14 DE AGOSTO DEL 2016
CONSEJO DIVINO.
TOMADO DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO
CAPITULO XXIV
DEL LIBRO DE DIOS "LIBRO DEL ECLESIÁSTICO CAP. XXIV – 24"
Declara el origen y
eternidad de la sabiduría, y predica sus alabanzas; explica sus efectos
maravillosos, y el ardiente deseo que tiene de comunicarse a los hombres.
La sabiduría se hará ella misma su elogio, y se honrará
en Dios y se gloriará en medio de su pueblo. Ella abrirá su boca en medio del
pueblo de Dios, o de las reuniones del altísimo y se glorificará a la vista de
los escuadrones de Dios, o de la celestial milicia. Será ensalzada, en medio de su pueblo, y admirada en la plena congregación
de los santos. Y recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será
bendita entre los benditos y dirá:
Yo salí de la boca del altísimo, engendrada primero que existiese ninguna criatura. Yo hice
nacer en los cielos la luz indeficiente y como una niebla cubrí toda la tierra.
En los altísimos cielos puse yo mi morada, y el trono mío sobre una columna de
nubes. Yo sola hice todo el giro del cielo y penetre por el profundo fondo del
abismo, me paseé por las olas del mar y puse mis pies por todas las partes de
la tierra; y en todos los pueblos, y en todas las naciones tuve el supremo
dominio; yo sujete con mi poder los corazones, grandes y pequeños; y en todos
esos pueblos y naciones busque donde posar o fijarme, y en la heredad del Señor
fije mi morada. Entonces el creador de todas las cosas dio sus órdenes y habló;
y el que a mí me dio el ser, estableció
mi tabernáculo o morada, y me dijo:
habita en Jacob, y sea Israel tu herencia, arráigate en medio de mis escogidos.
Desde el principio o ab eterno, y antes de los siglos, ya
recibí yo el ser, y no dejaré de existir en todos los siglos venideros, y en el
tabernáculo santo ejercite el ministerio mío ante su acatamiento. Y así fije mí
estancia en el monte Sion, y fue el lugar de mi reposos, la ciudad santa, y en Jerusalén
está el trono mío. Y me arraigue en un
pueblo glorioso, y en la porción de mi Dios, la cual es una herencia: y mi
habitación fue en la plena reunión de los santos.
Elevada estoy cual cedro sobre el Líbano, y cual ciprés
sobre el monte Sion. Extendí mis ramas, como una palma de Cades, y como el
rosal plantado en Jericó, me alce como un hermoso olivo en los campos y como el
plátano en las plazas junto al agua. Como el cinamomo y el bálsamo aromático
despide fragancia. Como myrrha escogida exhalé suave olor; y llene mi habitación
de odoríferos perfumes, como de estoraque, de gálbano, de ónique y de lágrima
de myrrha, y de incienso virgen; y mi fragancia es como la del bálsamo sin
mezcla. Yo extendí mis ramas como el terebinto, y mis ramas llenas están de
majestad y hermosura. Yo como la vid brote pimpollos de suave olor, y mis
flores dan frutos de gloria y de riqueza.
Yo soy la madre
del bello amor, y del temor, y de la ciencia de la salud, y de la santa
esperanza. En mí, esta todo la gracia para reconocer el camino de la verdad: en
mí toda esperanza de vida y de virtud. Venid a mi todos los que os halléis presos
de mi amor y saciados de mis dulces frutos. Porque mi espíritu es más dulce que
la miel y más suave que el panal de miel mi herencia. Se hará memoria de mí en
toda la serie de los siglos. Los que de mi comen, tiene siempre hambre de mí, y
tienen siempre sed los que de mi beben, jamás se empalagan. El que me escucha
jamás tendrá que avergonzarse, y aquellos que se guían por mí, no pecaran. Los que
me esclarecen obtendrán la vida eterna.
Todas esas cosas contienen el libro de la vida, que es el
testamento de la vida, y la doctrina de la verdad. Moyses intimó la ley de la
justicia, dejándola en herencia a la casa de Jacob con las promesas hechas a
Israel.
Dios prometió a su siervo David, que había de hacer nacer de él, o de su linaje, al rey fortísimo, que se sentaría sobre un trono de gloria para siempre; el cual rebosa en sabiduría, como el agua de Phison y el Tigris en la estación de los nuevos frutos. Ella lo inunda todo de inteligencia, como el Euphrates, y crece más y más como el Jordán en el tiempo de la siega: ella derrama la ciencia como la luz, e inunda como el Gehon en la estación de la vendimia. El hijo de Dios, es el primero o único que la ha conocido perfectamente, y otro que sea menos fuerte o inferior, no la comprende. Porque son más vastos que el mar sus pensamientos, y sus consejos más profundos que el grande abismo. Yo la sabiduría derrame ríos de agua viva y celestial. Yo como canal de agua inmensa, derribada del rio, y como acequia sacada el rio y como un acueducto salí del paraíso. Yo dije: regaré los plantíos de mi huerto, y hartaré de agua los frutos de mi prado; y he aquí que mi canal ha salido de madre y mi rio se iguala a un mar. Porque la luz de mi doctrina, con que ilumino a todos es como la luz de la aurora, y seguiré esparciéndola hasta los remotos tiempos. Penetraré todas las partes más ondas de la tierra, y echaré una mirada sobre todos los que duermen para juzgarlos: e iluminaré a todos los que esperan en el Señor. Yo proseguiré la doctrina como profecía y la dejaré a aquellos que buscan la sabiduría, y no cesaré de anunciarla a toda su descendencia hasta el siglo venidero o eternidad santa. Observad como yo no he trabajado solo para mí, sino para todos aquellos que andan en busca de la verdad.
Dios prometió a su siervo David, que había de hacer nacer de él, o de su linaje, al rey fortísimo, que se sentaría sobre un trono de gloria para siempre; el cual rebosa en sabiduría, como el agua de Phison y el Tigris en la estación de los nuevos frutos. Ella lo inunda todo de inteligencia, como el Euphrates, y crece más y más como el Jordán en el tiempo de la siega: ella derrama la ciencia como la luz, e inunda como el Gehon en la estación de la vendimia. El hijo de Dios, es el primero o único que la ha conocido perfectamente, y otro que sea menos fuerte o inferior, no la comprende. Porque son más vastos que el mar sus pensamientos, y sus consejos más profundos que el grande abismo. Yo la sabiduría derrame ríos de agua viva y celestial. Yo como canal de agua inmensa, derribada del rio, y como acequia sacada el rio y como un acueducto salí del paraíso. Yo dije: regaré los plantíos de mi huerto, y hartaré de agua los frutos de mi prado; y he aquí que mi canal ha salido de madre y mi rio se iguala a un mar. Porque la luz de mi doctrina, con que ilumino a todos es como la luz de la aurora, y seguiré esparciéndola hasta los remotos tiempos. Penetraré todas las partes más ondas de la tierra, y echaré una mirada sobre todos los que duermen para juzgarlos: e iluminaré a todos los que esperan en el Señor. Yo proseguiré la doctrina como profecía y la dejaré a aquellos que buscan la sabiduría, y no cesaré de anunciarla a toda su descendencia hasta el siglo venidero o eternidad santa. Observad como yo no he trabajado solo para mí, sino para todos aquellos que andan en busca de la verdad.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con
tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en este CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ SEMANA
JJ = J2
No hay comentarios:
Publicar un comentario