domingo, 1 de septiembre de 2019


2 de Septiembre del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS  


CAPITULO XXXIII

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXXIII– 33"

El Señor promete nuevamente el feliz restablecimiento de Jerusalem: otra vez la venida del Mesías y su reino eterno. Incredulidad de los Judíos.   

                                                                                                                        
Segunda vez el Señor habló a Jeremías, estando todavía preso en el patio de la cárcel, y le dijo: Esto dice el Señor, el cual hará y efectuará y dispondrá de antemano aquello que dice: Aquel cuyo nombre es Jehovah o el Señor.  Invócame y yo te oiré benigno, y te declaré cosas grandes y ciertas que tu ignoras.

Porque esto dice el Señor, el Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad, y acerca de las del rey de Judá, que han sido destruidas, y en orden a la fortificación, y a las espadas. De aquellos que van a pelear contra los Chaldeos, y que llenaran sus casas de cadáveres de hombres, a los cuales yo herí en mi furor indignación, habiendo apartado mi rostro de esa ciudad por causa de todas sus maldades. He aquí que yo cerrare sus llagas, y les volveré la salud, y remediaré sus males, y les haré gozar de la paz, y de la verdad de mis promesas, conforme ellos han pedido. Y haré que vuelvan los cautivos de Judá y los cautivos de Jerusalem, y los restituiré a su primitivo estado. Y los purificaré de todas las iniquidades de que pecaron contra mí, y les perdonaré todos los pecados con que me ofendieron y despreciaron. Lo Cual hará que las naciones todas de la tierra, a cuya noticia lleguen todos los beneficios que les habré hecho, celebrarán con gozo mi santo Nombre, y me alabarán con voces de júbilo: y quedarán llenas de asombro, y de un saludable temor, a vista de tantos bienes y de la suma paz que yo les concederé. Esto dice el Señor: En este lugar (que vosotros llamáis un desierto, porque no hay en el hombre ni bestia) en la ciudad de Judá, y en los contornos de Jerusalem, que están asolados y sin hombre alguno, ni habitantes, ni ganados, se han de oír todavía. Voces de gozo y de alegría, voces o cantares de esposos y de esposas, voces de gentes que dirán: Tributad alabanzas al Señor de los Ejércitos, por ser tan bueno el Señor, porque hace brillar eternamente su misericordia; y voces también de aquellos que vendrán a presentar sus ofrendas en la Casa del Señor. Porque yo he de restituir a su primer estado, dice el Señor, a .los que fueron llevados de esta tierra cautivos a Babylonia. Dice así mismo el Señor de los ejércitos. En este lugar despoblado, donde no se ve hombre ni bestia, y es todas sus ciudades, aún se verán otra vez cabañas de pastores que recogerán los rebaños en sus apriscos. En las ciudades de las montañas y en las ciudades de las llanuras, y en las ciudades meridionales, y en la tierra de Benjamín, y en los contornos de Jerusalem, y en las ciudades de Judá todavía se verán pasar las reses, dice el Señor, debajo de la mano de su  pastor que las irá contando.

Vienen ya los días, dice el Señor, en que yo llevaré a efecto, la palabra o promesa buena, que di a la casa de Israel, y a la casa de Judá. En aquellos días, y en aquel tiempo yo haré brotar de la estirpe de David un pimpollo de justicia, el Mesías, el cual gobernará con rectitud, y establecerá la justicia en la tierra. En aquellos días Judá conseguirá su salvación, y vivirá Jerusalem en plena paz: y el nombre con que le llamarán será este: El Señor nuestro Justo: Porque esto dice el Señor: No faltará jamás un varón de la estirpe de David, que se siente sobre el trono de la casa de Israel. Y no faltará de la estirpe de los sacerdotes y Levitas un varón que me ofrezca holocaustos, y encienda el fuego para el sacrificio, e inmole victimas en todos los tiempos.

Hablo el Señor todavía a Jeremías, diciendo: Esto dice el Señor: Si puede faltar el orden que tengo establecido para la noche, de modo que no venga el día ni la noche a su debido tiempo; Podrá también ser nula la alianza mía con David, mi siervo, de suerte que no nazca de él un hijo que reine en su trono, y no haya Levitas y sacerdotes ministros míos. Así como no pueden contarse las estrellas del cielo, ni numerarse las arenas del mar; así yo multiplicaré sin cuento los descendientes de mi siervo David, y los Levitas mis ministros.

Habló el Señor aún a Jeremías, diciendo; ¿No has tú hecho alto en lo que habla este pueblo, que dice: Las dos familias que el Señor había escogido están desechas? De tal manera que desprecian ellos a mi pueblo, que a sus ojos ya no es nación. Esto dice el Señor: Si yo no establecí ese orden invariable entre el día y la noche, ni di leyes al cielo y a la tierra; Podrá en tal caso suceder que yo deseche el linaje de Jacob y de David, siervo mío, de modo que yo deje de elegir de su descendencia príncipes de la estirpe de Abraham, de Isaac, y de Jacob. Más yo haré volver los que fueron llevados cautivos, y tendré de ellos misericordia.

El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                   

JJ = J2


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