17
DE ENERO DEL 2016
CONSEJO
DIVINO.
TOMADO DEL
LIBRO DE LA SABIDURÍA
CAPITULO XVI
DEL LIBRO DE DIOS
"EL LIBRO DE LA SABIDURÍA CAP. XVI – 16"
Cuán diferentemente trato Dios a
los Hebreos sus adoradores, que a los idolatras egipcios.
Por eso fueron justamente
atormentados por medio de aquellas mismas o semejantes cosas que adoraban, y
exterminados por una turba de animales soeces.
Más a tu pueblo, en lugar de esos
tormentos, les hiciste favores; concediéndoles los apetecidos deleites, con traerle los apetecidos manjares
de exquisitos sabores, gordas codornices. De manera que cuando los otros, bien
que hambrientos, perdían las ganas aun del necesario sustento, por el asco de
las sabandijas que se les ponían delante de los ojos; estos padeciendo
necesidad por un poco de tiempo, lograron después un exquisito manjar.
Porque convenía que a los que se
portaban como tiranos, les sobreviniese irremediablemente ruina y a estos otros
se les mostrase solamente, con una breve hambre o mortandad, de qué manera eran
exterminados sus enemigos. Así que cuando contra ellos se enfurecieron las
bestias crueles, perecían de las mordeduras de venenosas serpientes. Más no
duro siempre tu enojo, sino que fueron aterrados por un breve tiempo para
escarmiento, recibiendo luego en la serpiente de metal una señal de salud, para
recuerdo de los mandamientos de tu ley. A la cual insignia quien miraba,
quedaba sano; no por virtud del objeto que veía, sino por ti, oh salvador de
todos los hombres. Con lo que demostraste a nuestros enemigos que tú eres el
que libras de todo mal. Pues que ellos perecieron mordidos de las langostas y
moscas, sin que se hallase remedio para sus vidas; porque merecían ser
consumidos de semejantes insectos. Más contra tus hijos ni aún los dientes de
dragones venenosos pudieron prevalecer, porque acudió a curarlos tu misericordia.
Y solo eran puestos a prueba, a fin de que se acordasen de tus preceptos:
presto, empero, quedaban curados, para que no sucediese que cayendo en un
profundo olvido de tu ley no pudiesen gozar de tu socorro. Porque no fue yerba, ni ningún emplasto suave lo que
los sanó, sino que fue tu palabra, oh señor, la cual sana todas las cosas. Pues tú
eres, oh señor, el dueño de la vida y de la muerte, y tú nos
conduces a las puertas de la muerte y
nos haces volver atrás desde ellas. Un hombre bien puede matar a otro
por malicia; pero salido que haya el espíritu, no puede hacerle volver, ni hará tornar el alma de allí donde
ha sido recibida.
Más el huir de tu mano es cosa
imposible. Así los impíos, que negaban conocerte, fueron azotados por tu fuerte
brazo, siendo perseguidos de extrañas lluvias, de pedriscos y de tempestades, y
consumidos por el fuego. Y lo más maravilloso era, que el fuego en la misma
agua que lo apagaba todo, tenía mayor actividad; porque todas las criaturas se
arman para vengar a los justos. A veces pues se amansaba el fuego, para no
quemar a los animales enviados de Dios contra los impíos; a fin de que viéndolo
ellos mismos, acabasen de conocer que por juicio de Dios eran perseguidos.
Otras veces el fuego, contra o sobre
su natural virtud, ardía en el agua para consumir las producciones de aquella
tierra maldita. Al contrario, alimentaste a tu pueblo con manjar de ángeles, y
les suministraste del cielo un pan aparejado
sin fatiga suya, que contenía en si todo deleite, y la suavidad de todos
los sabores. Y así este tu sustento demostraba cuán dulce eres para con tus
hijos; y acomodándose al gusto de cada uno, se trasmuta en lo que cada cual quería.
Por otra parte la niebla y el fuego resistían a la fuerza del fuego, y no se derretían;
para que viesen los tuyos como arrasaba las cosechas de los enemigos aquel
fuego que ardía y relampagueaba en medio del granizo de la lluvia.
Porque aquí, al contrario, olvidóse
el fuego de su misma actividad; para que tuviesen los justos de que
alimentarse. Porque la criatura sirviéndote a ti, hacedor suyo, redobla los
ardores para atormentar a los injustos, y los mitiga en beneficio de aquellos
que en ti confían. Por eso entonces también el maná, criatura tuya, tomando el
gusto de todos los majares, servía a tu benéfica voluntad sustentadora de
todos, reconociesen que no tanto son los frutos naturales los que alimentan a
los hombres, sino que tu palabra es la que sustenta a los que creen en ti. Y en verdad que aquel maná que no podía ser
consumido del fuego, calentado al más leve rayo del sol, luego se deshacía. Para
que supiesen todos que era necesario adelantarse al sol, para recoger tu bendición,
y adorarte así que amanece. Porque la
esperanza del ingrato, como la escarcha del invierno se deshace, y desaparecerá
como agua perdida.
El señor vuelve
con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y
concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del
libro del Señor. Medítalas y aplícalas en tu vida, en tu familia y
sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una
enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere
de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en este CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ SEMANA
JJ = J2
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