7 de Julio del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS
CAPITULO XXV
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXV– 25"
Mostrándose los
Judíos rebeldes a las amonestaciones de Jeremías y demás profetas, les intima
éste la destrucción de Jerusalem por los Chaldeos, y que serán llevados
cautivos: hasta que pasados setenta años beban sus enemigos el cáliz de la
indignación del Señor.
Profecía que se revelo a Jeremías, acerca
de todo el ´pueblo de Judá, en el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de
Judá; que es el año primero de Nabuchonodosor rey de Babylonia. La cual pedido Jeremías
profeta a todos el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalem
diciendo: Desde el año decimotercio de Josías, hijo de Ammon, rey de Judá,
hasta el día de hoy, en que han pasado veinte y tres años, el Señor me ha hecho
oír su palabra, y yo os la he estado anunciando, levantándome antes del
amanecer para predicaros, y vosotros me habéis escuchado. Asimismo el Señor os
ha enviado muy a tiempo todos sus siervos los profetas; sin que vosotros,
mientras lo iba enviando, los escuchaseis, ni aplicaseis vuestros oídos para
atender. Cuando él os decía: Convertíos cada uno de vosotros de vuestra malvada
conducta y de vuestras pésimas inclinaciones, y con eso morareis por todos los
siglos en la tierra que el Señor os dio a vosotros y vuestros padres. Y no
queráis ir en pos de dioses ajenos para adorarlos y servirlos; ni me provoquéis
a ira con las obras de vuestras manos, y yo o son enviaré aflicciones. Pero
vosotros, dice el Señor, no me habéis escuchado; antes me habéis irritado con
vuestras fechorías para vuestro propio daño.
Por lo cual esto dice el Señor de los
ejércitos: por cuanto no habéis atendido a mis palabras, sabed que yo reuniré,
y enviaré dice el Señor, todas las familias o pueblos del Norte con
Nabuchonodosor, rey de Babylonia, ministro o instrumento mio, y los conduciré
contra esta tierra y contra sus habitantes, y contra todas las naciones
circunvecinas, y daré cabo de ellos, y los reduciré a ser el pasmo y el
escarnio de todos, y a una soledad perdurable todas sus ciudades. Y desterraré
de entre ellos las voces de gozo, y las voces de alegría, la voz o cantares del
esposo y de la esposa, el ruido de la tahona, y las luces que alumbran las
casas. Y toda esta tierra quedará hecha una soledad espantosa; y todas estas
gentes servirán al rey de Babylonia por espacio de setenta años.
Y cumplidos que sean los setenta años, yo
tomaré residencia al rey de Babylonia y a aquella nación, dice el Señor, castigando
sus iniquidades, y a todo el país de los Chaldéos, reduciéndolo a un eterno
páramo. Yo verificaré sobre aquella tierra todas las palabras, que he
pronunciado contra ella; todo lo que está escrito en este libro, todas cuantas
cosas ha profetizado Jeremías contra todas las naciones. Pues que a ellos
sirvieron, sin embargo de ser naciones numerosas, y reyes poderosos: y yo les
daré el pago merecido, y según las fechorías que han cometido.
Porque esto dice el Señor de los ejércitos,
el Dios de Israel: Toma de mi mano esa copa de vino de mi furor, y darás a
beber de él a todas las gentes a quienes yo te envío; y beberán de él, y se
turbarán y perderán el juicio, a vista de la espada que yo desenvainare contra
ellas.
Tomé pues la copa de la mano del Señor, y
di a beber de ella a todas las naciones, a que el Señor me envió: A Jerusalem y
las ciudades de Judá, y a sus reyes, y a sus príncipes, para convertir su
tierra en una espantosa soledad, y en objeto de escarnio y de execración, como
ya lo estamos viendo. A Pharaon rey de Egypto, y a sus ministros, y a sus
grandes y a todo su pueblo; Y generalmente a todos; a todos los reyes de la
tierra de Hus, y a todos los reyes del país de los Philistéos, y a Ascalon, y a
Gaza, y a Accaron, y a los pocos que han quedado de Azoto. Y a todos los reyes
de Tyro, y a todos los reyes de Sidon; y a los reyes de las islas que están al
otro lado del mar Mediterraneo. Y a las
provincias de Dedan y de Thema, y de Buz, y a todos aquellos que llevan el
cabello cortado a modo de corona. Y a todos los reyes de la Arabia, y a todos
los reyes del occidente, que habitan en el desierto. Y a todos los reyes de
Zambrí, y a todos los reyes de Elam, y a todos los reyes de los Medos; Y así
mismo a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos. A cada uno de
estos pueblos les di a beber del cáliz de la ira para irritarle contra sus
hermanos, y a todos cuantos reinos hay en la superficie de la tierra; y el rey
de Sesach, o Babylonia, le beberá después de ellos.
Y tú, oh Jeremías, les dirás: Esto dice el
Señor de los ejércitos, el Dios de Israél: Bebed y embriagaos hasta vomitar, y
echaos por el suelo, y no levantéis a la vista de la espada que yo voy a enviar
contra vosotros. Y cuando no quisieren recibir de tu mano la copa de mi ira
para beber de ella, les diré: Ved lo que dice el Señor de los ejércitos: la
beberéis sin recurso.
¿ES bueno que yo he de comenzar el castigo
por Jerusalem, la ciudad en que ha sido invocado mi nombre; y vosotros, como si
fueseis inocentes, habíais de quedar impunes? No quedareis, no, exentos de
castigo: pues yo desenvaino mi espada contra todos los moradores de la tierra,
dice el Señor de los ejércitos.
Todas estas cosas les profetizarás, y les
dirás: El Señor rugirá como león desde lo alto, y desde su santa morada hará
resonar su voz: rugirá fuertemente contra Jerusalem, lugar de su gloria: se
oirá un grito de triunfo contra todos los habitantes de esta tierra, una
algazara semejante a la de aquellos que pisan la vendimia. Hasta el cabo del
mundo llegó el estrépito de las armas de los Chaldéos: porque el Señor entra en
juicio con las naciones, y disputa su causa contra todos los mortales. Yo he
entregado los impíos, dice el Señor de los ejércitos: sabed que la tribulación
pasará de un pueblo a otro pueblo, y de la extremidad de la tierra se alzara
una espantosa tempestad. Y aquellos a quienes el Señor habrá entregado a la
muerte en este día, quedarán tendidos por el suelo desde un cabo de la tierra
hasta el otro: no serán plañidos, nadie los recogerá, ni les dará sepultura:
yacerán sobre la tierra como estiércol. Prorrumpid en alaridos vosotros, oh
pastores, y alzad el grito, y cubríos de cenizas, oh mayorales de las grey:
porque se han acabado vuestros días, y vais a ser despedazados, y siendo vasos
preciosos caeréis por tierra y os haréis pedazos. Y no podrán escapar los
pastores, ni ponerse en salvo los mayorales de la grey. Oiránse las voces y
gritería de los pastores, y los alaridos de los mayorales de la grey: porque el
Señor ha talado sus pastos, y en las amenas campiñas reinará un triste
silencio, a la vista de la tremenda ira del Señor. El cual, como león, ha
abandonado el lugar santo donde moraba, y luego ha quedado reducida toda la
tierra de ellos a un páramo por la ira de la paloma, y por la terrible
indignación del Señor.
El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita
sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada
palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y aplícalas en
tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus
estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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