07 de Octubre del 2018
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE ISAÍAS
CAPITULO LXIII
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE ISAÍAS CAP. LXIII– 63"
El profeta representa a Jesu-Christo con la ropa teñida en
sangre, después de vencidos nuestros enemigos. Israel es abandonado de Dios por
su ingratitud; pero Isaías implora a favor de él la divina clemencia.
¿Quién es ese que viene de Edom o Iduméa y de Borsa con las
vestiduras llenas de sangre? ¿Ese tan gallardo en su vestir, y en cuyo
majestuoso andar se descubre la mucha fortaleza suya? Yo soy, responderá, el
que predico la justicia, y soy el protector que da la salud a los hombres. Pues
¿por qué esta rojo tu vestido, y está tu ropa como la de aquellos que pisan la
vendimia en el lagar? El lagar le he pisado yo solo, sin que nadie de entre la
gente haya estado conmigo. Pisélos a los enemigos con mi furor, y los rehollé
con mi ira, y su sangre salpico mi vestido, y manche toda mi ropa. Porque he aquí
el día fijado en mi corazón para tomar venganza: es llegado ya el tiempo de
redimir a los míos. Eché la vista alrededor, y no hubo quien acudiese a mi socorro:
anduve buscando, y no hallé persona que me ayudase: y solo me salvo mi brazo; y
la indignación que concebí, esa me sostuvo. Y en mi furor pisoteé a los
pueblos, y los embriagué de su sangre en mi indignación, y postre por tierra
sus fuerzas.
Yo me acordaré de las misericordias del Señor; y al Señor
alabaré por todas las cosas que él ha hecho a favor nuestro, y por la
muchedumbre de sus beneficios concedidos a la casa de Israel, según su
benignidad, y la dilatada serie de sus piedades. Porque él dijo: Al cabo es
este el pueblo mío: son mis hijos: no me faltaran más a la felicidad: y con eso
se hizo Salvador suyo.
En todas las tribulaciones que le acontecieron, jamás se cansó
el Señor de librarlos: antes bien el Angel que está en su presencia los sacaba
a salvo, y él mismo a impulso de su amor, y de su clemencia los redimió, y los
sobrellevó, y los ensalzo en todo tiempo. Más ellos le provocaron la ira, y
contristaron el espíritu de su Santo; y el Señor se les convirtió en enemigo, y
el mismo los derrotó. Pero luego se acordó de los tiempos antiguos; de Moyses y
de su pueblo. ¿Dónde está, dijo, ahora aquel que los sacó del mar Bermejo a
ellos y a los que eran pastores de su rey? ¿Dónde está aquel que puso en medio
de ellos el espíritu de su Santo? ¿Dónde el que puesto a la derecha de Moyses los
sacó de Egypto con su majestuoso brazo; el que delante de ellos dividio las
aguas del mar, con lo cual se adquirió un renombre sempiterno: el que los guio
por medio de los abismos, como se hace con un vigoroso caballo por una llanura
desierta, sin ningún tropiezo? Como se lleva a un jumento por una ladera al campo,
con el mayor sosiego; así los condujo el espíritu del Señor: así, oh Dios,
fuiste tú el conductor de tu pueblo, a fin de adquirirte un nombre glorioso.
Atiende desde el cielo, oh Señor, y echa una mirada hacia
nosotros desde el lugar santo donde moras tú, y reside la gloria tuya. ¿Dónde está
ahora tu celo, y tu fortaleza, la ternura de tus entrañas y la gran
misericordia tuya? ¿Por qué no la usas conmigo? Tú no obstante eres nuestro
verdadero padre, porque Abraham no nos conoció, e Israel no supo nada de
nosotros. Si, tú, oh Señor, eres nuestro padre, nuestro redentor: este es tu
nombre desde la eternidad. ¿Y por qué, Señor, nos dejaste desviar de tu camino?
¿Por qué permitiste que endureciese nuestro corazón, de modo que perdiésemos tu
santo temor? Vuélvete a nosotros por de tus siervos, y de las tribus que forman
la herencia tuya. Como si tu pueblo santo nada fuese a tu vista, se han
enseñoreado de él nuestros enemigos, han pisoteado tu Santuario. Hemos vuelto a
ser como al principio, antes que tú te hubieses posesionado de nosotros, ni llevásemos
el nombre de pueblo tuyo.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas
con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra
para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor
esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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