SIETE MENSAJES
DEL PAPA FRANCISCO DURANTE SU DÍA EN BOGOTÁ. PAZ Y RECONCILIACIÓN.
“Y, por favor,
no se olviden de rezar por mí”. Así, casi siempre, a manera de rúbrica, el Papa
Francisco cierra muchos de sus discursos. Suele hacerlo en diferentes tonos:
alegre y paternal, cuando se dirige a los miles de jóvenes y niños que acuden a
su paso; y con mucho carácter, cuando les habla a personas y sobre temas que
tocan la Iglesia o la sociedad.
Lo
cierto es que Francisco en cada frase deja un mensaje, y ya son muchos, con
apenas día y medio en el país, los que han quedado guardados en las mentes de
millones de colombianos que han escuchado al Santo Padre. Estos son algunos de
los más importantes, pronunciados el jueves durante su agenda en Bogotá:
1. Huir de
toda tentación de venganza
El
Papa Francisco, durante su visita a la Casa de Nariño, aseguró que con su viaje
al país expresa su aprecio por los esfuerzos de Colombia a lo largo de las
últimas décadas para poner fin al conflicto armado. "Los pasos dados hacen
crecer la esperanza, en la convicción de que la búsqueda de la paz es un trabajo
que no da tregua y que exige el compromiso de todos", dijo.
El
Sumo Pontífice agregó que "este trabajo nos pide no decaer en el esfuerzo
por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias
y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica,
persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro".
El
prelado destacó el esfuerzo que ha hecho el país por construir una paz tan
anhelada y pidió que "este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de
venganza y búsqueda de intereses solo particulares y a corto plazo".
“Cuanto
más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño
hemos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes
para ayudarnos mutuamente”.
2. Se necesitan
leyes justas
También
en la Casa de Nariño, Francisco recordó el lema “Libertad y Orden”, que reposa
en el escudo nacional del país. El Santo Padre hizo referencia a la enseñanza
que le puede dejar al país estas dos palabras y señaló que los ciudadanos deben
ser valorados en libertad y protegidos por un orden estable.
El
Sumo Pontífice indicó que las leyes son necesarias para resolver las causas
estructurales de la pobreza, “que es la que genera exclusión y violencia, y si
la sociedad no sana de esta enfermedad puede dejar la puerta abierta a nuevas
crisis”.
“No
es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley la que rige la convivencia
pacífica. Se necesitan leyes justas que puedan garantizar la armonía y ayudar a
superar los conflictos que ha desgarrado a esta Nación por décadas”, indicó
Francisco, aclarando que la inequidad es la causa de los males sociales.
En
su discurso también señaló que el país necesita mirar a los más vulnerables, a
las etnias, los campesinos, las mujeres, a quienes habitan en las zonas más
apartadas del país, porque “son los más débiles, explotados y maltratados,
aquellos que no tienen voz porque se les ha privado de ella o no se les
reconoce”.
3. Vengo
hasta aquí como testigo de paz
Tras
su paso por la Casa de Nariño, el Papa Francisco se dirigió a la Catedral
Primada de Bogotá, donde oró en profundo silencio y durante varios minutos ante
la imagen de la Virgen de Chiquinquirá. Allí, el Santo Padre dejó un emotivo
mensaje de su puño y letra en el Libro Becerro, un diario donde se registran
todos los sucesos importantes de la Catedral y debe su nombre a que está
empastado en piel de becerro.
“El
Señor se hará grande hasta el confín de la Tierra. Él mismo será la paz
(Miqueas 5: 3- 4). Vengo hasta aquí como testigo de paz, de la paz que
Dios quiere para Colombia. Esta será posible con el esfuerzo de todos. Ya
contamos con una gracia. Francisco, 7 septiembre de 2017”, se lee en el
manuscrito del Papa Francisco.
4. Atrévanse
a soñar a lo grande
Uno
de los momentos más emotivos de la jornada del Papa en Bogotá, fue el que se
vivió en la Plaza de Bolívar, donde el Santo Padre les habló a más de 22 mil
jóvenes que lo esperaban desde las primeras horas de la mañana. Lo hizo desde
el balcón del Palacio Cardenalicio, después de la oración ante la imagen de la
Virgen de Chiquinquirá.
Allí
habló de los sueños y de las alegrías, de los retos y de las esperanzas.
“Atrévanse a soñar a lo grande, a ese sueño grande hoy los invito”, les dijo, y
luego les insistió: “No tengan vuelos rastreros, vuelen alto y sueñen grande”.
El
Papa Francisco instó a la juventud colombiana a que “mantengan viva la alegría,
es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Nadie se
las podrá quitar. No se la dejen robar, cuiden esa alegría”.
5. Enseñen a
sus mayores a perdonar
Francisco
reconoció la capacidad que tienen los jóvenes de perdonar, gracias a la cultura
del encuentro, de convivir con amigos sin importar su pensamiento, algo que les
pidió que se lo enseñen a los adultos.
“A
ustedes, jóvenes, les es tan fácil encontrarse (…) les basta un rico café, un
refajo, como una excusa para suscitar un encuentro. Los jóvenes coinciden en la
música, en el arte, en una final entre Atlético Nacional y América de Cali,
todo es ocasión de estar juntos”.
Y
agregó: “Ustedes pueden enseñarles a los grandes que la cultura del encuentro
no es pensar todos del mismo modo, es saber que más allá de nuestras
diferencias, somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende,
somos parte de este maravilloso país. Ayúdenos a enseñar a los grandes a entrar
en esta cultura del encuentro que ustedes practican tan bien”.
Así
mismo, el Santo Padre admitió que “la juventud los hace capaces de algo
difícil: perdonar, perdonar a quienes nos han herido. Ustedes no se dejan
enredar por historias viejas, como cuando los adultos contamos cosas que nos
atan al rencor. Ustedes nos ayudan a dejar atrás el odio, ustedes nos hacen ver
el mundo que está por delante, a la Colombia que se está desarrollando”.
“Por
esta capacidad de perdonar, ustedes enfrentan el enorme desafío de ayudarnos a
sanar nuestro corazón, escuchen esto que les pido, ayudarnos a sanar nuestro
corazón”, dijo Francisco.
6. No sirvan
a un concepto de hombre
Tras
el encuentro con los jóvenes, Francisco se reunió con los obispos colombianos
en el Palacio Cardenalicio, a quienes entregó múltiples mensajes alrededor de
la función que deben cumplir como pastores. “Ustedes no son técnicos ni
políticos, son pastores. Cristo es la palabra de reconciliación escrita en sus
corazones y tienen la fuerza de poder pronunciarla no solamente en los
púlpitos, en los documentos eclesiales o en los artículos de periódicos, sino
más bien en el corazón de las personas, en el secreto sagrario de sus
conciencias”, dijo.
“A
la Iglesia no le interesa otra cosa que la libertad de pronunciar esta Palabra,
ser libre para pronunciar esta palabra. No sirven alianzas con una parte u
otra, sino la libertad de hablar a los corazones de todos”, agregó Francisco,
quien resaltó que en esa “autonomía y vuelo para inquietar”, los obispos
“tienen la posibilidad de sostener un cambio de ruta”.
“El
corazón humano, muchas veces engañado, concibe el insensato proyecto de hacer
de la vida un continuo aumento de espacios para depositar lo que acumula. Es un
engaño. Precisamente aquí es necesario que resuene la pregunta: ¿De qué sirve
ganar el mundo entero si queda el vacío en el alma?”, aseguró.
“Les
ruego tener siempre fija la mirada sobre el hombre concreto. No sirvan a un
concepto de hombre, sino a la persona humana amada por Dios, hecha de carne,
huesos, historia, fe, esperanza, sentimientos, desilusiones, frustraciones,
dolores, heridas, y verán que esa concreción del hombre desenmascara las frías
estadísticas, los cálculos manipulados, las estrategias ciegas, las falseadas
informaciones, recordándoles que ‘realmente, el misterio del hombre sólo se
esclarece en el misterio del Verbo encarnado’”, dijo.
7. Las
densas tinieblas que amenzan
Ya
en la tarde, durante la misa campal en el Parque Metropolitano Simón Bolívar,
el Papa Francisco –ante más de un millón de personas– resaltó su aprecio por
Bogotá y la belleza de Colombia, pero advirtió que, como en otras partes, “aquí
hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida”.
“Las
tinieblas de la injusticia y de la inequidad social; las tinieblas corruptoras
de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y
desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”, dijo.
Y
agregó: “las tinieblas del irrespeto por la vida humana que siega a diario la
existencia de tantos inocentes, cuya sangre clama al cielo; las tinieblas de la
sed de venganza y del odio que mancha con sangre humana las manos de quienes se
toman la justicia por su cuenta; las tinieblas de quienes se vuelven
insensibles ante el dolor de tantas víctimas”, agregó el Santo Padre.
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