Tomado del libro “INTELIGENCIAS MÚLTIPLES
EN LA EDUCACIÓN DE LA PERSONA” Elena
María Ortiz de Maschwitz.
BONUM, COOPERATIVA EDITORIAL MAGISTERIO.
Tomaremos apartes o artículos de éste libro, con lo
que pretendemos presentar los profundos cambios que se han venido en la
educación, en la escuela y en los sistemas educativos, además de incentivar
cambios en los docentes y en la forma de abordar la educación para cada niño en
el aula.
Parte
II.
LA AUTONOMÍA
La madurez de un ser humano se manifiesta cuando es
capaz de decidir lo que debe y no debe hacer, desarrollando la voluntad y controlando
sus emociones, para el logro efectivo de sus objetivos. Es por esto fundamental
desarrollar la autonomía logrando que la vida de cada dia en el aula sea de “libertad
de”, con ausencia de toda coacción, y con claros procedimientos para ir
logrando gradualmente la independencia y la capacidad de gobierno de si mismo. Para
lograr la “libertad para”, se deben dar varias oportunidades para aprender a
elegir, con trabajos que contemplen el desarrollo de las inteligencias múltiples
y que comprometan el desarrollo de todo el cuerpo y la mente. El aula se va a
reestructurar con espacios y medios que aseguren que todas las inteligencias se
van a desarrollar permanentemente.
Todo rincón de la escuela va a ser un ambiente de
aprendizaje: el jardín, la calle, el barrio, el museo, la biblioteca. El aula
se convertirá en una gran sala de exploración, con centros de investigación y
con trabajos realizados por los alumnos.
El clima será de libertad responsable y de actividad
centrada en el alumno. La mesas circulares invitaran al trabajo creativo y
participativo.
En este punto es necesario aclarar el carácter complementario
de la libertad y la responsabilidad. En su Tratado
de Educación Personalizada, Victor Garcia Hoz, nos recuerda que “siendo un
hombre un ser participado, limitado, su libertad no puede ser tampoco absoluta.
Habrá de aceptar las leyes morales que la justifiquen y la hagan legítima, y
las leyes físicas que condicionan su eficacia exterior”. Será misión de los
educadores, clarificar las posibilidades y el uso de la libertad y también los límites
de ella. En el elegir libremente va incluida necesariamente la responsabilidad
de las elecciones. Y esto requiere de un acto de madurez, ya que elegir
libremente implica necesariamente un riesgo, y la persona debe hacerse cargo de
ese riesgo. En una educación tradicional, en donde el alumno hace siempre lo
que el maestro le indica, y aprende lo que es gusto del profesor, es difícil que
desarrolle su autonomía. Los alumnos atribuyen la causa de sus logros a la
suerte y la causa de sus fracasos a los profesores.
En nuestros días se ha extendido un sentimiento de
frustraciones respecto de los resultados de los logros educativos, que ha
llamado a la reflexión la responsabilidad de los adultos sobre la actividad
enseñanza – aprendizaje. La opinión más generalizada de los adultos es que los adolescentes
son “unos irresponsables”, no tienen
metas claras, están en alto riesgo y la de los profesores es que los alumnos “no
estudian”, “no se interesan por nada”. Ya en 1970 B. C. Skiner con su
determinismo pragmático, decía que “el estudiante no tiene responsabilidad alguna
en su educación”, ya que él sostenía que ésta dependía exclusivamente de los
condicionamientos de los que estaba rodeado, y junto a otros autores defendió
la postura de los cambios externos a la persona del alumno como medio para
lograr la modificación de la conducta. En cambio, los psicólogos Carl Rogers y
Abraham Maslow, desde una postura más abarcativa de la persona, han defendido
la personalidad de cada uno en su propia educación, ya que, como dice este
último, “se halla inserta en la propia naturaleza de la persona”.
“La singularidad de la persona se manifiesta
principalmente en el trabajo independiente”. Éste pensamiento de Abraham
Maslov, da pie para comprender la necesidad de la fomentar el trabajo
independiente del alumno, creando posibilidades de elección tanto en las formas
de buscar la información como en las actividades diarias y en la evaluación de
las mismas. Es necesario que el alumno se haga cargo de su propio aprendizaje,
para lo cual tiene que vivir éste como propio, como un deber que tiene sentido
y que le da la satisfacción de lo que Víctor García de la Hoz ha llamado: “LA
OBRA BIEN HECHA”.
APERTURA
Al mismo tiempo que singular, el hombre tiene una
necesidad de apertura hacia los otros. La influencia de una enseñanza que
contemplaba la potencialidad del individuo, continúa hasta nuestros días
manifestada en aulas en donde los bancos están separados unos de otros y en
donde los trabajos se realizan individualmente. Este pensamiento olvidó que la singularidad tiene su complemento en la
solidaridad, que se manifiesta en la colaboración generosa. En el mundo
globalizado, que incluye la diversidad, es imperiosa la necesidad de educar
para la colaboración en donde cada uno aportará con lo mejor de sí mismo para
el logro de los objetivos en común. En este clima solidario, algunos alumnos
ayudarán a otros, considerándose esto, un elemento muy importante para el
desarrollo de la Inteligencia Interpersonal. La empatía, la percepción de los
sentimientos del otro, la generosidad y la apertura de espíritu, las relaciones
de amistad, de compañerismo, de liderazgo, de autoridad, la comprensión la
veracidad y la confianza resumen algunas de las condiciones ineludibles para lo
que Alfonso López Quintás llama “El encuentro”.
“El encuentro
es un acontecimiento relacional, se da en la relación mutua y activa de dos o
más seres.
La categoría de
relación cobra, a la luz de la teoría del encuentro, un valor decisivo en la
vida humana”. A. López
Quintas.
Continuará.
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