Curso gratis
de Técnicas de Estudio
Si sabemos guiar con paciencia a
nuestros estudiantes en el camino del
conocimiento obtendremos mejores resultados.
LECCIÓN: 2
Actitud ante el Estudio
a) El estudiante debe afrontar los
estudios con optimismo y convicción.
Algunas asignaturas pueden resultar complicadas o muy
complicadas, pero no por ello hay que tirar la toalla.
Según diversos estudios, las personas utilizamos un porcentaje
muy reducido de nuestra capacidad intelectual, contando con un potencial más
que suficiente para superar grandes desafíos, por difíciles que parezcan.
El auto-convencimiento de
ser uno capaz de aprobar termina influyendo de
forma decisiva en el aprobado de dicha asignatura.
Es un proceso que se
auto-alimenta.
Si la asignatura es ya de por si complicada y el estudiante está
plenamente convencido de que no podrá con ella, la dificultad que encontrará
será aún mayor.
Si por el contrario, afronta dicha asignatura convencido de sus
posibilidades las dificultades no le resultarán tan insuperables.
Con una buena
planificación y dedicación será
capaz de sacar adelante cualquier
asignatura por complicada que
sea.
b) El estudiante debe
poner ilusión en lo que hace
Es innegable que estudiar cuesta y que es fácil encontrar otras
actividades alternativas que resultan mucho más apetecibles. Pero, en
definitiva, como el curso hay que aprobarlo, más
vale afrontarlo con cierta
dosis de alegría.
Algunas asignaturas pueden resultar interesantes de por sí, pero aquellas otras que
se hagan más cuesta arriba es donde el alumno debe hacer un esfuerzo y buscarle un lado positivo (planteándoselas como un desafío
personal, pensando que mientras antes las apruebe antes se las quitará de
encima, etc.).
Si a uno no le cuesta estudiar y además afronta el estudio con
desmoralización, éste se le hará doblemente complicado.
Si por el contrario lo afronta con cierta dosis de ilusión se le
hará mucho más llevadero.
Una persona motivada rinde mucho más
c) El buen estudiante
debe actuar con seriedad y el rigor
Los estudios
constituyen su principal obligación y debe afrontarlos con responsabilidad.
Debe ser constante y trabajar diariamente.
Tiene que desarrollar su fuerza de voluntad, siendo capaz de
sacrificarse por alcanzar unos objetivos (ya vendrá luego la recompensa).
Si desarrolla desde
joven estas cualidades, más tarde se beneficiará de ellas en su carrera
profesional.
d) El buen estudiante
debe buscar la excelencia
No se puede conformar simplemente con aprobar, tiene que apuntar mucho más alto. Debe
fijarse unos objetivos exigentes,
aunque realistas.
En primer lugar porque puede (tiene capacidades de sobra) y en
segundo lugar por seguridad, por contar con un margen de seguridad. Además,
puede aspirar muy alto sin tener que consagrarse en cuerpo y alma al estudio y
abandonar el resto de actividades. Es cuestión de organización
y de constancia.
No hay que recortar el tiempo de ocio o diversión, lo que hay
que evitar es la pérdida de
tiempo,
ese tiempo en el que uno no hace nada, que se va de las manos sin sacarle
provecho.
Normalmente no hará falta incrementar las horas de estudio, sino
sacarle más provecho a las actuales.
En esta búsqueda de la excelencia el estudiante no debe nunca bajar la guardia.
Aunque tenga buenas
notas no debe confiarse, debe seguir apretando. Además de fijarse una gran meta
(por ejemplo, aprobar todas las asignaturas en junio con nota igual o superior
al 4,5), resulta conveniente fijarse objetivos más
inmediatos, más a corto plazo (por ejemplo, sacar más de un 4,5 en el
próximo examen).
Es una forma de mantener la tensión, de no relajarse ante la
lejanía de las metas propuestas.
Además, lograr esos objetivos más inmediatos resulta muy
motivador.
e) El estudiante debe
ser flexible
Si el método de
estudio que emplea no le da resultados, debe cambiarlo. El estudiante debe
estar permanentemente tratando
de mejorar su forma de estudiar, de ser más eficiente.
Por ejemplo, si suele pasar los apuntes a limpio pero esto le
lleva mucho tiempo, debe probar con utilizar directamente los apuntes tomados
en clase.
Si las horas de estudio, el lugar donde estudia, etc. tampoco le
convencen tendrá que cambiarlos, etc.
f) El estudiante debe ser humilde
Debe ser capaz de admitir sus fallos, sus carencias; esto
es esencial para comenzar a
corregirlos. No puede engañarse a sí mismo, buscando siempre responsables
de sus fracasos académicos (el profesor me tiene bronca; casi todo el mundo ha
perdido; el profesor se ha equivocado en la corrección, etc.).
g) El estudiante debe aprender a reconocer sus errores, “ante las
adversidades no se rinde jamás”
Ante una mala racha no se puede rendir, ya habrá más oportunidades. Lo que sí debe hacer es analizar los errores, conocer sus causas y tratar de que no vuelvan a suceder.
De los errores se aprende
Como conclusión, señalar que los estudiantes que sobresalen no suelen ser los más inteligentes, sino estudiantes muy motivados, que confían en sus capacidades, que se toman el trabajo en serio, que lo planifican y que utilizan un
eficaz método de estudio.
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