domingo, 8 de septiembre de 2019


8 de Septiembre del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS  


CAPITULO XXXIV

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXXIV– 34"

El Señor entregará al rey Sedecías y a Jerusalem en poder del rey de Babylonia. Reprende a los Judíos por no haber cumplido la promesa de dar libertad a los esclavos hebreos.   

                                                                                                                        
Palabras dichas por el Señor a Jeremías, cuando Nabuchoconosor rey de Babylonia, y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra y pueblos que estaban bajo su dominio, hacían guerra contra Jerusalem y contra todas sus ciudades. Esto dice el Señor, el Dios de Israel: Ve y habla a Sedecías rey de Judá, y le dirás: estas cosas dice el Señor: Mira que yo entregaré esta ciudad en poder del rey de Babylonia, el cual la abrasará. Y tú no escaparas de sus manos, sino que infaliblemente serás cogido y entregado en ellas, y tus ojos verán los ojos del rey de Babylonia, y hablarás con él cara a cara, y entrarás en Babylonia. Esto no obstante, escucha lo que dice el Señor: Tú no morirás a cuchillo, sino que morirás de muerte natural; y al modo que fueron quemados los restos de tus padres los reyes pasados, tus predecesores, así quemaran tu cadáver, y te plañirán, exclamando: ¡Ay Señor! ¡ay! Porque así lo he decretado yo, dice el Señor. Todas estas cosas dijo el profeta Jeremías en Jerusalem a Sedecías rey de Judá. Entre tanto el ejercito del rey de Babylonia estrechaba a Jerusalem, y a todas las ciudades de Judá, que habían quedado por conquistar, a Lachis, y a Azecha; pues que de las ciudades fortificadas de Judá, estas dos solas no se habían aun rendido.

Palabras que dijo el Señor a Jeremías, después que el rey Sedecías hizo un pacto con todo el pueblo en Jerusalem, publicando: que todos debían dar libertad a sus esclavos hebreos, y a sus esclavas hebreas, y que nadie tuviese dominio sobre ellos, siendo como eran judíos y hermanos suyos. Con efecto, todos los príncipes Judíos y el pueblo todo que habían hecho el pacto de dar libertad cada uno a su esclavo, y a su esclava, y de no tratarlos más como a esclavos, obedecieron, y los dieron por libres. Pero arrepintieronse después, y se llevaron por fuerza los esclavos y esclavas que habían dejado en libertad, y los sujetaron otra vez al yugo de la servidumbre.

Entonces hablo el Señor a Jeremías, diciendo: esto dice el Señor, el Dios de Israél: Yo hice un pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egypto, de la casa de la esclavitud, y dije: cuando se cumplieren siete años, dé cada uno libertad a sus hermano hebreo, que le fue vendido: él le servirá por espacio de siete años, y después le dejaran ir libre. Más vuestros padres no me escucharon, ni fueron dóciles a mis palabras. Pero hoy día vosotros os habéis convertido a mí, y habéis hecho aquello que es agradable a mis ojos, publicando que cada uno de libertad a su prójimo, y confirmasteis esta resolución en mi presencia, en la Casa donde es invocado mi nombre. Más después os habéis vuelto a recobrar cada uno su esclavo y su esclava, que habéis dejado ir para que fuesen libres y dueños de sí: y les habéis puesto otra vez el yugo, haciéndolos otra vez esclavos y esclavas vuestros.

Y por lo cual esto dice el Señor: vosotros no me habéis querido escuchar, asegurando cada uno la libertad a su hermano y a su prójimo: pues he aquí que yo promulgo para vosotros la libertad, dice el Señor, para separaros de mí, y quedar a merced de la espada, de la peste y de el hambre, y os enviaré desparramados por todos los reinos de la tierra. Y entregaré a los que han violado mi alianza, y no han guardado las palabras del pacto que acordaron en mi presencia, degollando y dividiendo en dos partes el becerro, y pasando después por medio de ellas. Los príncipes de Judá y de Jerusalem, y los eunucos o palaciegos, y los sacerdotes, y todo el pueblo del país, los cuales pasaron por medio de los trozos del becerro: los entregaré digo, en poder de sus enemigos, y en mano de los que ansían quitarles la vida; y a las bestias de la tierra. Y a Sedecias rey de Judá, y a sus príncipes y cortesanos los pondré en manos de sus enemigos, en manos de los que maquinan su muerte, y en manos de los ejércitos del rey de Babylonia que se han retirado de vosotros. Pues he aquí que yo voy a dar mis órdenes, dice el Señor, y los volveré a traer contra esta ciudad, y la batirán, y se apoderarán de ella, y la incendiarán: y a las ciudades de Judá convertirlas he en un desierto, de tal suerte que no quede en ella ningún habitante.

El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                  

JJ = J2

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