La vida de CARLOS JACANOMIJOY antes de vender su primer cuadro
La serie 'El éxito fuera del resguardo' concluye con la historia del pintor indígena colombiano.
UN GENIO DE LA PINTURA, COLOMBIANO RECOMENDADO POR RODOLFO LLINAS. Y QUE DEBEMOS ANIMAR A CONOCER Y SEGUIR SU EJEMPLO A TODOS LOS ESTUDIANTES EN NUESTRA IERD. CACICAZGO.
“Cuando me iba a graduar en la Universidad Nacional, mi papá estaba muy mal, casi quedamos en la calle. Él tenía que llegar más encorbatado que en mi grado de bachillerato. Se me ocurrió que viniera con el traje que usamos para el carnaval, que hiciera de cuenta que era un día de fiesta. Vino con plumajes y fue maravilloso. Mis compañeros no me reconocían, todo el mundo quería tomarse foto conmigo. Ese día me quisieron más, me respetaron más. El rector me dio un sitio especial en el León de Greiff, nos trataron como reyes. Fui homenajeado. El coro de la universidad nos dedicó unas canciones. Sentía que el homenaje no era a mí, sino a los indígenas y a la historia de Colombia. Terminé graduándome de indio. Fui aplaudido y querido”. Habla Carlos Jacanamijoy, el pintor indígena colombiano más conocido en el mundo.
“Somos doce hermanos. De ellos, fui el único que seguí estudiando. En mi familia no había la tradición de hacer estudios académicos. Fui el primer bachiller, el primer graduado de la universidad, el primero que hizo posgrados”.
En su colegio, Carlos dibujó todo: la fuerza, en Física; los ríos, en Geografía; el cuerpo humano, en Biología; los cromosomas, en Química, y los pasajes bíblicos, en Religión.“Así lo entendía mejor, me acordaba más fácil. El dibujo me salvó de muchas cosas, incluso de perder años. Dibujando se puede llegar al conocimiento”. Esa gratitud trascendió y Carlos deseó la academia.
“Llegué a Bogotá buscando una universidad en las Páginas Amarillas. Nadie me daba razón de que existían las artes como profesión”, cuenta el artista, a quien no lo convencieron los dos semestres que cursó en la Universidad de La Sabana ─los exámenes de admisión de la Universidad Nacional se realizaban en tres fechas, lo cual le impidió presentarse─. Tampoco quiso continuar Pintura en la Universidad de Nariño.
Carlos quería la Nacional, así que perseveró hasta lograr ocupar una silla en el auditorio León de Greiff, donde recibió su título en Artes Plásticas. Luego llegaron nuevos logros académicos, como la maestría en Estudios Culturales en la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá.
Un cheque soñado
El pintor financió sus estudios con “préstamos-beca para indígenas, que se condonaban con notas”, pero también con mucha pintura. “Hacía lo que no me gustaba”: paisajes, desnudos y bodegones. También escribió cartas de amor y decoró papeles a cambio de un almuerzo o dinero.
Además, el título no le garantizó ingresos. “Terminé de graduarme y fui un desempleado más, y más en artes, que era muy difícil (…). Dos años después, no tenía un peso ni para el arriendo de un cuarto”.
Carlos Jacanamijoy se graduó en Artes Plásticas en la Universidad Nacional. / Foto: Archivo EL TIEMPO.
Carlos Jacanamijoy se graduó en Artes Plásticas en la Universidad Nacional. / Foto: Archivo EL TIEMPO.
El artista se muestra cansado del estigma del indígena. “El sucio, el malo, el que no es de mostrar, tiene que estar callado, siempre está en las marchas, siempre pidiendo limosna, arrastrado. Crecí así, eso me parece infame. ¿Por qué no podemos transformarnos como sociedad?”.
Confiesa que el peor rechazo lo sintió en su tierra natal. “En Santiago trataban muy mal a los indígenas. A mí me daba vergüenza ser indígena hasta los 15, 16 años, así amara a mi abuelita y a mis padres. Donde más sentí el racismo fue allá, en mi pueblo, con la misma gente con la que uno creció. Tuve que romper con eso a los 17. Pensé: ‘Voy a ser orgulloso de lo que soy, con mi apellido’”.
Carlos Jacanamijoy es reconocido como el pintor indígena más internacional de Colombia. / Foto: Archivo EL TIEMPO.
Carlos Jacanamijoy es reconocido como el pintor indígena más internacional de Colombia. / Foto: Archivo EL TIEMPO.
El retrato que Carlos Jacanamijoy hizo del nobel Gabriel García Márquez. / Foto: Archivo EL TIEMPO.
Foto:
Hasta sus genes se enamoraron del arte: su hijo mayor estudió Arte en la Universidad de los Andes y hoy se especializa en Londres, y el menor se graduó como cineasta en París.
Solo le falta cumplir un sueño: que su arte se vuelva una herramienta de transformación social y humana.
Este es uno de los ejemplos más claros
de cómo la EDUCACIÓN puede TRANSFORMAR a una persona, a una familia, a una
comunidad y por consecución a todo un país, y sobre todo como por medio de esta
EDUCACIÓN se puede romper el círculo de pobreza, acabando con las desigualdades por las que tanto estamos dispuestos a luchar y a acabar.
UN VERDADERO EJEMPLO EN VIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario