01 DE Mayo DEL 2016
CONSEJO DIVINO.
TOMADO DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO
CAPITULO XI
DEL LIBRO DE DIOS "LIBRO DEL ECLESIÁSTICO CAP. XI – 11"
El hombre debe poner su gloria en la verdadera sabiduría, no en
la hermosura ni en otras cualidades exteriores. No debe juzgar
precipitadamente. Dios es el que reparte los bienes y los males de vida.
El juez o rey sabio hará justicia a su pueblo, y será
establecido el principio del varón sensato. Cuál es el juez o jefe del pueblo,
tales son sus ministros, y cuál es el gobernante de la ciudad, tales son sus habitantes.
La sabiduría ensalzará
al humilde, y le dará asiento en medio
de los magnates. No alabes al hombre por su bello aspecto, ni desprecies a
nadie por su sola presencia exterior. Pequeña es la abeja entre los volátiles; más su fruto es el primero en
la dulzura. No te gloríes jamás por el
traje de distinción que llevas, y no te gloríes jamás por el traje de distinción
que llevas, y no te engrías cuando te veas ensalzado en alto puesto; porque
solo las obras del Altísimo son las admirables; y gloriosas son ellas y
ocultas, y nunca bien conocidas. Sentáronse en el trono muchos tiranos: y un hombre, en
quien nadie pensaba, se ciñó la diadema. Al contrario cayeron en grande
ignominia muchos potentados; y los magnates fueron entregados como esclavos en
poder de otros.
A nadie reprendas antes de informarte; y
en habiéndote informado, reprenderás con justicia. Antes de haber escuchado no respondas
palabra; y mientras habla, no le interrumpas. No porfíes sobre cosa que no te
importa nada; ni te unas con los pecadores para juzgar o censurar vidas ajenas.
Hijo, no quieras abarcar muchos negocios; porque si te hicieres rico, no serás
exento de culpa. Yendo tras de muchas cosas, no llegarás a alcanzar ninguna; y
por más diligencia que hagas, no podrás dar salida a todas.
Hay hombre que,
estando falto de piedad, trabaja y se
afana, y se duele de ser rico, y tanto menos se enriquece. Al contrario, hay
otro lánguido y necesitado de amparo, muy falto de fuerzas, y abundante de
miseria, pero piadoso; y a este Dios le
mira con ojos benignos, y le alza de su abatimiento, y hacedle levantar cabeza;
de
lo cual quedan muchos maravillados, y glorifican a Dios. De Dios vienen los
bienes y los males, la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza. De Dios son
la sabiduría y la disciplina, y la ciencia de la ley: y del mismo son la
caridad y las obras que hacen los buenos. El error y las tinieblas son
connaturales a los pecadores, y los que se glorían en el mal envejecen en la
malicia. El don o la gracia de Dios permanecen en los justos; e irá creciendo
continuamente con feliz suceso. Hay quien se hace rico viviendo con escasez; y
el único fruto que tiene por recompensa, es decir, yo he hallado mi reposo, y
ahora comeré de mis bienes yo solo. Más él no sabe cuánto tiempo le resta, y no
piensa que se le acerca la muerte, y que todo lo ha de dejar a otros, y que él
se morirá. Persiste constante en tu pacto,
y de este trata, y acaba tus días cumpliendo con aquello que te está
mandado. No fijes tu consideración en las obras de los pecadores en su
prosperidad: confía en Dios, y mantente en tu puesto. Qué fácil es a Dios el
enriquecer en un momento al pobre. La bendición
de Dios se apresura a recompensar al justo, y en breve tiempo le hace crecer y
fructificar. No digas: ¿Qué me queda ya que hacer? ¿Y qué bienes me vendrán en lo venidero? Tampoco digas:
Bástome yo a mí mismo; ¿Y qué mal puedo temer pare en adelante? En los días buenos no
te olvides de los días malos. Porque fácil es a Dios el dar a cada uno en el día
de la muerte el pago según sus obras. Una hora de mal hace olvidar los mayores
deleites; y en el fin del hombre se manifiestan sus obras. No alabes a nadie
antes de su muerte, porque al hombre se le ha de conocer en sus hijos.
No introduzcas
en tu casa toda suerte de personas; pues son muchas las asechanzas de los
maliciosos. Porque así como un estómago fétido
arroja regüeldos, y como la perdiz, por medio del reclamo, es conducida a la
trampa y la corza al lazo: así sucede con respecto al corazón del soberbio; el
cual como de una atalaya está asechando la caída de su prójimo. Y convirtiendo
el bien en mal, está poniendo asechanzas; y pondrá tacha aún en los mismos
varones escogidos. Por una chispa se levanta un incendio, y por uh hombre
doloso se vierte mucha sangre; porque el pecador pone asechanza a la vida de
sus hermanos. Guardate del hombre corrompido, pues está fraguando males, no sea
que te cubra de perfecta infamia. Si admites en tu casa al extranjero, idólatra
y vicioso, te trastornará como un torbellino, y te despojará aún de lo tuyo.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con
tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en este CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ SEMANA
JJ = J2
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