viernes, 22 de mayo de 2015

EL LUTO Y EL DOLOR DE LA TRAGEDIA  EN SALGAR CADA DÍA SE VUELVE MÁS DESGARRADOR.

Casi una semana esperó Rosadela  para abrazar los féretros de su hijo y de otros seis familiares que fueron arrastrados por la avalancha de Salgar. Lo hizo cuando finalizó la misa de despedida de 33 de los 94 muertos que hasta hoy viernes deja el desastre natural, ocurrido el pasado lunes, cuando la quebrada la Liboriana a eso de  las 12 y 45 de la mañana se represo, se desbordo y arrasó con la vereda de las  Margaritas y todas las casas construidas a la orilla del rio en las inmediaciones del municipio de Salgar Antioquia.

Ella, como pudo, caminó entre la multitud para buscar a sus muertos, a los que acababan de traer de Medellín. Caminó hacia el frente de la iglesia y desde lejos contempló los ataúdes.

Rosadela estaba al frente de su hijo Jacob Rodríguez, de 19 años; supo que era él porque los cajones estaban marcados con cada nombre, pero la separaba de él una cinta amarilla, por lo que no pudo tocarlo.
Al iniciarse la ceremonia rompió en llanto y se arrodilló para llorar a los suyos. Entre ellos, una hermana, su suegra y cuñados.
Durante la eucaristía, presidida por monseñor Noel Antonio Buitrago, obispo de la diócesis de Jericó, y por el párroco de Salgar, Rubén Darío López, los allegados de las víctimas se daban abrazos y oraban.
Historias increíbles de tragedia, de dolor  y de verdaderos milagros aparecen todos los días en los que algunos sobrevivientes cuentan como la avalancha después de arrastrarlos, de estrujarlos  entre el barro  y el torrente de piedras  y lodo, sobrevivieron.
El día de la tragedia,  ellos acababan de salir de la vivienda, que fue borrada por la quebrada Liboriana. “Escuché un sonido muy fuerte. Miré hacia atrás y solo vi lodo y escombros, salí de Las Peñitas corriendo hacia el sector del Mango a buscar a mi hijo mayor, a mi suegra y cuñados, pero me dijeron que el barrio desapareció, que estaban muertos”, recordó.

Hoy el dolor, la tristeza y el desconsuelo por la pérdida de sus seres queridos, de sus cosechas y de sus casas se sienten a flor de piel y hacen brotar las lágrimas cada vez que alguien se les acerca a preguntarles sobre sus seres queridos, sobres la tragedia o como lograron salvarse.


Desde este humilde COLEGIO I.E.R.D. CACICAZGO ubicado en la vereda de Cacicazgo del Municipio de Suesca, Cundinamarca,   provincia de Almeidas en lo alto de la cordillera oriental y muy cerca de las orillas del rió Funza o Bogotá, el cual en varias ocasiones ha sacado sus garras, mostrando su poderío, inundado nuestra vereda y  dejando incomunicado al pueblo de Suesca, Queremos expresarles nuestras más sinceras condolencia, nuestro dolor y nuestras lagrimas solidarias y ofrecemos a  Dios nuestro señor nuestras  mejores oraciones por su recuperación moral, material y espiritual.    “Y oramos para que Dios nos libre de una tragedia similar”.

JAIME JULIAN ANGULO PAREDES
Rector.

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