuentes, discutir excesivamente con los adultos, desafío activo y negación a cumplir con lo que los adultos le piden que haga y a las reglas, intentos deliberados de molestar y fastidiar a la gente, culpar a otros por sus propios errores y mal comportamiento, a menudo ponerse quisquilloso o enfadarse fácilmente con otros, irritación frecuente y resentimiento, usar palabras hirientes y odiosas cuando está alterado, buscar vengarse.
Los síntomas se pueden usualmente ver en múltiples situaciones, pero pueden ser evidentes en el hogar o en la escuela. De un cinco a un quince por ciento de todos los niños de edad escolar tienen TDO. Las causas del TDO se desconocen, pero muchos padres informan que su niño con TDO era más rígido y demandante que sus hermanos desde su temprana edad. Factores biológicos y del ambiente pueden jugar un papel.
A un niño que presenta los síntomas del TDO debe de hacérsele una evaluación comprensiva. Es importante buscar otros desórdenes que puedan estar presentes, tales como: el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), problemas con el aprendizaje, desórdenes del humor (depresión, desorden bipolar) y desórdenes de ansiedad. Puede que sea difícil mejorar los síntomas del TDO sin tratar el trastorno Los coexistente. Algunos niños pueden llegar a desarrollar lo que se conoce como trastorno de la conducta.
3.2.4.5. Trastorno de Pánico: El desorden del pánico es un desorden común y tratable. Los niños y adolescentes con el desorden del pánico sufren períodos inesperados y repetidos de intenso terror, o incomodidad, acompañados de otros síntomas tales como palpitaciones rápidas y falta de aliento. Estos períodos se llaman "ataques de pánico" y duran desde algunos minutos hasta varias horas. Los ataques de pánico se presentan sin dar aviso. Los síntomas de un ataque de pánico incluyen: Terror intenso (un presentimiento de que algo terrible va a ocurrir), palpitaciones rápidas del corazón o taquicardia, mareos o vértigos, falta de aliento o el sentirse sofocado, temblores o sacudidas, una sensación de irrealidad, miedo de morir, de perder el control o de volverse loco.
El desorden del pánico comienza frecuentemente durante la adolescencia, aunque puede comenzar durante la niñez y a veces es común en las familias.
Si no se diagnostica y se trata, el desorden del pánico y sus complicaciones pueden ser devastadores. Los ataques de pánico pueden interferir con las relaciones sociales, el trabajo escolar y el desarrollo normal del niño o del adolescente. Los niños y adolescentes que padecen del desorden del pánico pueden comenzar a sentirse ansiosos la mayor parte del tiempo, aun cuando no están teniendo un ataque de pánico. Algunos comienzan a evitar situaciones que ellos temen le puedan producir un ataque de pánico, o situaciones donde puede que no haya ayuda disponible. Por ejemplo, un niño puede negarse a ir a la escuela o a separarse de sus padres. En los casos más severos, el niño o el adolescente pueden temer salir de la casa. Este patrón de evitar ciertos lugares o situaciones, se llama "agorafobia". Algunos niños y adolescentes con desorden del pánico pueden desarrollar una depresión mayor y pueden correr el riesgo de un comportamiento suicida. Al tratar de reducir la ansiedad, algunos adolescentes con desorden del pánico usarán el alcohol o las drogas.
El desorden del pánico en los niños es muy difícil de diagnosticar. Ello puede ocasionar muchas visitas a médicos y muchas pruebas médicas que son caras y potencialmente dolorosas. Una vez ha sido propiamente evaluado y diagnosticado, el desorden del pánico usualmente responde bien al tratamiento. Los niños y adolescentes que presentan síntomas de ataques de pánico deben de ser evaluados primero por su médico de familia o pediatra. Si no se encuentra una enfermedad o condición física que cause los síntomas, se debe llevar al niño a un siquiatra de niños y adolescentes para que le haga una evaluación comprensiva.
Continuaremos la próxima semana.

                             JJ = J2

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