miércoles, 19 de agosto de 2020

 

MARCO AURELIO ANTONINO AUGUSTO,  APODADO EL SABIO: Uno de los hombres más ilustre de la historia de la humanidad nos enseña, nos ilustra y nos pone a reflexionar con estas palabras que siempre tendrán vigencia en nuestro camino al mejoramiento personal, espiritual y humanístico.  

Una de las máximas figuras del estoicismo fue el mismísimo emperador Marco Aurelio, autor de Meditaciones, un breve tratado destinado a cumplir un fin muy concreto: enseñarnos a vivir bien.

«Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa».
Meditaciones, 
Marco Aurelio


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