12
DE Abril DEL 2015
CONSEJO
DIVINO.
TOMADO DE
ECLESIASTÉS
PARTE VII
DEL LIBRO DE
DIOS "ECLESIASTÉS CAP. VII - 7"
Innumerables molestias que el hombre
se acarrea a sí mismo. De la mediana en todas las cosas; y de otros documentos
saludables.
¿Que necesita el hombre andar
inquiriendo cosas superiores a su capacidad, cuando ignora lo que le es conducente
durante su vida, en el corto número de días de su peregrinación, y en el tiempo
de ella, que pasa como sombra? ¿Ni quién podrá descubrirle lo que ha de suceder
después de él, debajo del sol?
Más vale la
buena reputación, que los más preciosos perfumes, y mejor es el día de la
muerte del justo, que el día del nacimiento. Mejor es ir a la casa del luto, que a la casa del festín; pues en aquella se
recuerda el paradero de todos los hombres, y el que vive, habrá de considera lo
que ha de suceder un día. Mejor es el enojo del justo, que la falsa risa del
lisonjero; porque con la tristeza del semblante del justo se corrige el corazón
del pecador. Y así el corazón de los sabios está contento en la casa donde hay tristeza,
y el corazón de los necios donde hay diversión. Más vale ser reprendido del
sabio, que seducido con la lisonja de los necios. Porque las risas o aplausos
del insensato son como el vano ruido de
las espinas, cundo arden debajo de las ollas, y así también esto es vanidad. La calumnia conturba aún al sabio, y le
hace perder la fortaleza de su corazón. Mejor es el fin de un discurso o negocio,
que el principio. Mejor es el hombre sufrido que el arrogante.
No seas pues fácil
en airarte, porque la ira se abriga en el corazón del insensato. No digas
nunca: ¿De que proviene que los tiempos pasados fueron mejores que los de ahora?
Pues es está una pregunta necia. La sabiduría con riqueza es más útil, y
aprovecha más a los otros hombres. Porque como la sabiduría es un escudo, así
lo es el dinero; pero la instrucción y la sabiduría de Dios tienen la ventaja
de que dan vida a quien las posee. Considera las obras de Dios, y que ninguno
puede corregir, o enderezar a quien él ha dejado de su mano. Tú pues en el día
que tengas bueno, goza del bien, y prevente para pasar con paciencia el día
malo: porque como Dios ha hecho aquel, así ha hecho a este; sin que ningún hombre
tenga justo motivo para quejarse.
He visto asimismo
en los caducos y frágiles días de mi
vida, que perece el justo en medio de la justicia, y el impío vive largo tiempo
en medio de su malicia. No quieras ser demasiado justo, ni saber más de lo que
conviene, no sea que vengas a parar en estúpido. No multiplique pecados sobre
pecados, ni quieras ser insensato difiriendo la enmienda; no sea que te coja la
muerte antes de tiempo. Bueno es que socorras al justo; más no por eso retires
tu mano de otros que no lo son: pues
quien teme a Dios, a nadie desecha. La sabiduría hace al
sabio más fuerte que diez o muchos poderosos de una ciudad, pero no le hace
impecable. Porque no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y no peque
jamás. No te pares a escuchar todas las conversaciones que se tienen: no sea
que oigas a tu siervo murmurar de ti: ya que tu conciencia te atestigua que tú también has murmurado
frecuentemente de otros. Yo hice todo lo posible por alcanzar la sabiduría,
dije para con migo: yo he de llegar a ser sabio. Pero ella se desvió lejos de mí.
Mucho más que antes. ¡Oh cuán grande es su profundidad! ¿Quién podrá llegar a
sondearla?
Recorrió mi espíritu
todas las cosas para saber y considerar, y buscar la sabiduría y la razón; para
conocer así mismo la malicia de los insensatos, y el error de los imprudentes; y halle al fin que es más amarga
que la muerte la mujer; la cual es un lazo de cazar, y una red barredera su
corazón, y sus manos unos grillos. Quien es grato a Dios, huirá y se librará de
ella; pero el pecador quedará preso. Esto es lo que hallé, dijo el Eclesiastés,
habiendo recorrido una cosa tras otra, para averiguar la razón de la pérdida de
tantos hombres: Razón que aún anda buscando mi alma, sin haberla podido
descubrir; a saber, porque entre mil hombres hallé uno y ninguna entre las
mujeres todas. Solo esto hallé, que Dios creo al hombre recto, y el mismo hombre
se enredó en infinitas cuestiones y
peligros. ¿Quién es igual al sabio? ¿Quién conoce la solución de esta difícil parábola?
Leed tranquila y
concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del
libro del Señor. Medítalos y aplícalos en tu vida, en tu familia y
sobre todo, compártelo con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una
enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere
de mejor y mayor esfuerzo.
FELIZ SEMANA
JJ = J2
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