domingo, 14 de julio de 2019


14 de Julio del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS  


CAPITULO XXVI

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXVI– 26"

Jeremías preso y en peligro de perder la vida, por haber predicado lo que Dios le había mandado.


En el principio del reinado de Joakim, hijo de Josías rey de Judá, me hablo el Señor en estos términos: Esto dice el Señor: Ponte en el atrio de la Casa del Señor; y a todas la ciudades de Judá, cuyos moradores vienen a adorar en el templo del Señor, les anunciarás todo aquello que te he mandado decirles: no omitas ni una sola palabra: A ver si acaso te escuchan, y se convierten de su mala vida; por lo cual me arrepienta yo o desista del castigo que medito enviarles por la malicia de sus procederes. Tú pues les dirás: Esto dice el Señor: Si vosotros no me escuchareis, si no siguiereis la ley mía que yo os di, y no creyereis en las palabras de mis siervos los profetas que yo con tanta solicitud os envié, y dirigí a vosotros, y a quien no habéis dado crédito: yo haré con esta casa o templo, lo que hice con Silo, y a esta ciudad la haré la execración de todas las naciones de la tierra.

Oyeron los sacerdotes y los profetas, y el pueblo todo como Jeremías anunciaba tales cosas en la Casa del Señor. Así que hubo Jeremías de hablar cuando le había mandado el Señor que hiciese saber a todo el pueblo, prendiéronle los sacerdotes y los falsos profetas, y el pueblo todo, diciendo: Muera sin remedio. ¿Cómo ha osado profetizar en el nombre del Señor, diciendo: Este templo será destruido como Silo, y esta ciudad quedará de tal manera asolada que no habrá quien la habite? Y todo el pueblo se amotinó, contra Jeremías en la casa del Señor.

Llego esto a noticias de los príncipes de Judá, y pasaron desde el palacio del rey a la Casa del Señor, y sentáronse en el tribunal que está a la entrada de la puerta nueva de la Casa del Señor. Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los príncipes y a toda la gente, diciendo: Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, conforme vosotros mismos habéis oído.

Pero Jeremías hablo en estos términos a todos los príncipes y al pueblo todo: El Señor me ha enviado para que profetizara contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído. Ahora pues enmienda vuestra vida, y purifica vuestras inclinaciones, y escucha la voz del Señor Dios vuestro, y no dudéis que el Señor se arrepentirá o desistirá del castigo con que os ha amenazado. En cuanto a mí, en vuestras manos estoy: haced de mi lo que mejor os parezca y sea de vuestro agrado. Sabed no obstante y tened por cierto que si me quitáis la vida, derramareis la sangre inocente, y la haréis caer sobre vosotros mismos, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes, porque verdaderamente el Señor e que me ha enviado a intimar a vuestros oídos todas las dichas palabras. Entonces los príncipes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: No es este hombre reo de muerte, puesto que él no ha predicado en nombre del Señor Dios nuestro.

Levantáronse luego algunos de los ancianos del país, y hablaron al pueblo de esta manera:  Micheas, natural de Morasthia, fue profeta en tiempo de Ezechias, rey de Judá y predico a todo el pueblo, diciendo: esto dice el Señor de los ejércitos: Sion será arada como un barbecho, y Jerusalem parará en un montón de piedras, y el Monte Moria,  en que está situado el templo, será un espeso bosque. ¿Fue por ventura Micheas condenado a muerte por Ezechias rey de Judá, y todo su pueblo? Al contrario ¿No temieron ellos al Señor e imploraron su clemencia, y el Señor se arrepintió o desistió de enviarles el castigo con que les había amenazado? Luego nosotros cometeríamos un gran pecado en daño de nuestras almas. Hubo también un varón llamado Urias, hijo de Semei, natural de Cariathiarim, que profetizaba en el nombre del Señor, y profetizó contra esta ciudad y contra este país todo lo que había dicho Jeremías.

Y habiendo oído el rey Joakim, y todos sus magnates y cortesanos lo que profetizaba, ententó el rey quitarle la vida. Suplicó Urias, y temió, y se escapó, y refugio en Egypto. Y el rey Joakim envió a Egypto, para prenderle, a Elnathán hijo de Achobor, acompañado de otros hombres, quienes sacaron a Urias de Egypto, y le condujeron al rey Joakim; el cual le mando a degollar, y arrojo el cadáver en la sepultura de la ínfima plebe.

El auxilio pues de Ahicam, hijo de Saphan, protegió a Jeremías para que no fuese entregado en manos del pueblo y le matasen.

El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                   

JJ = J2

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