martes, 12 de septiembre de 2017


Dejen de lado los “chiquitazgos”y den el primer paso: Papa Francisco.
Desde el balcón del palacio cardenalicio y ovacionado por los miles de jóvenes, inicio sus consejos: “vengo a aprender de ustedes, de su fe, de su fortaleza ante la adversidad. Han vivido momentos difíciles y oscuros, pero el Señor está cerca de ustedes, en el corazón de cada hijo e hija de este país. Él no es selectivo, no excluye a nadie sino que abraza a todos; y todos somos importantes y necesarios para Él. Durante estos días quisiera compartir con ustedes la verdad más importante: que Dios los ama con amor de Padre y los anima a seguir buscando y deseando la paz, aquella paz que es auténtica y duradera”, inició el mensaje papal en medio de vivas, vítores, aplausos y gritos de los jóvenes venidos de diversas partes del país, tal como él mismo exaltó, aquí están cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros”.
Pero quizás la invitación que más le llamó la atención a los jóvenes presentes fue la de soñar en grande, “por favor no se metan en el chiquitaje, no tengan vuelo rastrero, vuelen alto y sueñen en grande”. Dejen de lado las pequeñeces.
“Mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Nadie se la podrá quitar...No se la dejen robar, cuiden esa alegría que todo lo unifica en el saberse amados por el Señor”.
“Ustedes pueden enseñarnos que la cultura del encuentro no es pensar, vivir, ni reaccionar todos del mismo modo; es saber que más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, somos parte de este maravilloso país”.
Resaltó la importancia del perdón que para Colombia es muy importante, “también vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido; es notable ver cómo no se dejan enredar por historias viejas, cómo miran con extrañeza cuando los adultos repetimos acontecimientos de división simplemente por estar atados a rencores. Ustedes nos ayudan en este intento de dejar atrás lo que nos ofendió, de mirar adelante sin el lastre del odio, porque nos hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda la Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose; esa Colombia que nos necesita a todos y que los mayores le debemos a ustedes”.
Y  antes de partir al encuentro con el Episcopado hizo una petición, “los abrazo a todos y a cada uno, a los enfermos, a los pobres, a los marginados, a los necesitados, a los ancianos, a los que están en sus casas… a todos; todos están en mi corazón. Y ruego a Dios que los bendiga. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí”.


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