lunes, 17 de enero de 2022

 

Con temor y entusiasmo, Cundinamarca se prepara para el retorno a las clases

En una semana los estudiantes empezarán el regreso pleno a la presencialidad escolar. El nuevo año trae consigo viejos y nuevos debates sobre el estado de los colegios públicos y la educación en el departamento.
Fernan Fortich

Fernan Fortich

Periodista sección Bogotá
El 21 de enero el Gobierno Nacional emitirá los nuevos protocolos para el retorno a las aulas.  / Gustavo Torrijos
El 21 de enero el Gobierno Nacional emitirá los nuevos protocolos para el retorno a las aulas. / Gustavo Torrijos
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

El próximo 24 de enero, más de 200.000 estudiantes de Cundinamarca regresarán a la presencialidad, luego de más de dos años de educación virtual y nuevas alternativas de aprendizaje. De esta manera, instituciones, docentes, padres de familia y estudiantes se preparan para el regreso a una nueva normalidad en las aulas.

El retorno de las 2.471 sedes de instituciones educativas del departamento coincidiría con la llegada del cuarto pico de la pandemia, como lo tiene previsto el sector de la salud; por lo tanto, se pondrá a prueba la implementación de los protocolos de bioseguridad y la reacción ante los posibles contagios en las primeras semanas del regreso a las aulas.

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Previsto eso, este ha sido un regreso polémico. Varias asociaciones de docentes han alertado sobre la falta de condiciones básicas de bioseguridad en varias instituciones educativas, en donde el precario suministro de agua, por ejemplo, impide las prácticas mínimas de autocuidado.

Sin embargo, el Gobierno Nacional ha mantenido su posición sobre el retorno pleno a la presencialidad, y el próximo 21 de enero, el viernes antes del inicio de clase, el Ministerio de Salud emitirá un decreto sobre nuevos protocolos de seguridad del sector educativo, para asegurar el regreso escolar.

“En Cundinamarca tenemos un avance importante, pese a que sabemos que tenemos que profundizar realmente en varias zonas del departamento”, detalló Marcela Sáenz, secretaria de Educación de Cundinamarca.

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De esta manera, a pesar del temor por brotes de contagio, el regreso se mantiene firme, lo que pone en la mira el estado actual de los colegios de Cundinamarca, y los retos y posibilidades que enfrentan estudiantes, profesores, padres de familia y demás actores de la escolaridad, que llegan con expectativas y preocupaciones por el regreso a clases.

La infraestructura del retorno

Durante este nuevo período escolar, en Cundinamarca se inaugurarán cuatro colegios para aumentar la oferta en el departamento. Además, en Funza, en el centro del departamento, el 24 enero abrirán un megacolegio para cerca de 10.000 estudiantes de un colegio oficial. Aun así, a pesar de que se está haciendo un gran esfuerzo en Cundinamarca, aún quedan varias brechas en términos de planta física, restaurantes escolares, escenarios deportivos, bibliotecas, laboratorios, conectividad, equipos tecnológicos y hasta servicio públicos para garantizar y mejorar el acceso a la educación.

En la zona rural de Cucunubá, al norte de la región, Sandra Morales, directora del colegio Lagunas, asegura que no hay un servicio constante de agua y electricidad, por lo que han pasado varios días sin los servicios. “Nuestra calidad de los servicios públicos es muy precaria, por lo que pueden pasar dos o tres días en que no tenemos agua, lo que impide que tengamos las medidas para cumplir, por ejemplo, con el lavado constante de manos”, expresó Morales.

En ese sentido, asociaciones de docentes del departamento señalan que las instalaciones de algunos colegios se han quedado pequeñas para el número de estudiantes que asisten, lo que podría generar focos de contagio. “Sí, vamos a la presencialidad, pero hagámoslo de manera responsable, de manera segura, donde se puedan verificar las condiciones de cada una de la instituciones para determinar si se puede manejar el 100 % del aforo”, indicó Jahir Bahamón, directivo de la Asociación de Educadores de Cundinamarca (ADEC).

Enfrentar la pérdida de aprendizaje y la deserción escolar

Una de las consecuencias más preocupantes de la crisis de la pandemia es el rezago académico de los estudiantes, que aprendieron a través de pantallas o no aprendieron del todo. El bajón académico en el departamento es evidente, en particular en asignaturas como matemáticas y comprensión lectora, cuya calidad ha disminuido. Sin embargo, los docentes también han notado cambios en el comportamiento social y estado de ánimo de los estudiantes.

“Teníamos estudiantes que eran brillantes, y que por temas sociales o problemas en la casa durante la pandemia ya no se muestran interesados ni son tan brillantes”, aseguró Cristina Orozco, maestra y líder sindical de Cundinamarca.

La importancia de mantener a los jóvenes en el colegio, además de brindarles un proyecto educativo, también los aleja de situaciones como el trabajo infantil o ser maltratados en su hogar, y que se interrumpa su proceso formativo.

“Si algo nos enseñó la pandemia es que el colegio es un entorno protector, que además de ser un entorno educativo, los protege de los riesgos que son inminentes para los niños, como el trabajo infantil, maltrato y problemas de salud mental”, agregó la secretaria de Educación.

El optimismo del regreso a clase

A pesar de las dificultades de regresar, en docentes, estudiantes y personal administrativo existe la alegría de volver a la normalidad escolar, hecho que aspira a ser el primer paso para la reconstrucción de la comunidad educativa, lo que permitirá también el restablecimiento de las dinámicas estudiante-maestro, que se habían perdido.

Para Javier Castro, rector del Colegio El Romeral, en Sibaté, que ha luchado por años contra la deserción escolar, el retorno a las aulas es una oportunidad para animar a los jóvenes en el proceso educativo y el crecimiento de la comunidad.

“Los recursos siempre serán limitados, pues nosotros como entidad pública, ya estamos acostumbrados a trabajar con precariedad de recursos, pero tenemos el optimismo de que es importante el regreso”, aseguró el rector.


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