16 DE OCTUBRE DEL 2016
CONSEJO DIVINO.
TOMADO DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO
CAPITULO XXXIII
DEL LIBRO DE DIOS "LIBRO DEL ECLESIÁSTICO CAP. XXXIII – 33"
Es alabado el temeroso
Dios. El Señor en salsa a unos y humilla
a otros. Reglas para el gobierno de la familia; y modos de tratar a los
esclavos.
Al que teme al Señor, nada malo
le sucederá: antes bien en la tentación, Dios le guardará y le librará de
males. El varón sabio ama, no aborrece los preceptos y las leyes: no se
estrellará como un navío en la tormenta. El hombre prudente es fiel a la ley de
Dios, y la ley será fiel para con él. El
que ha de aclarar o satisfacer a una pregunta, debe premeditar la respuesta: y así después de
haber hecho oración a Dios, será oído, y conservará la buena doctrina, y
entonces podrá responder con acierto. El corazón dl fatuo es como la rueda
del carro, y como un eje que da vueltas, así son sus pensamientos. El amigo
escarnecedor, es como el caballo padre, que relincha debajo de cualquier
jinete.
¿De dónde viene que un día se precede a otro, y la luz de un día hace ventaja a la luz de otro,
y un año a otro, proviniendo todos de un
mismo sol? La sabiduría del señor es la que nos diferenció después de credo el
sol, el cual obedece las órdenes recibidas. Dios arreglo las estaciones y los días festivos
de ellas, y en que se celebran las solemnidades a la hora establecida. De estos
mismos días, a unos los hizo Dios grandes y sagrados, y a otros los dejo en
el número de días comunes. Así también a
todos los hombres los hizo de polvo y de
tierra, del que Adán fue formado: a los cuales distinguió el Señor con su gran sabiduría,
y diferencio sus condiciones y estados. De ellos a unos bendijo, y los ensalzo
y consagró, y tomó para sí; y a otros
los maldijo y abatió, y los arrojo del país
donde estaban separados de los demás. Como el barro esta en las manos del
alfarero para hacer y disponer de él. Y pende de su arbitrio el emplearle en lo
que quiera; así el hombre está en las manos de su Hacedor, el cual le dará el
destino según sus juicios. Contra el mal está el bien, y contra la muerte la vida; así también contra
el hombre justo el pecador; y de este este modo todas las obras del Altísimo
las veréis pareadas, y la una opuesta a la otra.
Yo ciertamente me he levantado opuesto a escribir el
último, y soy como el que recoge rebuscos tras los vendimiadores, pero puse mi esperanza en la bendición de Dios
y así he henchido mi lugar, como el que vendimia. Observad que no he trabajado
para mí solo, sino para todos los que buscan el instruirse. Escuchadme, oh
magnates, y pueblos todos; y vosotros que presidís las asambleas, prestadme atención
vuestros oídos.
Al hijo, ni a la mujer, ni al hermano, ni al amigo, jamás
en tu vida le des potestad sobre ti: ni
sedas a otros lo que posees, para que no suceda que arrepentido hayas de
pedirle rogado que te lo devuelva. Mientras estés en este mundo y respires, ningún
hombre te haga mudar de este propósito. Porque mejor es que tus hijos tengan
que recurrir a ti, que no el que tú hayas de esperar el auxilio de las manos de
tus hijos. En todas tus cosas mantén tu
superioridad, a fin de no manchar tu reputación: y reparte tu herencia cuando
estés para terminar los días de tu
vida, al tiempo de tu muerte. Pienso y
palos y cargas para el asno: pan y castigo y que trabaja para el siervo. Éste trabajo
cuando es castigado, y apetece el reposo: si le dejas sueltas las manos,
buscará la libertad. El yugo y la coyunda doblan la dura cerviz del buey:
así las continuas faenas amansan al
siervo. Al siervo de mala inclinación azotes y cepo. Envíale al trabajo para
que esté mano sobre mano; pues es la ociosidad maestra de muchos vicios, fuérzale
a trabajar, que esto es lo que le conviene; y si no hiciere lo que le mandas, aprémiale
con meterle en el cepo: guárdate empero de excederte contra el cuerpo de quien
quiera que sea; y no hagas cosas de gravedad sin consejo o premeditación. Si tienes
un siervo fiel, cuida de él como de ti mismo: trátale como a un hermano; pues
le compraste a costa de tu sangre. Si le maltratas injustamente, se te huirá. Y si él se aparta de ti y se
marcha, no sabrás a quien preguntar, ni por qué camino le has de buscar.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con
tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en este CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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