2 de junio del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS
CAPITULO XXII
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XXII– 22"
Terrible profecía
de Jeremías contra el rey de Judá y su familia.
Esto dice el Señor: Anda, vé a lacas del rey de
Judá, y le hablaras allí en estos términos: y dirás: Escucha, oh rey de Judá,
la palabra del Señor, tú que te sientas sobre el trono de David, tú y los de tu
servidumbre, y tu pueblo que estáis por estas puertas. Esto dice el Señor:
Juzgad con rectitud y justicia, y librad de las manos del calumniador a los
oprimidos por la violencia, y no aflijáis, no oprimáis inicuamente al
forastero, ni al huérfano, ni a la viuda, y no derraméis os sangre inocente en
este lugar. Porque si realmente os portareis así como os digo, seguirán ocupando
el solio de David los reyes sus descendientes, y montados en carrozas y
caballos, entraran y saldrán por las puertas de esta casa con sus servidores o cortesanos,
y su pueblo. Pero si vosotros desobedecieres estas palabras, juro por mi Dios,
dice el Señor, que esta casa o palacio quedará reducido a una soledad. Porque he
aquí lo que dice el Señor contra la casa del rey de Judá: oh casa ilustre y rica,
como Galaad, tú que eres para mí como la cumbre del Líbano, júrate que te reduciré
a una soledad, como las ciudades inhabitables de Pentápolis; y destinaré contra
ti al matador de hombres, y a sus armas o tropas: y cortaran tus cedros
escogidos, y los arrojaran al fuego. Y atravesará mucha gente por esta ciudad,
y dirá cada uno a su compañero: ¿Por qué motivo trato así el Señor a esta gran
ciudad? Y se le responderá: porque abandonaron la alianza del Señor Dios suyo,
y adoraron y sirvieron a los Dioses ajenos.
¡Ah! No lloréis al difunto rey Josías, ni hagáis por
él duelo: llorad si por el que se va, por Jeochaz; que no volverá ya del
cautiverio, ni verá más la tierra de su nacimiento: por lo cual esto dice el
Señor acerca de Sellúm (o Joachaz) hijo de Josías, rey de Judá, que sucedió en
el reino a su padre Josías, y salió de este lugar: No ha de volver más acá,
sino que morirá en el lugar a donde le trasladé, ni verá ya más esta tierra.
¡Ay de aquel que fabrica su casa sobre la injusticia,
y sus salones sobre la iniquidad, forzando a su prójimo a que trabaje de balde,
y no le pague su jornal! Aquel que va diciendo: yo me edificaré un suntuoso
palacio, y espaciosos salones: que ensancha sus ventanas y hace artesanados de
cedro, pintándolos de bermellón. ¿Piensas tú, oh rey Joakim, que reinaras mucho
tiempo, pues que te compraras con el cedro? ¿Por ventura tu padre, el piadoso
Josías, no comió y bebió, y fue feliz gobernando con rectitud y justicia? Defendía
la causa del pobre y del desvalido, y así trabajaba para su propio bien, ¿Y la razón
de esto no fue porque siempre me reconoció a mí, dice el Señor? Pero tus ojos y
tu corazón no buscan sino la avaricia y el derramar de sangre inocente, y el
calumniar y correr tras de la maldad. Por tanto esto dice el Señor de Joakim hijo
de Josías y rey de Judá: No le endecharán los de su casa con aquellos lamentos:
¡Ay hermano mío! ¡Ay hermana mía! Ni los extraños gritaran: ¡Ah Señor! ¡Ah ínclito
rey! Sepultado será como lo es el asno,
esto es, será arrojado fuera de las puertas de Jerusalem para que allí se
pudra.
Ya puedes subir tú, obstinado pueblo, sube al Líbano
y da gritos, y desde el monte Basan levanta tu voz, y clama por socorro a los
que pasen; porque todos tus amigos han sido anonadados. Yo te predique en medio
de tu prosperidad, y tú me dijiste: No quiero escuchar: esta es tu conducta
desde tu mocedad, el hacerte sordo a mis palabras. Del viento se alimentaran
todos tus pastores, y cautivos serán llevados todos tus amigos o favorecedores.
Confuso quedarás entonces, oh pueblo orgulloso, y tú mismo te avergonzarás de
todos tus vicios. Oh tú que pones tu asiento sobre el Líbano, y anidas en sus
altos cedros; cuales serán tus pensamientos cuando te acometan dolores semejantes
a los de la mujer que está de parto!
Juro yo, dice el Señor, que aunque Jechonías, hijo
de Joakim, rey de Judá, fuese tan interesante para mí como el sello o anillo de
mi mano derecha, me le arrancaría del dedo. Yo te entregaré, oh príncipe impío,
en poder de los que buscan como matarte, y de aquellos cuyo rostro te hace
temblar; en poder de Nabuchodonosor rey de Babylonia, y en poder de los
Chaldéos. Y a ti y a tu madre que te
pario os enviaré a un país extraño, en que no nacisteis, y allí moriréis. Y a
la Judéa, esta tierra a la cual su alma anhela volver, no volverán jamás. ¡Oh Señor!
¿Es algún mueble inútil que nadie lo cree? ¿Por qué motivo han sido abatidos él
y su linaje, y arrojados a un país desconocido de ellos? ¡Tierra, tierra! Oye,
oh, tierra, la palabra del Señor, y escarmienta. He aquí lo que me dice el
Señor: escribe que ese hombre será estéril en sus cosas; que nada le saldrá bien
de lo que emprenda durante su vida: pues que no quedará de su linaje varón
alguno que se siente sobre el trono de David, y que tenga jamás en adelante
poder ninguno en Judá.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas
con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra
para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor
esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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