viernes, 12 de enero de 2018

 12 de enero de 2018

RECOMENDACIONES PARA EL TRABAJO DOCENTE EN EL PRIMER DÍA DE CLASE.


La docencia, en cualquier nivel y para que sea de alta calidad, entraña la necesidad y obligación de estar informado y actualizado e indagar críticamente nuevos conocimientos; exige plantear problemas y buscar soluciones, proponiendo para ello un método de trabajo que, indudablemente, sea profesional y constituya para el estudiante una propuesta para que en el futuro pueda enfrentar otros problemas; es decir, la práctica docente en todo momento debe mover a la reflexión.

De esta forma, la docencia contiene en sí misma los deberes de la investigación y la difusión. De ninguna manera la docencia puede resultar del mero deseo de difundir acríticamente lo que otros investigan, como si los productos de la investigación fueran saberes absolutos y acabados. Para que la docencia ocupe el lugar que le corresponde y que en otros tiempos asumió sin discusión tenemos que reconocer que implica un esfuerzo doble: por un lado, aceptar el papel de profesionista conocedor y actualizado en su campo de estudio, tanto teórica como prácticamente, y, por el otro, asumir con plenitud la actividad docente como otra carrera más, con compromisos y exigencias diferentes de la primera: compromisos y exigencias que, en todo caso, se suman a los de la profesión originaria. El trabajo docente es sin duda alguna de gran importancia para transformación social.

Estimado profesor, no olvidemos que el ejercicio diario en las aulas es donde empieza realmente la transformación de cualquier sociedad. Sometemos a tu consideración 17 recomendaciones que pueden contribuir al Trabajo Educativo en el aula. Esperamos que te sean útiles:

 1. Desde un inicio de clase, date a conocer como persona: NO solamente tus generales, sino también tus gustos, intereses y necesidades. Recuerda que tú también eres un ser humano.

2. Haz que tus alumnos realicen una presentación individual, el primer día de clase. Inclúyete ente los que se presentan. Recuerda estimado maestro, que tú también eres un ser humano, no eres más ni menos que los otros. Aprovecha esta oportunidad para conocer acerca de sus patrones, intereses, motivaciones profesionales.

3. Trata por todos los medios disponibles de memorizar sus nombres. Mientras más pronto mejor.

4. Cuando llegues al aula, hazlo con la mejor de tus sonrisas. Demuestra que para ti, el trabajo docente es motivo de alegría, que lo que haces te apasiona realmente y que esa, materia, la tuya es la mejor.

5. Nunca dejes que tus problemas personales interfieran en el buen desarrollo de la clase.

6. En los recesos, sal a los pasillos y confraterniza con ellos. Trata de utilizar un lenguaje sencillo para que la comunicación sea viable.

7. Déjalos que se expresen libremente: Nunca mutiles sus ideas; si se equivocan, utiliza la fuerza del grupo más que la tuya, para convencerlo de sus errores.

8. El colectivismo, la solidaridad y el compañerismo, se forman trabajando en colectivo. El uso de técnicas de trabajo en grupo, te pueden ayudar mucho en ello.

9. Desarrolla en ellos la confianza hacia ti, como persona experimentada que los puede ayudar o aconsejar. El autoritarismo sólo conduce a un gran abismo en las relaciones alumno-profesor.

10. Nunca los humilles en grupo ni les digas que son tontos. Si tienes observaciones al respecto, coméntalo en privado y de manera individual. Pon en práctica el dialogo igualitario.

11. Utiliza los recursos que te brinda tu materia, para proporcionarles elementos de cultura y valores universales.

12. Nunca veas el proceso docente como patrimonio exclusivamente tuyo. Ellos aprenden de ti, pero debes estar dispuesto a aprender de ellos también.

13. La educación es una actividad de hondo carácter humano. No la deshumanices tratando de colocarte en un nivel superior sobre el alumno.

14. Trata de estar al tanto de cualquier problema personal o familiar que pueda afectarlos y ofréceles tu ayuda desinteresadamente.
15. Nunca les prometas algo que no puedas cumplir. Sé puntual y cumple con las actividades que se programan.

16. Nunca les impongas nada. Negocia con ellos cualquier tarea o actividad que deben realizar y pídeles opinión. Habla siempre en términos de "propuesta" y no de "orden determinante".

17. Nunca les dejes trabajo que no les vas a revisar. Y deja en claro las reglas de trabajo, respeto y comportamiento en clase y cómo vas a calificar.

18. Cuida tu vocabulario e imagen personal. No olvides que somos su "espejo".

Estas recomendaciones no constituyen una "receta mágica". Trata de llevarlas a cabo imprimiéndoles tu sello tu sello personal, tus vivencias, tus experiencias. Verás que al cabo del tiempo, el resultado será el compromiso, y entonces sentirás que realmente has educado.
Para terminar, queremos citar un fragmento del Manifiesto de Córdoba (1918). Como sabes, este documento fue creado por los estudiantes de la universidad de esa ciudad, que fueron protagonistas de una rebelión contra el autoritarismo de los profesores: "Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente, infecunda" Ricardo García Jiménez Universidad Tecnológica de la Mixteca.

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