Ejemplos de personas tóxicas (¿las reconoces?)
Ahora te voy a contar cuáles son los perfiles más habituales de las personas que nos roban energía, para que te resulte más fácil identificarlas:
-Los agresivos. Son autoritarios, siempre quieren tener la razón, se creen que lo saben todo y se sienten bien cuando te humillan, te critican, te menosprecian y te dicen que tú vales menos.
Además son susceptibles y saltan fácilmente cuando alguien no les da la razón, porque cederle el poder a otro hace que se sientan inferiores. Quieren que las cosas se hagan a su manera y no aceptan que se puedan hacer de otra forma. Y lo peor es que creen que siendo como son es más fácil que consigan lo que quieren.
Su principal problema es que tienen una baja autoestima, no se gustan a sí mismas y viven con miedo a no sentirse valoradas por los demás, por lo que prefieren atacar antes de que alguien las ataque. Así que no creas que se tratan mejor a sí mismas de lo que te tratan a ti…
Lo que necesitas saber: con ellas lo único que funciona es no permitir –ni una sola vez- que te traten así, comportarte como una persona segura y aprender a poner límites hasta que te valoren y te respeten.
Y también que junto a una persona de este tipo (casi) siempre hay alguien que ha asumido el papel sumiso, porque no se siente capaz de responderle o porque cree que no puede hacerlo. Son como la horma y el zapato…
Si tienes cerca a alguna persona así puedes descargarte la guía gratuita Cómo Defenderte Cuando Alguien Traspasa Tus Límites, porque está escrita justamente pensando en este tipo de personas agresivas (yo tuve ese papel de sumisa durante muchos años con una persona tóxica de mi entorno, y todo lo que aprendí sobre cómo poner límites está recogido en esta guía).
-Las víctimas. Se sienten inferiores, creen que el mundo es injusto, que les toca lo peor y que tienen muy mala suerte. Responsabilizan a los demás (la crisis, la vida, los malos, sus padres…) de lo que no va bien en su vida.
Lo que puedes hacer: con ellas lo que funciona es ayudarles a darse cuenta del rol de vida que han elegido y animarles a actuar, a asumir la responsabilidad de su vida y a moverse hacia lo que quieren.
-Los buenos samaritanos. Suelen ser muy complacientes y siempre están pensando en los demás. Pero su generosidad tiene trampa porque no es desinteresada, sino que piden y exigen que los demás se lo devuelvan.
Les echan la culpa a los otros de cómo se sienten, se quejan de que dan mucho más de lo que reciben y pretenden transmitir una imagen de “ay pobre de mí, fíjate las cosas que me pasan, con lo bueno que yo soy”.
Lo que tienes que saber: probablemente se comporte así porque necesita atención –como todos-, pero la reclama de una forma tóxica. Por eso lo más importante es que no entres en su juego y que no permitas que te haga sentir culpable ni egoísta por no ceder a su chantaje emocional. Recuerda que esa persona elige dar libremente, pero eso no le da derecho a exigir.
-El negativo: es el que se pasa el día quejándose, le ve el “pero” a cualquier cosa que le cuentes y siempre está triste, decaído y de mal humor.
Lo que puedes hacer: dale ejemplo con una forma de ser positiva, alegre y optimista. Y pregúntale qué tiene de bueno pasarse el día quejándose. Porque seguro que algo le aporta, si no habría dejado de hacerlo…
-El criticón. Son este tipo de personas que se pasan el día hablando de los demás, criticándoles y juzgando lo que hacen. Transmiten mal rollo a su alrededor y se creen con derecho a ello porque se amparan en su libertad de expresión.
Lo que tienes que saber: en mi opinión, las personas que enamoran no necesitan criticar a los demás para sentirse bien y tienen temas de conversación mucho más interesantes de los que ocuparse. Respetan que cada uno viva como quiera vivir, aunque no sea como lo harían ellas, y se fijan mucho más en lo bueno de los demás que en lo que no les gusta.
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