28 de abril del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS
CAPITULO XVII
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XVII– 17"
Obstinación de los Judíos, causa de su castigo. Debemos
poner la confianza en Dios, no en los hombres. Jeremías ruega a Dios que le de
fuerzas para resistir a sus enemigos. Santificación del sábado.
El pecado de Judá está escrito con punzón de
hierro, y grabado con punta de diamante sobre la tabla de su corazón, y en el
lado de sus sacrílegos altares. Ya que sus hijos se han acordado de sus altares
de dicado a los ídolos, y de sus bosques, y de los árboles frondosos que hay en
los altos montes. Y ofrecen sacrificios en los campos; yo entregaré al saqueo
tu hacienda, y todos tus tesoros y tus lugares excelsos en que adoras a los ídolos,
por causa de los pecados cometidos por ti, oh Judá, en todas tus tierras. Y quedarás
despojada de la herencia que te había yo dado; y te haré esclava de tus
enemigos en una tierra desconocida de ti; porque tú has encendido el fuego de
mi indignación, que arderá eternamente.
Esto dice el Señor: maldito sea el hombre que confía
en otro hombre, y no en Dios, y se apoya en un brazo de carne miserable, y
aparta del Señor su corazón. Porque será semejante a los tamariscos, o retama
del árido desierto: y no se aprovechara del bien cuando venga, sino que permanecerá
en la sequedad del desierto, en un terreno salobre e inhabitable. Al contrario
bienaventurado el varón que tiene puesta en el Señor su confianza, y cuya
esperanza es el Señor. Porque será como el árbol trasplantado junto a las
corrientes de las aguas, el cual extiende hacia la humedad sus raíces, así no
temerá la sequedad cuando venga el estío. Y estarán siempre verde sus hojas, ni
le hará mella la sequía, ni jamás dejara de producir fruto. Pero ¡ah! Perverso y
falaz es el corazón de todos los hombres, e impenetrable: ¿Quién podrá
conocerle? Yo el Señor soy el que escudriño los corazones, el que examino los
afectos de ellos, y doy a cada uno la paga según su proceder, conforme al mérito
de sus obras. Como la perdiz que empolla los huevos que ella no puso; así es el
que junta riquezas por medios injustos: a la mitad de sus días tendrá que
dejarlas, y al fin de ellas se verá su insensatez.
¡Oh trono de gloria del Altísimo desde el
principio, lugar de nuestra santificación! ¡Oh Señor, esperanza de Israel! Todos
los que te abandonan quedaran confundidos; los que de ti se alejan, en el polvo
de la tierra serán escritos: porque han abandonado al Señor, vena de aguas
vivas.
Sáname, Señor, y quedaré sano; sálvame y seré
salvo; pues que toda mi gloria eres tú. He aquí que ellos me están diciendo: ¿Dónde
está la palabra del Señor? Que se cumpla. Más yo no por eso me he turbado
siguiendo tus huellas, oh pastor mío; pues nunca apetecí día o favor de hombre
alguno: tú lo sabes. Lo que anuncié con mis labios fue siempre recto en tu
presencia. No seas pues para mi motivo de temor, tú, oh Señor, esperanza mía en
el tiempo de aflicción. Confundidos quedan los que me persiguen, no quede
confundido yo: teman ellos, y no tema yo: envía sobre ellos el día de la aflicción,
y castígalos con doble azote.
Esto me dice el Señor: Vé, y ponte a la puerta más
concurrida de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de
Judá; y en todas la puertas de Jerusalem, y les dirás a todos: Oíd la palabra
del Señor, oh reyes de Judá: y tú, pueblo todo de Judá, y todos vuestros
ciudadanos de Jerusalem que entráis por estas puertas, mirad lo que dice el
Señor: Cuidad de vuestras almas; y no llevéis cargas en día de sábado, ni las hagáis
entrar por las puertas de Jerusalem. Ni hagáis en día de sábado sacar cargas de
vuestras casas, ni hagáis labor alguna: santifica dicho día, como lo mande a
vuestros padres. Más ellos no quisieron escuchar ni prestar oídos a mis
palabras: al contrario, endurecieron su cerviz por no oírme, ni recibir mis
documentos.
Con todo, si vosotros me escucháreis, dice el
Señor, de suerte que no introduzcáis cargas por las puertas de esta ciudad en día
de sábado, y santificareis el día de sábado, no haciendo en el labor alguna: seguirán
entrando por las puertas de esta ciudad los reyes y príncipes, sentándose en el
trono de David, y montando en carrozas y caballos, así ellos como sus príncipes
o cortesanos, los varones de Judá y los ciudadanos de Jerusalem, y estará esta
ciudad para siempre poblada. Y vendrán de las otras ciudades de Judá y de la
comarca de Jerusalem, y de tierra Benjamin, y de las campiñas y de las
montañas, y de hacia el mediodía a traer holocaustos, y víctimas, y sacrificios,
e incienso, y lo ofrecerán en el templo del Señor. Pero si no me obedeciereis
en santificar el día del sábado, y en no acarrear cargas, ni meterlas por las
puertas de Jerusalem en día de sábado, yo pegaré fuego a estas puertas, fuego
que devorará las casas de Jerusalem, y que nadie apagará.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas
con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra
para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor
esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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