20 DE
NOVIEMBRE DEL 2016
CONSEJO DIVINO.
TOMADO DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO
CAPITULO XXXVIII
DEL LIBRO DE DIOS "LIBRO DEL ECLESIÁSTICO CAP. XXXVIII – 38"
El hombre prudente acude
primero a Dios en sus enfermedades y aprecia las medicinas y al médico. Deberes
de los vivos hacia los difuntos. De la agricultura y de las artes.
Honra al médico porque le necesitas, pues
el Altísimo es el que le ha hecho para tu bien. Porque de Dios viene toda
medicina; y será remunerada por el rey. Al médico le elevará su ciencia a los
honores; y será celebrado ante los magnates. El altísimo es quien creo de la
tierra los medicamentos, y el hombre prudente no los desechará. ¿No endulzó un
palo las aguas amargas? La virtud de los
medicamentos pertenece al conocimiento de los hombres; y el Señor se la ha
descubierto, para que le glorifiquen por sus maravillas. Con ellos cura y
mitiga los dolores, y el boticario hace electuarios o composiciones suaves, y
forma ungüentos saludables, y no tendrán fin sus operaciones. Porque la bendición
de Dios está extendida sobre toda la tierra.
Hijo, cuando estés enfermo no descuides de ti
mismo: antes bien haz oración al Señor, y él te curará. Apártate del pecado, y
endereza tus acciones, y limpia tu corazón de toda culpa. Ofrece incienso de suave
olor, y la flor de harina en memoria; y sea perfecta tu oblación, y después da
lugar a que obre el medico: pues para eso le ha puesto el Señor; y no se parte
de ti porque su asistencia es necesaria. Puesto que hay un tiempo en que has de
caer en mano de los médicos: Y ellos rogaran al Señor que te aproveche lo que
te recetan para tu alivio, y te conceda la salud, que es a lo que se dirige tu profesión.
Caerá en manos del médico el que peca en la presencia de su Creador. Hijo derrama
lágrimas sobre el muerto, y como en un fatal acontecimiento comienza a
suspirar, y cubre su cuerpo según costumbre, y no te olvides de su sepultura. Y
para evitar que murmuren de ti, continúa en llorar amargamente por un día. Consuélate
después para huir de la tristeza: Así que hagas el duelo, según el mérito de la
persona, uno o dos días, para evitar la maledicencia: porque de la tristeza viene
luego la muerte, y la melancolía del corazón deprime el vigor, y encorva la
cerviz. Con el retiro se mantiene la tristeza: y la vida del pobre o afligido,
es triste, como lo es su corazón. No abandones tu corazón a la tristeza, arrójala
de ti. Y acuérdate de las postrimerías. No te olvides de ellas porque de allá
no se vuelve; y no ayudaras en nada a los otros y te harás daño a ti mismo. Considera,
te dice el muerto, lo que ha sido de mí; porque lo mismo será de ti:
hoy por mi mañana por ti. El descanso del difunto tranquilice en ti la memoria de
él: pero consuélale antes de que se separe de él su espíritu.
La sabiduría la adquiere el letrado en el
tiempo que está libre de negocios; y el
que tiene pocas ocupaciones ese la adquirirá.
Más ¿Qué sabiduría podrá adquirir el que
está asido del arado, y pone su gloria en saber picar los bueyes con la aguijada,
y se ocupa en sus labores, y no habla de otra cosa que de las castas de los
toros? Aplicará su corazón a tirar bien
los surcos, y sus desvelos a engordar sus vacas. Así todo menestral y
arquitecto que trabajan día y noche y el que graba las figuras en los sellos, y
con tesón va formando varias figuras, tiene su corazón atento a imitar el
dibujo, y a fuerza de vigilia perfeccionan su obra. Así el herrero, sentado
junto al yunque, está atento al hierro que está trabajando: el vaho del fuego
tuesta sus carnes, y está luchando con los ardores de la fragua. El estruendo
del martillo le aturde los oídos, y tiene fijo los ojos en el modelo de su
obra. Su corazón atiende a acabar las obras y con su desvelo las pule y les da
la última mano. Así el alfarero, sentado a su labor, gira con sus pies la rueda, siempre cuidadoso
de lo que tiene entres las manos: y llevando cuenta de lo que labra. Con sus
brazos amasa el barro; y encorvándose sobre sus pies con su fuerza le hace manejable. Pondrá toda su atención en
vidriar perfectamente la obra, y madrugará para limpiar el horno.
Todos estos tienen su esperanza en la
industria de sus manos, y cada uno es sabio en su arte. Sin todos estos no se
edifica una ciudad. Más no habitaran en medio de ella, ni andarán paseándose,
ni entraran en las asambleas públicas. No se sentaran entre los jueces, ni entenderán
las leyes judiciales, ni enseñaran las reglas de la moral, ni del derecho, ni se
meterán a declarar parábolas; Sino que repararan las cosas del mundo, y todos
sus votos serán para hacer bien las obras de su arte, aplicando también sus propias
alma a oír y entender la Ley del Altísimo.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con
tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en este CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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