21 de Julio del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS
CAPITULO XXVII
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXVII– 27"
Manda el Señor a
Jeremias que con cierta señal declare la próxima sujeción de la Judéa y
provincias vecinas a los Chaldeos: exhorta a todos a que se sometan espontáneamente,
sin hacer caso de los vanos pronósticos de los falsos profetas.
Al principio del reinado de Joaquin, hijo
de Josías, rey de Judá, el Señor habló a Jeremías de esta manera:
Esto dice el Señor: Hazte una atadura a
modo de coyundas, y unas cadenas como colleras, y póntelas al cuello. Y las
enviaras al rey Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Ammon, y al
rey de Tyro, y al rey de Sidon, por medio de los embajadores que han venido a
Jerusalem, a tratar con Sedecías, rey de Judá; A los cuales encargaras que
digan a sus amos: Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israél, y
esto diréis a vuestros amos: yo creé la tierra, y los hombres, y las bestias
que están sobre la tierra, con mi gran poder y mi excelso brazo, y he dado su
dominio a quien me plugo. Al presente, pues, he puesto todos estos países en
poder de Nabuchodonosor, rey de Babylonia, ministro mío; y le he dado también las bestias del campo
para que le sirvan. Y todos estos pueblos serán esclavos suyos, y de su hijo, y
del hijo de su hijo; hasta que llegue el plazo de la ruina de él mismo y de su
tierra, o reino: entre tanto le servirán muchas naciones y grandes reyes. Más a
la nación y el reino que no quiera someterse a Nabuchodonosor rey de Babylonia,
y cualquiera que no doblare su cerviz al yugo del rey de Babylonia, yo los
castigaré, dice el Señor, con la espada, con el hambre, y con la peste, hasta que por medio de
Nabuchodonosor acaba con ellos. Vosotros, pues, no escuchéis a vosotros
profetas, y adivinos, y a los interpretes de sueños, ni a los agoreros, ni a
los hechiceros, los cuales os dicen: no seréis vosotros so juzgados por el rey
de Babylonia. Porque lo que os profetizan son mentiras, para acarrearos el que seáis
arrojados, y destruidos. Al contrario, la nación que doblare la cerviz al yugo
del rey de Babylonia y le sirviere, yo la dejaré en su tierra, dice el Señor, y
seguirá cultivándola y habitando en ella.
También le anuncié a Sedecias, rey de Judá,
todas estas mismas cosas, diciendo: doblad vuestra cerviz al yugo del rey de
Babylonia, y servidle a él y a su pueblo, y así salvareis la vida. ¿Para qué queréis
morir tú y el pueblo tuyo a cuchillo, y de hambre, y de peste, como tiene Dios
predicho a la nación que no quisiere someterse al rey de Babylonia? NO deis oídos
a las palabras de aquellos profetas que os dicen: No seréis vosotros siervos
del rey de Babylonia. Porque los tales os hablan mentiras; pues no son ellos
enviados míos, dice el Señor, sino que profetizan falsamente en mi nombre, para
acarrearos el que seáis desterrados y perezcáis, tanto vosotros como los
profetas que falsamente os anuncian lo futuro.
Y a los sacerdotes y a este pueblo les dije
así mismo lo siguiente: Esto dice el Señor: no hagáis caso de las palabras de
vuestros profetas, que os anuncian lo futuro, diciendo: sabed que los vasos
sagrados del templo del Señor serán muy luego restituidos acá desde Babylonia:
pues lo que os profetizan es una mentira. No queráis pues escucharlos; antes
bien, sujetaos al rey de Babylonia, si quiereis salvar vuestra vida. ¿Por qué
se ha de ver esta ciudad reducida por culpa vuestra a un desierto? Que si los
tales son verdaderamente profetas, y está en ellos la palabra del Señor,
intercedan con el Señor de los ejércitos para que los vasos que han quedado en
el templo del Señor, y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalem no vayan también
a Babylonia. Porque esto dice el Señor de los ejércitos acerca de las columnas,
y del mar o concha de bronce, y de las basas, y de los otros vasos o muebles
que han quedado en esta ciudad; los cuales no llevó Nabuchodonosor rey de
Babylonia, cuando transporto a esta ciudad desde la Jerusalem a Jechonias hijo
de Joakim, rey de Judá, y aa todos los magnates de Judá y de Jerusalem. Dice
pues así el Señor de los ejércitos, el Dios de Israél, acerca de los vasos que
quedaron en el templo del Señor, y en el palacio del rey de Judá, y en
Jerusalem: A Babylonia serán trasladados, y allí estarán hasta el día en que
esta será visitada o castigada por mí, dice el Señor; que yo entonces los haré
traer y restituir a este lugar.
El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita
sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada
palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y aplícalas en
tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus
estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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