22 DE ABRIL DEL 2018
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE ISAÍAS
CAPITULO XLIV
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE ISAÍAS CAP. XLIV– 44"
Dios consuela a su pueblo, prometiéndole una maravillosa restauración
y acrecentamiento. El Señor es el solo Dios verdadero. Vanidad de los ídolos y
de los que los fabrican.
Ahora bien, escucha, oh Jacob, ciervo mío, y tú oh Israel a
quien escogí. Esto dice el Señor, que te ha hecho y te ha formado, tu favorecedor
desde el seno de tu madre: no temas, oh Jacob ciervo mío, y tú, oh rectísimo, a
quien elegí para que fueses mío: porque yo derramare agua sobre la tierra
sedienta, y hare correr caudalosos ríos por los eriales: derramare mi espíritu sobre
tu linaje, y la bendición mía sobre tus descendientes. Y crecerá como crecen
los sauces entre la hierba junto a las corrientes de aguas. Este dirá: yo soy
del Señor: aquel otro se gloriará de llevar el nombre de Jacob: y otro escribirá
sobre su mano: soy del Señor; y se apellidará con un nombre semejante al de
Israel.
Esto es lo que dice el Señor, rey de Israel, y su Redentor el
Señor de los ejércitos. Yo soy el primero y el último, y fuera de mi no hay
otro Dios, ¿Quién hay semejante a mí? Que se declare y se explique; y expóngame
la serie de cosas desde que yo funde la antigua gente del mundo, anuncie a los
suyos lo por venir, y las cosas que ha de suceder. No temáis pues, ni os conturbéis:
yo he sido, oh Israel el que desde el principio te las hice saber a ti, y te
las predije: vosotros me sois testigos. ¿Hay por ventura otro Dios fuera de mí,
u otro Hacedor de las cosas a quien yo no conozca?
Todos los forjadores de ídolos son un puro de nada, y de nada
les aprovecharan esas cosas que más aman. Ellos mismos para confusión propia
son testigos, de que los ídolos ni ven, ni entienden. ¿Quién es, pues, tan
insensato que pensó formar un Dios, y fundió una estatua que para nada sirve? Lo
cierto es que todos cuantos tienen parte en esto, quedarán avergonzados: porque
estos artífices son unos hombres necios y si no júntense todos ellos, y preséntense
delante de mí, y temblaran todos, y quedaran fundidos. El herrero trabaja el ídolo
con la lima, en la fragua y a golpes del martillo le forja, labrándole a fuerza
de brazos; y sentirá a veces el hambre, y desfallecerá, y a pesar de su
cansancio, no ira a beber agua. El escultor extiende la regla sobre el madero,
forma el ídolo con el cepillo, le ajusta a la escuadra, le da contorno a su compas
y saca la imagen de un hombre, asemejándola a un hombre bien parecido, que
habita en una casa o templo. Cortó cedros, trajo el roble y la encina criada
entre los arboles del bosque: planto un pino que mediante la lluvia se hizo
grande. y sírvase de estos árboles, el hombre para el hogar: toma parte de
ellos, y se calienta, y con su fuego cuece el pan; pero de lo restante fabrica
un dios y le adora, hace una estatua y se postra delante de ella. Una parte del
árbol quema en la lumbre, y con otra cuece la carne para comer y compone el
asado, se sacia y se calienta, y dice. ¡Bueno! Me he calentado, he hecho un
buen fuego. Más del resto del árbol forma para si un dios y una estatua; se
postra delante de ella y la adora y la súplica, diciendo: sálvame, porque tú
eres mi Dios. Son uno ignorantes sin entendimiento: tienen embarrado los ojos para
no ver, ni ser cuerdos. No reflexionan, ni consideran, ni tienen seso para decir:
yo queme la una mitad al fuego, y coci el pan sobre sus ascuas, aderece las
carnes, y las comí; ¿Y del resto he de fabricar un ídolo? ¿Me he de postrar
ante el tronco de un árbol? Una parte de este es ya ceniza; y no obstante un corazón
necio le adora, y no se desengaña así mismo diciendo quizás la obra hecha por
mi mano es una falsedad.
Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, tu, oh Israel, ya que tú
eres mi ciervo. Yo te forme: ciervo mío eres tú, oh Israel no te olvides de mí.
Desvanecí, como a nube, tus maldades, y como a niebla tus pecados; convierte a
mí, pues yo te he redimido. Cantad, oh cielos, alabanzas, porque el Señor te ha
hecho tan grande misericordia: alégrate tierra de un cabo a otro: montes,
selvas y todas sus plantas, haced resonar, sus alabanzas, porque redimió el
Señor a Jacob, y será glorificado en Israel.
Esto dice el Señor, redentor tuyo, que te formo en el seno de la
madre: yo soy el Señor Hacedor de todas las cosas, que por mí solo extiendo los
cielos, y fundo la tierra, sin ayuda de nadie. Que pacifico los presagios de
los adivinos, y a los agoreros les quito el juicio, que dejo corrido a los
sabios y convirtió en necesidad su ciencia. Yo el que llevo a efecto la palabra
de mi siervo, y cumplió los oráculos de mis enviados o profetas: el que dejo a Jerusalén
destruida: habitada será algún día, y a la cuidad de Judá: Sereis redificadas, y
yo poblaré vuestros desiertos. Yo el que digo al abismo: sécate, yo dejare árido
tus ríos: el que dijo a Cyro: tú serás mi pastor: tú has de cumplir todos mis
designios: el que dijo a Jerusalén tú serás redificada y al templo: tú serás
fundado de nuevo.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y
aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus
estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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