domingo, 9 de septiembre de 2018


9 septiembre del 2018
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE ISAÍAS


CAPITULO LIX

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE ISAÍAS CAP. LIX– 59"

Declara Isaías que los pecados del pueblo eran la causa de que Dios hubiese desamparado a Israel; pero que vendrá día en que, renovando con el su alianza, destruirá a todos sus enemigos, y se ostentará glorioso haciendo felices a sus hijos arrepentidos.  

Porque mirad que no se ha encogido la mano del Señor, para que ella no pueda salvar; ni se le han entupido sus oídos, para no poder oír vuestros clamores: sino que vuestras iniquidades han puesto un muro de separación entre vosotros, y vuestro Dios; y vuestros pecados le han hecho volver su rostro de vosotros para no escuchar. Porque manchadas están de sangre vuestras manos, y llenos de iniquidad vuestros dedos: no pronuncian más que la mentira vuestros labios, y solo habla palabras de iniquidad vuestra lengua. No hay quien clame por la justicia; no hay quien juzgue con verdad: sino que todos ponen su confianza en la nada, y tienen en su boca la vanidad. Concibieron o idearon el trabajo o daño del prójimo, y parieron la iniquidad. Han hecho abrir o que nacieran los huevos de áspides, y con sus afanes tejieron telas de araña: quien de dichos huevos comiere, morirá; y un basilisco es lo que saldrá si hubieren empollado alguno. No serán buenas para vestidos las telas de ellos; ni podrán cubrirse con sus labores: los trabajos que hagan son trabajos inútiles; pues obra de iniquidad es la que tienen entre sus manos. Sus pies corren a la maldad, y se apresuran a derramar la sangre inocente: pensamientos nocivos son todos sus pensamientos: por do quiera que pasan, dejan la desolación y el quebranto. No tocan la senda de la paz, y sus pasos no van enderezados hacia la justicia: torcidos son sus senderos, y cualquiera que anda por ellos no sabe qué cosa es paz.

Por eso alejó de nosotros el juicio recto, y no nos abrazará en su seno la justicia: esperamos la luz, y he aquí que nos hallamos con las tinieblas: la claridad del día, y caminamos a oscuras. Vamos palpando la pared, como ciegos; y andamos a tientas, como si no tuviéramos ojos: en medio del día tropezamos como si estuviéramos en medio de la noche: estamos en oscuros lugares como los muertos en los sepulcros. Como osos rugimos todos nosotros; y meditando nuestros pecados gemimos como palomas. Esperamos la justicia, y ella no aparece: que llegue la salud, y esta se alejó de nosotros. Y es que nuestras maldades, oh Señor, se han multiplicado en tu presencia, y están atestiguando contra nosotros nuestros pecados; puesto que permanecen en nosotros nuestras iniquidades, y conocemos bien nuestros crímenes. Pecado hemos y mentido contra el Señor, y hemos vuelto las espaldas por no seguir a nuestro Dios, y sí para calumniar y cometer maldades: concebimos, y proferimos del corazón palabras de mentiras. Y así es que el recto juicio se volvió atrás, y la justicia se paró a lo lejos de nosotros; visto que la verdad ha ido por tierra en el foro o tribunales, y que la rectitud no ha hallado entrada. Y la verdad fue puesta en olvido; y que oprimido o hecho presa de los malvados aquel que se apartó del mal: vio esto el Señor, e hirióle en los ojos el que ya no hubiese justicia.

Y vio que n quedaban hombres de bien; y se pasmó de no encontrar quien se pusiese de por medio: y hallo en su mismo brazo la salud, y la justicia fue la que le fortaleció. Armóse de la justicia como de una coraza, y púsose en la cabeza el yelmo de la salud: la venganza es el ropaje con que se viste, y el manto con que se cubre. Saldrá preparado para su vengarse, y para descargar el merecido enojo sobre sus enemigos, y dar el justo pago a sus adversarios: Él tratará a las islas o naciones según su merecido. Con esto temerán el Nombre santo del Señor los pueblos que están al occidente, y los del oriente venerarán su gloria y majestad; cuando venga como un rio impetuoso, impelido del espíritu del Señor, y llegue el Redentor que ha de redimir a Sion, y a aquellos hijos de Jacob que se convierten del pecado, dice el Señor. Y este es mi nuevo pacto con ellos, dice el Señor: el espíritu mío que está en ti, y las palabras mías que puse yo en tu boca, no se apartaran de tus labios, dice el Señor, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de tus nietos desde ahora y para siempre.

El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                  

JJ = J2

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