domingo, 18 de febrero de 2018


18 DE FEBRERO DEL 2018
CONSEJO DIVINO.
LA  PROFECÍA DE ISAÍAS


CAPITULO XXXVII

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE ISAÍAS CAP. XXXVII– 37"

Ezechias, al oír las amenazas de Rabsaces, consulta a Isaias; el cual le asegura que el Señor salvara a Jerusalem. Carta insolente de Sennacherib a Ezechias. Isaias confirma la promesa; y el Ángel del Señor mata a ciento ochenta y cinco mil enemigos.

Y cuando lo oyó el rey Ezechias, rasgó sus vestidos, vistióse de saco o cilicio, y entro en la casa del Señor; y envió a Eliacim, mayordomo mayor de su palacio; y a Sobna doctor de la ley, y a los mas ancianos de entre los sacerdotes, vestidos de cilicio, a encontrar al profeta Isaias, hijo de Amos. A quien le dijeron: Esto dice Ezechias: Día de tribulación y de castigo, y día de blasfemia es este: las criaturas están ya a punto de nacer, y falta la fuerza en la madre para parirlas. Interpón pues tu oración por las reliquias del pueblo; para ver si el Señor Dios tuyo ha reparado en las palabras de Rabsaces, enviado de su amo el rey Assyrio a blasfemar el Nombre de Dios vivo, y a denostarle con las expresiones que ha oído el Señor tu Dios.

Fueron pues los ministros del rey Ezechias a encontrar a Isaias. El cual les dijo: He aquí la respuesta que debéis llevar a vuestro amo: El Señor dice: No temas las palabras que has oído, con la cual han blasfemado de mi los criados del rey de los Assyrios. Mira, yo voy a darle un soplo que perturbe; y recibirá cierta noticia, y se volverá a su tierra, y en su tierra haré que perezca al filo de la espada.

En efecto Rabsaces, habiendo oído que el rey de los Assyrios se había retirado de Lachis, marchose luego, y hallóle peleando contra Lobna. Sennacherib oyó decir de Tharaca, rey de la Ethiopia, que venía a pelear contra él; y así que hubo recibido esta noticia, envió embajadores a Ezechias, diciéndole: Esto diréis al presentaros a Ezehias, rey de Juda: no te lisonjee tu Dios, en quien tu tienes puesta la confianza, con decirte: no caerá Jerusalem en poder del rey de los Assyrios. Bien sabes tú todas las cosas que han hecho los reyes de los Assyrios a todas las regiones quena destruido: ¿Y tú piensas que podrás librarte de sus manos? ¿Acaso los dioses de las naciones libraron a los que arruinaron a mis padres, a los de Gozam, y de Haram, y de Reseph, y a los hijos de Eden que moraban en Thalassar? ¿Dó está el rey de Emath, y el rey de Arphad,  y el rey de la ciudad de Sepharvaim, y de Ana, y de Ava.

En esto tomo Ezechia la carta de mano de los embajadores, leyóla, y subió al templo del Señor, ante cuya presencia la extendió; É hízole Ezechias al Señor la siguiente oración: Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu asiento sobre los querubines: solo tú eres el Dios de todos los reinos del mundo: tú el que hiciste el cielo y la tierra: Señor, inclina tus oídos, y escucha: abre, Señor, tus ojos y mira, repara todas las palabras dictadas por Sennacherib para blasfemar al Dios vivo. Es verdad Señor, que los reyes de los Assyrios asolaron aquellas naciones y sus tierras: y que entregaron a las llamas a los dioses de ella: porque no eran dioses, sino hechura de manos de hombres, madera y piedra, y por eso los hicieron pedazos. Mas tú ahora, oh señor Dios nuestro, sálvanos de las manos de éste; y conozcan los reinos de toda la tierra que solo tú eres el Señor y Dios verdadero.
En esto Isaias, hijo de Amós, envió de decir a Ezechias: El Señor Dios de Israel dice: en orden a lo que me has pedido que haga respecto de Sennacherib, rey de los Assyrios; este es el fallo que contra él ha pronunciado e Señor:

Te ha despreciado a ti, y te ha insultado, oh virgen, hija de Sion: a espaldas tuya, oh hija de Jerusalem, ha meneado su cabeza mofándose de ti. ¿A quién has ultrajado tú blasfemando, y contra quien has osado alzar la voz, y dirigido tus altivos ojos? Ha sido contra el Santo de Isarael. Por medio de tus siervos has ultrajado al Señor, y has dicho: yo con la muchedumbre de mis carros de guerra he subido a las alturas de los montes, sobre las cordillera del Libano; y cortare sus más empinados cedros y sus más robustos abetos: y llegaré a su más alta cima, y entrare en el Soto o bosque de su famoso Carmelo. Yo he abierto pozos, y bebido sus aguas; y donde he puesto los pies con mi ejército, he sacado todas las aguas de sus acequias o canales. Pero qué, ¿no has oído tú, dice el Señor, que yo hace ya tiempo que dispuse todas estas cosas? Desde los días antiguos o ab eterno yo lo relsolví, y ahora lo he efectuado; y se ha hecho de tal manera que han sido destruidos enteramente los peñascos o collados bien definidos, y las ciudades fortificadas. Los habitantes o defensores de estas, embargadas sus manos, temblaron, y quedaron despavoridos: secáronse como heno de prado, y grama de dehesa, y como la yerba de los tejados, que se seca antes de madurar. Yo tengo bien conocida tu mansión, tus entradas y salidas, y tu locura e insensatez contra mí. Cuando tú te enfurecias contra mí, subió hasta mis oídos aquella insolencia tuya: por eso te pondré yo un anillo en tus narices, y un freno en tus labios, y te haré volver por el mismo camino por dónde has venido.

Pero tú, oh Ezechias, tendrás por señal esto que ahora oirás; por este año come lo que de sí espontáneamente dará la tierra: en el segundo mantente de las frutas; pero al tercero sembrad y segad, y plantad viñas y comed sus frutos. Y los que se salvare de la casa de Judá, los restos que quedaren, echaran profundas raíces, y extenderán en alto sus ramas cargadas de frutos.

Porque de Jerusalem es de donde han de salir los residuos de mi pueblo, y del monte Sion los que se salvaran. Esto hará el celo del Señor de los ejércitos. Por tanto, esto dice el Señor acerca del rey de los Assyrios: no pondrá el pie en esta ciudad, ni arrojara acá una saeta, ni la asaltará el soldado cubierto con su escudo, ni levantará trinchera alrededor de ella. Por el camino que vino, por el mismo se volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el Señor. Y yo protegeré esta ciudad, para salvarla por respeto mío, y de David mi siervo.

En efecto, bajó un Ángel de Señor, e hirió en el campamento de los Assyrios a cientos ochenta y cinco mil hombres, y al levantarse a la madrugada, he aquí que no vieron sino montones de cadáveres, por lo que se fue de allí Sennacherib rey de los Assyrios, y marchó, y volvióse a su residencia de Ninive. Donde aconteció que miestras adoraba en el templo a su dios Nesroch su hijo, Adamelech y Sarasar le mataron a puñaladas, y huyeron a tierra de Ararat, y le sucedió en el reino su hijo Asarhaddon.


El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                   

JJ = J2



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