19 DE SEPTIEMBRE DEL 2016
CONSEJO DIVINO.
TOMADO DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO
CAPITULO XXIX
DEL LIBRO DE DIOS "LIBRO DEL ECLESIÁSTICO CAP. XXIX – 29"
De varias obras de
misericordia, y prudencia con que deben hacerse. Debemos procurar adquirir
honestamente, y conservar lo necesario para vivir.
Quien es misericordioso, da
prestado a su prójimo; y el que tiene abierta la mano para dar, observa los
mandamientos del Señor. Préstale a tu prójimo en el tiempo de necesidad: y tú a
su tiempo restituye lo que él te ha prestado. Cumple tu palabra, y pórtate
fielmente con él; y en todo tiempo hallaras lo que necesites. El dinero
prestado le reputaron mucho como un hallazgo; y dieron que sentir a los que le
favorecieron. Hasta tanto que han recibido, besan las manos del que puede dar,
y con voz humilde hacen grandes promesas. Más cuando es tiempo de pagar piden
espera, y dicen cosas pesadas, y murmuran; y echan la culpa al tiempo: y aunque
se hallen en estado de pagar, pondrán dificultades: apenas devolverán la mitad
de la deuda; y el acreedor deberá hacer cuenta que aquello es como si se lo
hubiera hallado: y no siendo así le defraudaran de su dinero; y sin más ni más se ganara el acreedor un enemigo, el cual
le pagara con injurias y maldiciones, y por un honor y un beneficio recibido le
volverá ultraje. Muchos dejan de prestar, no por dureza de corazón, sino por
temor de ser burlados injustamente: sin embargo sé tú de alma más generosa con
el humilde, y no le hagas esperar días y más días por la limosna. En cumplimiento
del mandamiento de Dios socorre al pobre, y en la necesidad no le despidas con
las manos vacías. Pierde o gasta el dinero por amor de tus hermanos y de tu
amigo, y no escondas debajo de una losa para que se pierda, y con el tu alma. Emplea
tu tesoro según los preceptos del altísimo, y eso te valdrá más que todo el oro. Mete la limosna en el
seno del pobre, y ella rogara por ti para librarte de toda suerte de males. Peleara
contra tu enemigo harto que el escudo y
la lanza de un campeón.
El hombre de bien da fianza por su prójimo; más el que ha
perdido el rubor, le abandona a su suerte. No te olvides del beneficio que te
ha hecho tu fiador, pues ha expuesto por ti su hacienda, y aún quizá su vida. El
pecador y el inmundo o infiel huyen del que ha salido fiador por ellos. El pecador
hace cuenta que son suyos los bienes del que ha dado fianza por él, y con corazón
ingrato abandona a su libertador.
Sale uno por fiador de su prójimo: y éste perdida toda vergüenza,
le abandona. Fianzas indiscretas han perdido a muchos que lo pasaban bien,
y los han sumergidos en un mar de
trabajos. Ellas son las que han trastornado a hombres acaudalados, los han
hecho transmigrar y andar errantes entre gentes extrañas. El pecador que
traspasa los mandamientos del Señor, se enredará en finanzas ruinosas, y el que
se mete a tratar muchos negocios, no se
verá libre de pleitos. Sostén al prójimo según tu posibilidad; pero mira también
por ti mismo, a fin de que no te precipites.
Lo esencial de la vida del hombre es agua y pan y vestido
y casa para tener cubierto aquello que
no debe dejarse ver. Mejor es la comida del pobre, al abrigo de una choza, que banquetes esplendidos
en tierras extrañas donde no tiene domicilio. Conténtate con lo que tuvieres,
sea poco o mucho, y no tendrás que sentir los improperios que se hacen a los
forasteros. Es una vida infeliz la del que va hospedándose de casa en casa; pues
donde quiera que se hospede, no obrará con libertad, ni abrirá su boca. Le hospedará
uno, el cual se quejará de que da de comer y beber a ingratos: y tras esto oirá
otras cosas que le amarguen. Vamos le dirán al hospedado, pon la mesa, y da de
comer a los otros, con lo que tienes a mano, o en tus alforjas: o bien, vete
afuera que vienen unos amigos míos de distinción, y necesito mi casa: o he de
alojar a un hermano mío. Para un hombre sensato dos cosas son muy pesadas: los desprecios
que recibe de patrón de la casa; y los improperios del que le ha hecho el préstamo,
cuando tarda en recobrarle.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con
tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para
reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y
tú estás en este CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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