05 de mayo del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS
CAPITULO XVIII
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XVIII– 18"
Con la semejanza del barro y del alfarero demuestra
el Señor que está en su mano el hacer beneficios, o enviar castigos al pueblo
de Israél. Manda al profeta que le
exhorte a la penitencia. Conjuración del pueblo contra Jeremías: figura de la
que formaron deseos contra Jesús.
Orden dada a Jeremías por el Señor, diciendo: Anda
y baja a casa de un alfarero, y allí oirás mis palabras. Bajé, pues, a casa de
un alfarero, y hallé que estaba trabajando sobre la rueda. Y la vasija de barro
que estaba haciendo se deshizo entre sus manos; y al instante volvió a formar
del mismo barro otra vasija de la forma que le plugo.
Entonces me hablo el Señor, y dijo: ¿Por ventura no
podré hacer yo con vosotros, oh casa de Israél, como ha hecho este alfarero con
su barro, dice el Señor? Sabed que lo que es barro en mano del alfarero, eso
sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. Yo pronunciaré de repente mi
sentencia contra una nación, y contra un reino para arrancarle, destruirle y
aniquilarle. Pero si la tal nación hiciere penitencia de sus pecados, por los
cuales pronuncié el decreto contra ella, me arrepentiré yo también del mal que pensé
hacer contra ella. Asimismo trataré yo de repente de fundar y establecer una nación
y un reino. Pero si este obrare mal ante mis ojos, de suerte que no atienda mi
voz, yo me arrepentiré del bien que dije que le haría.
Tú, pues, ahora di a los varones de Judá, y a los
habitantes de Jerusalem: Esto dice el Señor: mirad que yo estoy amasando
estragos contra vosotros, y trazando designios en daño vuestro: conviértase
cada uno de vosotros de su mala vida, y enmendad vuestras costumbres e
inclinaciones. A esto dijeron ellos: ya no hay remedio: y así seguiremos
nuestras ideas, y cada cual hará lo que le sugiera la perversidad de su maleado
corazón. Por tanto esto dice el Señor:
Preguntad a
las demás naciones: quienes ha jamás oído tales y tan horrendas cosas, como las
que no se hartaba de hacer la virgen de Israel? ¿Acaso puede faltar nieve en
los peñascos de las espaciosas sierras del Líbano? ¿O pueden agotarse los
manantiales, cuyas frescas aguas corren sobre la tierra? Pues he aquí que mi
pueblo se ha olvidado de mí, ofreciendo sacrificios a la vanidad de los ídolos,
y tropezando de continuo en sus caminos, en los antiguos caminos, por seguir un
camino no trillado: Reduciendo así su tierra a desolación, y a ser para siempre
objeto de mofa y de asombro para todo pasajero, que al verla, admirándose,
meneará su cabeza. Porque como viento abrasador los dispersaré delante de sus
enemigos: les volveré las espaldas, y no mi benigno rostro, en el día de su
perdición.
Más ellos dijeron entonces: venid y tratemos
seriamente de obrar contra Jeremías: porque a pesar de lo que el predice, no
nos faltará la explicación de la Ley de boca del sacerdote, ni el consejo del sabio,
ni la palabra del profeta. Venid pues, atravesémosle con los dardos de nuestra
lengua, y no hagamos caso de ninguna de sus palabras.
Oh Señor, mira por mí, y pon tu atención en lo que
dicen mis adversarios. ¿Con que así se vuelve mal por bien?¿ Y si ellos que tanto
me deben, han cavado un hoyo para hacerme perder la vida? Acuérdate, oh Señor, de
cuando me presentaba yo en tu acatamiento, para hablarte a su favor, y para
desviar de ellos tu enojo. Por tanto, abandona sus hijos a el hambre y entrégalos
al filo de la espada: viudas y sin hijos queden sus mujeres, mueran en una
muerte infeliz sus maridos, y véanse en el combate sus jóvenes atravesados con
la espada. Óiganse alaridos en sus casas. Porque tú has de conducir contra
ellos súbitamente al asaltador, contra ellos que cavaron el hoyo para cogerme,
y tendieron lazos ocultos para mis pies. Más tú, oh Señor, conoces bien todos
sus designios de muerte contra mí. No les perdones su maldad; ni se borre de tu
presencia su pecado: derribados sean delante de ti: acaba con ellos en el
tiempo de tu furor.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas
con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra
para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor
esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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