LA
EVALUACIÓN
I PARTE Finalidades y alcances del Decreto 1290
“Nadie va a la escuela con el propósito de no
“aprender nada”,
ser excluido o “perder el año”; por el contrario,
se llega a ella, con diferentes ritmos y desarrollos de
aprendizaje,
intereses y disposiciones…”
Uno de los temas más álgidos y menos entendido en
la vida institucional es la evaluación escolar, por eso vamos a publicar una
serie de artículos sobre el tema, tomados directamente de la fuente, el MEN.
Ámbitos
de la evaluación de los estudiantes
L os avances en la investigación educativa,
exactamente en el campo de la evaluación, han contribuido para que en la
actualidad identifiquemos diversas corrientes desde las cuales es factible ade-
lantar la evaluación del aprendizaje de los estudiantes. Dichas perspectivas
conceptuales, orientan y determinan a su vez el ámbito, los propósitos y
alcances que tienen las diferentes pruebas y valoraciones que hoy aplicamos y
desarrollamos en el campo de la educación.
Estos marcos de referencia teóricos identifican y
caracterizan dos espacios que permiten en distintos niveles y de diferentes
maneras, describir, valorar, conocer y obtener información sobre los
aprendizajes que están alcanzando o desarrollando las niñas, niños, jóvenes y
adultos dentro de un sistema educativo. Tales ámbitos hacen referencia a la evaluación que se hace fuera del aula, conocida también con el nombre de evaluación externa y la que se desarrolla de manera interna denominada
institucional. Dentro de la primera, encontramos las
evaluaciones muéstrales o censales de corte internacional o nacional y dentro de la institucional está la evaluación que se realiza día a día en el aula.
Cada uno de los ámbitos antes enunciados, realiza
evaluaciones, análisis y monitoreo sobre los aprendizajes de los estudiantes
con instrumentos, métodos y objetivos específicos diferentes, pero bajo un
mismo fin: dar cuenta o capturar una parte y el sentido de la realidad
educativa en cuanto a los procesos de enseñanza y aprendizaje.
De esta manera, tales evaluaciones no deben ser consideradas
como incompatibles, sino por el contrario, deben ser entendidas como miradas y
estrategias complementarias, que tienen como único propósito el de arrojar
información sobre una realidad que es muy compleja y difícil de capturar en
todas sus dimensiones.
Así, la participación de los estudiantes en
evaluaciones externas internacionales permite compararnos e identificar qué tan
cerca o distante estamos de los estándares internacionales, del conocimiento
que el mundo científico, tecnológico y social actual, ha catalogado como adecuado,
pertinente y conveniente para los ciudadanos de hoy, que no sólo necesitan
moverse en dicho entorno, sino y especialmente, porque los estudiantes del presente serán los hombres y
mujeres que dirigirán los destinos de Colombia
durante el naciente siglo XXI. Igualmente, tales pruebas posibilitan la reflexión
sobre aspectos societales relacionados con la educación; por ejemplo, nos
permiten identificar algunas diferencias entre los distintos sistemas
educativos que participan en ellas, ciertas prácticas pedagógicas que se
suceden en el aula o las apuestas que determinadas comunidades o sociedades
realizan cuando enfatizan y priorizan ciertas áreas del conocimiento dentro de
su sistema educativo.
Las evaluaciones externas en general, tienen la
función de ser un termómetro para procesos macros en el campo de la educación,
toda vez que a ellas escapan muchos elementos y detalles del proceso de enseñanza-aprendizaje,
pero recogen otros que facilitan la comparación y la correlación. Por ello,
deben ser valoradas y entendidas como lo que son: miradas complementarias que
reflejan o dan cuenta de parte o de algunos aspectos de la actividad y realidad
escolar, al ofrecer evidencias de ciertos aprendizajes y destrezas cognitivas.
La evaluación que se realiza de los educandos en
el aula debe concentrarse en los sucesos del día a día, en observar y buscar información
para establecer cómo están aprendiendo los estudiantes; qué necesitan aprender;
dónde es necesario aclarar, reforzar o consolidar conceptos y procesos, entre otros, para contribuir a formarlos
como seres competentes. Este tipo de evaluación tiene una naturaleza formativa
tanto para docentes como para estudiantes y su propósito fundamental es brindar
información para que los maestros vuelvan a mirar sus procesos de enseñanza y
los educandos enfaticen y consoliden sus procesos de aprendizaje.
El Decreto 1290, expedido el 16 de abril de 2009,
reglamenta la evaluación del aprendizaje y promoción de los estudiantes en los
niveles de educación básica y media que deben realizar los establecimientos educativos;
es decir, que se refiere básicamente a la evaluación que se desarrolla en el aula. En ese sentido, las
orientaciones conceptuales y pedagógicas
consignadas en los párrafos subsiguientes están dirigidas y concentradas en
este ámbito de la evaluación.
CASO 1:
El profesor de sociales, preocupado por el bajo resultado obtenido
de los estudiantes de la
institución en las pruebas externas en esta área, decide orientar
todas las actividades
académicas alrededor de
los objetivos, temas,
estructura y técnicas para resolver este.
A los estudiantes de 9 grado, esta práctica les resultó aburrida,
pues la clase misma parecía tener un único sentido: prepararlos para las
pruebas externas.
Para solucionar este problema, los estudiantes decidieron dialogar
con el docente quien argumentó que la solicitud tenía su origen en una
exigencia muy fuerte que había realizado el rector al inicio del año, y que
además, personalmente consideraba que la estrategia evaluativa era válida,
debido a que encontraba que los estudiantes estaban aprendiendo adecuadamente.
Ante la negativa del docente, solicitaron una cita con el
coordinador del área de sociales, quien escuchó sus inquietudes y prometió
llevar el caso al consejo académico. El día de la reunión del consejo, se
presentó el caso, y se originó una discusión en la que algunos docentes
defendían las acciones del profesor de sociales, y otros encontraban que lo que
estaba haciendo era exagerado.
El rector reafirmó que al inicio del año escolar, una de sus
preocupaciones era los resultados en las pruebas externas, sin embargo recordó
que el objetivo principal del proceso formativo es que los niños desarrollen
competencias, no entrenarlos para un examen específico, que un verdadero y
sólido aprendizaje permite abordar con éxito cualquier prueba bien sea interna
o externa. Así mismo señaló que:
1.- La evaluación externa sirve para monitorear el proceso
educativo que tiene el país, establece los niveles de desempeño en que se
encuentran los estudiantes de acuerdo con los Estándares Básicos de
Competencias.
2.- La evaluación externa sirve para identificar los aspectos que
se requieren priorizar y trabajar con los estudiantes en las diferentes áreas.
La evaluación en el aula es un elemento fundamental del proceso
enseñanza-aprendizaje, porque exige la implementación de distintas actividades
creativas para obtener información sobre los aprendizajes de los estudiantes.
3.- La evaluación externa y la evaluación de aula son
complementarias y cada una aporta información valiosa que permite fortalecer el
proceso formativo de los estudiantes.
4.- En el trabajo de aula, nunca puede perderse de vista que la
pedagogía es ante todo una interacción entre sujetos, mediados por la cultura y
el conocimiento, donde se construyen mundos posibles.
La evaluación de aula es
una oportunidad para el despliegue de la imaginación creadora, encaminada a
valorar e informar sobre los aprendizajes de los estudiantes.
5.- En una reunión general de profesores se debatirá cómo hacer un
uso pedagógico de la implementación sobre la información que brindan los
resultados de las pruebas externas, en el marco de los fines de la educación y
el PEI.
6.- En todas las áreas, los docentes deberán capacitarse sobre el
sentido, estrategias creativas de evaluación, y posibilidades de implementarlas
de acuerdo con cada disciplina y el enfoque educativo de la institución.
2. La
evaluación en el aula
Antes de profundizar sobre los conceptos y finalidades
que enmarcan
y direccionan la
evaluación de los
estudiantes en el
aula, es conveniente
reflexionar sobre los
objetivos que deben
tener y mover
a un docente, una institución educativa y al sistema educativo en general, en el ejercicio de su profesión, su
quehacer o su misión.
La meta fundamental que debe regir a todo maestro
o maestra,
institución o sistema educativo,
es la de procurar de manera absoluta que todos sus estudiantes alcancen de manera exitosa los fines
propuestos
o establecidos dentro
de un determinado proceso
y período educativo.
Pensar
que existen niñas, niños, jóvenes o adultos con los cuales es imposible
realizar alguna actividad formativa, incluyendo los aprendizajes escolares, es
negar la naturaleza y esencia del ser humano.
La Historia, ha mostrado que el motor fundamental
para la sobrevivencia de nuestra especie ha sido la pregunta, la búsqueda de respuestas
sobre el entorno social y natural, la relación o correlación de sucesos, entre
otros, para así, a través del ensayo, el error y la resignificación de este
último –léase aprendizaje–, generar
nuevos conocimientos, que contribuyan a vencer la adversidad y los obstáculos
que a diario surgen en su mundo físico y cultural resolviendo así, las
problemáticas sociales o las dificultades con sus semejantes, que son importantes
de solucionar.
Es importante tener en cuenta que todas las
personas que ingresan o llegan a las aulas, aprenden, se forman y desempeñan en
miles de actividades que exigen procesos complejos cognitivos, valorativos, actitudinales
o comportamentales, que demuestran de manera contundente las capacidades que ellas tienen para aprender
y desempeñarse bien en y sobre lo que aprenden, así lo hagan con ritmos
distintos. En ese sentido, es inadmisible pensar, que los estudiantes de hoy no
aprenden porque son malos, les falta capacidades y no les interesa estudiar o
aprender. A renglón seguido, habría que preguntarse por el método que se
utiliza para que ellos aprendan; por qué unos sujetos que aprenden infinidad de
cosas cuando salen del aula de clase, no lo hacen o logran dentro de ella; qué tan pertinente es el saber, los
temas y conceptos que circulan en el
aula. Si un sujeto demuestra amplias habilidades para aprender en espacios distintos de los que ofrecen los
muros educativos, habrá que preguntarse entonces no por la falta de condiciones
del sujeto, sino por los ambientes y estrategias de aprendizaje que se procuran
en el espacio de la institución escolar.
Así entonces, es responsabilidad de los maestros,
como profesionales expertos en pedagogía y didáctica, procurar, utilizar,
desarrollar y crear si es el caso, todos los ambientes, estrategias y métodos
posibles para lograr que sus estudiantes se acerquen, comprendan y den vida a
su propuesta de formación; en otras palabras, que la totalidad de los educandos
aprendan lo que la institución, la sociedad y el desarrollo del conocimiento
han definido como pertinente y necesario en el mundo actual.
Al respecto es importante mencionar lo que dice Juan Manuel Álvarez
Méndez, quien es un experto en el tema: Consciente de que el fracaso escolar está ahí, el profesor que
actúa cabal
y razonablemente a favor
de quien aprende,
trabaja con el
ánimo de superar.
En ese sentido
no acepta [el
fracaso escolar] como
algo inevitable debido
a causas que obedecieran únicamente y de modo
determinante a las capacidades naturales de los sujetos, cuestión de dones
innatos, sin
tener en cuenta otros factores, sin descartar los
didácticos y los institucionales […]. El reto que cada profesor tiene es no dejar a nadie fuera… (2001, p .13).
Hay que recordar entonces, que es obligación de
todo establecimiento educativo velar por el cumplimiento de tales propósitos, garantizando
los elementos, procedimientos, mecanismos y actividades que sean necesarios para que los estudiantes
aprendan y no sean excluidos del proceso educativo… del saber. Debe ser claro que nadie va a la escuela
con el propósito de no “aprender nada”, ser
excluido o “perder el año”; por el contrario, se
llega a ella, con diferentes ritmos y desarrollos de aprendizaje, intereses y disposiciones, los cuales deben ser capturados, canalizados y enfocados, por los maestros y los establecimientos educativos, para conducirlos a su
objetivo principal: lograr que todos aprendan; que todos sean competentes en el
mundo actual y en la sociedad en que se desempeñan.
Especialmente, si entendemos como educación el acceso a la cultura y a la ciencia, consideradas éstas como bienes construidos históricamente y a las cuales
todo sujeto social tiene
derecho.
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La
evaluación en los niveles de enseñanza
básica y media, debe tener única y exclusivamente propósitos formativos, es
decir, de aprendizaje para todos los sujetos que intervienen en ella.
Esta frase me deja mucho que pensar "que la totalidad de los educandos aprendan lo que la institución, la sociedad y el desarrollo del conocimiento han definido como pertinente y necesario en el mundo actual" Evidencia de la idea instruccionista que se tiene de la educación. Es contradictorio pensar que en un mundo donde la evaluación es empleada con fines de selección, deba asumirse de forma diferente en la escuela. Y mas, cuando debemos enseñar por competencias, obligando a nuestros estudiantes a competir los unos con los otros, a pesar de promulgar "el trabajo cooperativo"
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