domingo, 17 de septiembre de 2017


¿Por qué utilizar la disciplina positiva?


José Guillermo Martínez

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La disciplina positiva se puede utilizar por las siguientes razones: 
  • Es útil para controlar los problemas de conducta de los estudiantes que interfieren o dificultan la actividad normal del profesor en el aula, contemplando estructuras familiares, influencias de los medios masivos de comunicación y la carencia de técnicas eficaces para establecer el orden en el aula.
  • Es eficaz para lograr que el estudiante controle su conducta, no sea agresivo o pasivo frente a los demás, y más bien busque establecer una comunicación asertiva.
  • Fortalece y supone la comunicación entre el profesor y el estudiante en el aula, cuya misión es contribuir a la prevención y reducción de problemas adicionales.
  • Beneficia el ambiente de aprendizaje de la institución educativa en general y permite aprender a trabajar juntos y apoyarse mutuamente como una comunidad de aprendices.
  • Se puede constituir en una poderosa estrategia para el logro de una adecuada gestión de la convivencia en la institución educativa.


Las prácticas de disciplina positiva que un docente debe llevar a su cotidianidad pueden ser: 
  • El profesor responde a las necesidades individuales. El sistema de apoyo a la conducta positiva requiere una clara orientación hacia las preferencias, los recursos y las necesidades de los individuos que presentan conductas violentas o disruptivas, pero individualizando cada estudiante y cada conducta, sin caer en la masificación o la generalización.
  • El profesor provoca un cambio en el entorno, sobre todo si denota que existen elementos del ambiente que influyen en la aparición o mantenimiento de las conductas violentas; en esos casos es importante reorganizar el entorno en función del éxito que se busca.
  • El profesor enseña y entrena nuevas habilidades en sus estudiantes propensos a las conductas violentas, así como a los coetáneos que configuran su red de interacciones. Estos sujetos, con frecuencia, necesitan aprender respuestas alternativas, más adecuadas, que pueden llevarles a conseguir los mismos objetivos que con las conductas violentas. Generalmente hay que orientar o entrenar a estos estudiantes en habilidades sociales.
  • El profesor acepta y valora las conductas positivas. Es importante reforzar, reconocer y dar importancia a todas las conductas positivas de manera consistente para garantizar que los estudiantes las identifiquen, pero sobre todo, para que sepan lo que los adultos esperan de ellos.

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