22
DE Marzo DEL 2015
CONSEJO
DIVINO.
TOMADO DE
ECLESIASTÉS
PARTE V
DEL LIBRO DE
DIOS "ECLESIASTÉS CAP. V - 5"
Se ha de hablar de Dios con mucha circunspección:
deben cumplírsele los votos: adorarse la
divina providencia, que permite la opresión de los inocentes: contestarse con
lo que da Dios, y huir de la avaricia.
No hables nada inconsideradamente, ni
sea ligero tu corazón, en proferir palabras indiscretas delante de Dios, porque Dios es el señor que está en
los cielos, y tú un vil gusano sobre la tierra. Sean pues pocas y muy medias
tus palabras. A los muchos cuidados se siguen sueños molestos, y en el mucho
hablar no faltarán sandeces.
Si hiciste algún voto a Dios, no tardes en cumplirle; pues le desagrada la
promesa infiel y la imprudente. Por tanto
promete todo lo que hubieres prometido: porque mucho mejor es no hacer votos que,
que hacerlos y no cumplirlos. No sea tu lengua ocasión de que peque tu cuerpo. Ni
digas en presencia del Ángel: No hay providencia: no sea que Dios irritado
contra tus palabras, destruya todas las obras de tus manos. Donde los sueños
son muchos, son muchísimas las vanidades, y sin fin las palabras: pero tú
teme a Dios.
Si vieres la opresión de los pobres,
la violencia que reina en los juicios, y el trastorno de la justicia en una
providencia, no hay que turbarse por este desorden; pues que aquel que está en
alto puesto, tiene otro sobre si, y sobre estos aún hay otros más elevados. Y hay
en fin sobre todo un soberano, a quien toda la tierra sirve reverente.
El avariento jamás se saciara de
dinero; y quien ama ciegamente las riquezas, ningún fruto sacará de ellas. Luego
también es esto vanidad. Donde hay muchos bienes, hay también muchos que los
consumen. ¿Qué provecho, pues, saca el poseedor, sino el estar mirando con sus
ojos los tesoros que tiene? Dulcemente duerme el trabajador, ora sea poco, ora
sea mucho lo que ha comido; pero está el rico tan repleto de manjares, que no
puede dormir. Hay todavía otra dolorosísima miseria que he visto debajo del
sol: las riquezas atesoradas, para ruina de su dueño. Pues la ve desaparecer
con terrible aflicción suya. El hijo que él engendro se verá reducido a la
mayor miseria; y él mismo, así como salió
desnudo del vientre de su madre, así saldrá de esta vida, sin llevar consigo nada de los que adquirió en su trabajo. Verdaderamente
que es esta una desdicha bien lamentable: como vino al mundo, así se volverá.
¿Pues qué le aprovecha el haberse afanado en balde? Todos los días de su vida
ha comido a oscuras, y en medio de muchos cuidados y con mezquindad y melancolía.
Por tanto yo tengo por una cosa bien
hecha el que el hombre coma y beba sobriamente, y disfrute con alegría el fruto
de las fatigas que ha de soportar en este mundo, durante los días de vida que Dios
le conceda; y esta es la suerte que le pertenece. Y cuando concede Dios a un
hombre conveniencias y hacienda, dándole al mismo tiempo facultad para gozar de
ellas, y disfrutar de la parte que le ha tocado, y alegrarse con el fruto de su
trabajo, es esto un don de Dios. Los días de su vida se le pasaran casi sin
sentirlo, porque Dios le llenará el corazón de delicias.
Leed tranquila y
concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del
libro del Señor. Medítalos y aplícalos en tu vida, en tu familia y
sobre todo, compártelo con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una
enseñanza y una palabra para reflexionar.
Ahora a
unos pocos días de la semana mayor, nuestros ánimos estarán renovados para
retomar con más vigor nuestro trabajo.
FELIZ SEMANA
JJ = J2
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