domingo, 10 de febrero de 2019


10 de FEBRERO del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS  


CAPITULO VII

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. VII– 7"

Sermón que Jeremías hace, por orden del Señor, al pueblo incorregible y obstinado.

Palabras que hablo en Señor a Jeremías, diciendo: ponte a la puerta del templo del Señor y predica allí este sermón, hablando en los términos siguientes:

Oíd la palabra del Señor todos vosotros, oíd hijos de Judá, que entráis por estas puertas para adorar al Señor: esto dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras aficiones; y yo habitare con vosotros en este lugar. No pongáis vuestra confianza en aquellas vanas y falaces expresiones diciendo: este es el templo del Señor, el templo del Señor. Porque si enderezareis al bien vuestras acciones, y vuestros deseos, si administrareis justicias entre hombre y hombre, si no hiciereis agravio al forastero, y al huérfano y a la viuda, ni derramareis la sangre inocente e este lugar, y no anduviereis en pos de dioses ajenos para vuestra misma ruina; Yo habitaré con vosotros en este lugar, en esta tierra que di a vuestros padres, por siglos y siglos.

Pero vosotros estáis muy confiados en palabras mentirosas o vanas, que de nada os aprovecharán: Vosotros hurtáis, matáis, cometéis adulterios: vosotros juráis en falso, hacéis libaciones a Baal, y os vais en pos de dioses ajenos que no conocíais. Y después de esto venid aun, y os presentáis delante de mí en este templo en que es invocado mi nombre, y decís vanamente confiados: ya estamos a cubierto de todos los males, aunque hayamos cometido todas esas abominaciones.

Pues qué, ¿Este templo mío en que se invoca mi nombre, ha venido a ser para vosotros una guarida de ladrones? Yo, yo soy, yo mismo soy el que he visto vuestras abominaciones, dice el Señor. Y sino id a Silo, lugar de mi morada, donde al principio estuvo la gloria de mi nombre, y considerad lo que hice con él, por causa de la malicia de mi pueblo de Israel. Ahora bien, por cuanto habéis hecho todas estas fechorías, dice el Señor: y en vista de que yo os he predicado, y os he avisado con tiempo y exhortado, y vosotros no habéis escuchado, y que os he llamado, y no me habéis respondido. Yo hare con esta Casa, en que se ha invocado mi Nombre, y en la cual vosotros tenéis vuestra confianza, y con este lugar que os señalé a vosotros y a vuestros padres, haré digo, lo mismo que hice con Silo. Y os arrojaré de mi presencia como arrojé a todos vuestros hermanos de las diez tribus, a toda la raza de Eprhaim.

Asi pues no tienes tú, Jeremías, que interceder por este pueblo: ni te empeñes por ellos en cantar mis alabanzas, y rogarme: ni te me opongas: porque no he de escucharte. ¿Por ventura no estás viendo tú mismo lo que hacen esos hombres en las ciudades de Judá, y en las plazas públicas de Jerusalem? Los hijos recogen la leña, encienden el fuego los padres, y las mujeres amasan la pasta con manteca, para hacer tortas, y presentarlas a la que adoran por reina del cielo, y ofrecen libaciones a los dioses ajenos, y provocarme a ira. Pero ¿es acaso a mí, dice el Señor a quien irritan ellos, y perjudican? ¿No es más bien a sí mismo a quien se hacen daño, cubriéndose así de ignominia? Por tanto, esto dice el Señor Dios: ya mi furor y mi indignación está para descargar contra ese lugar que han profanado, contra los hombre y las bestias, contra los arboles de la campiña, y contra los frutos de la tierra, y todo ardera, y no se apagará.

Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israél: añadid cuanto querías vuestros holocaustos a vuestras víctimas, y comed sus carnes: Puesto que cuando yo saqué de la tierra de Egipto a vuestros padres, no les hablé ni mandé cosa alguna en materia de holocaustos y de víctimas. Ved aquí el mandamiento que entonces les di: Escuchad mi voz, les dije, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis el pueblo mío; y seguid constantemente el camino que os he señalado, a fin de que seas felices. Empero ellos no me escucharon, ni hicieron caso de eso; sino que se abandonaron a sus apetitos, y a la depravación de su maleado corazón: y en lugar de ir hacia adelante, fueron hacia atrás. Desde el mismo día en que salieron sus padres de la tierra de Egypto, hasta el día de hoy. Y yo os envié a vosotros todos mis siervos los profetas: cada día me daba prisa a enviarlos: más los hijo de mi pueblo no me escucharon, sino que se hicieron sordos y endurecieron su cerviz, y se portaron peor que sus padres. Tú, pues, les dirás todas estas palabras, más no te escucharán: los llamarás, más no te responderán. Y así les dirás: Esta es aquella nación que no ha escuchado la voz del Señor Dios suyo, ni ha admitido sus instrucciones. Muerta está su fe o fidelidad; desterrada esta de su boca.

Corta su cabello y arrójale, y ponte a plañir en alta voz: porque el Señor ha desechado y abandonado esta generación, digna de su cólera. Pues los hijos de Judá han obrado el mal ante mis ojos, dice el Señor: pusieron sus escándalos o ídolos en el templo en que se invoca mi nombre, a fin de contaminarle; y edificaron altares o lugares altos en Topheth, situada en el valle del hijo de Ennom, para consumir en el fuego a sus hijos e hijas: cosa que yo no mandé, ni me paso por el pensamiento. Por tanto, ya viene el tiempo, dice el Señor, y no se llamará más Topheth, ni valle del hijo de Ennom, sino el Valle de la Mortandad: y enterraran en el Topheth, por falta de otro sitio. Y los cadáveres de este pueblo serán pasto de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra; ni habrá nadie que las ahuyente. Y haré que no se oiga en las ciudades de Judá, ni en las plazas de Jerusalem, voz de regocijo, y de alegría, voz de esposo y de esposa: porque toda la tierra quedará desolada.  

El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                   

JJ = J2

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