03 de FEBRERO del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS
CAPITULO VI
DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. VI– 6"
Viendo el Señor que a pesar de la predicación de Jeremías, el
pueblo no se convierte, pronuncia contra este la sentencia final, y confirma a Jeremías
en su ministerio.
Esforzaos, oh hijos de Benjamín, en medio de Jerusalem, y tocad
el clarín de guerra en Thecua, y alzad una bandera sobre Betacaram: porque hacia
el Septentrión se deja ver un azote y una calamidad grande. Yo he comparado a
la hija de Sion a una hermosa y delicada doncella. A ella, a sitiarla, acudirán
alrededor sus pabellones: cada uno cuida de los que están bajo sus órdenes. Declaradle
solemnemente la guerra: Vamos y escalemos en medio del día. Más, ¡ay de
nosotros! El día que vaya declinando; se ha extendido mucho las sobras de la
tarde. Ea pues, Asaltémosla de noche, y arruinemos sus casas. Pues esto dice el
Señor de los ejércitos: Cortad sus árboles, abrid trincheras en torno de
Jerusalem. Esta es la ciudad que voy a castigar: en ella se abriga toda especie
de calumnia e injusticia. Como la cisterna conserva fresca su agua, así
conserva Jerusalem fresca y reciente la malicia suya. No se oye hablar en ella
sino de desafueros y robos: yo veo siempre gente afligida y maltratada.
Enmiendaté, oh Jerusalem; a fin de que no se aleje de ti mi alma: no sea que te
reduzca a un desierto inhabitable.
Esto dice el Señor de los ejércitos: los restos del pueblo de
Israel serán cogidos como un pequeño racimo en una viña ya vendimiada. Vuelve,
oh Chaldéo, tu mano, como el vendimiador para meter en el cuévano el rebusco.
Más ¿A quién dirigiré yo la palabra? ¿Y a quien conjugaré para que me escuche? Después
que tienen tapadas sus orejas, y no pueden oír. Lo peor es que la palabra del
Señor les sirve de escarnio, y no la recibirán. Por lo cual estoy lleno de
furor del Señor: Canséme de sufrir: Derrámale fuera, me dijo a mí mismo, sobre
los niños, y también en las reuniones de los jóvenes: porque preso será el
marido con la mujer, el anciano con el decrépito. Y sus casas pasaran a ser de
otros, y también las heredades y las mujeres: porque yo extenderé mi mano
contra los moradores del país, dice el Señor. Ya que desde el más pequeño hasta
el más grande se han dado todos a la avaricia, y todos urden engaños desde el
profeta o canto al sacerdote. Y curan las llagas de la hija de mi pueblo, con
burlarse de ella, diciendo: Paz, paz y tal paz no existe. ¿Se han avergonzado
acaso por las cosas abominables que han hecho? Antes bien no han tenido ni
pizca de confusión, ni sabido siquiera qué cosa es tener vergüenza. Por cuyo
motivo caerán entre los que perecen y serán precipitados, dice el Señor, cuando
llegue el tiempo de tomarles residencia,
Esto decía también el Señor: Paraos en los caminos, ved y preguntad
cuáles son las sendas antiguas: cuál es el buen camino, y seguidle: y hallareis
refrigerios para vuestras almas. Más ellos dijeron: No le seguiremos. Yo destine
para a vosotros centinelas, le dijo aún: estad atentos al sonido de su
trompeta; y respondieron: No le queremos oír. Por tanto escuchad, oh naciones,
gentes todas entended cuán terribles castigos les enviaré. Oyé, oh tierra,
mira, yo arrancare sobre ese pueblo destres, frutos de sus depravados
designios; puesto que no escucharon mis palabras, y desecharon mi Ley. ¿Para
que me ofrecéis vosotros el incienso de Sabá, y la caña olorosa de lejanas
tierras? Vuestros holocaustos no me son agradables, ni me placen vuestras víctimas.
Por tanto así dice el Señor: He aquí que yo lloveré desgracias sobre ese
pueblo: caerán a una los padres con los hijos, y el vecino perecerá juntamente
con su vecino.
Esto dice el Señor: mirad que viene un pueblo del Septemtrion, y
una nación grande saldrá de los extremos de la tierra. Echará mano de las
saetas, y del escudo: es cruel y no se apiadará de nadie: el ruido de sus
tropas es como el ruido del mar, y montaran sobre caballos, dispuestos a
combatir como valientes contra ti, oh hija de Sion. Oído hemos su fama, dicen
los Judios, y se nos han caído los brazos: nos ha sorprendido la tribulación, y
dolores como de mujer que esta de parto. ¡Ah! No salgáis por los campos, ni
andes por los caminos; pues la espada del enemigo, y su terror os caerán por
todos los lados. Oh Jerusalem, hija del pueblo mío, viste de cilicio, cúbrete
de ceniza; llora con amargo llanto, como se llora en la muerte de un hijo único;
porque el exterminador caerá súbitamente sobre nosotros.
A ti, Jerusalem, te he constituido cual robusto ensayador en medio
de mi pueblo; y tú examinarás, y harás prueba de sus procederes. Todos esos
magnates del pueblo andan descarriados, proceden fraudulentamente; no son más
que cobre y hierro; toda es gente corrompida. Faltó el fuelle, el plomo se ha
consumido en el fuego, inútilmente derritió los metales en el crisol el
fundidor: pues que no han sido separadas o consumidas las maldades de aquellos.
Llamadlos plata espúria; porque el Señor ya los ha reprobado.
El señor vuelve con su palabra que tiene
poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en
cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas
y aplícalas en tu vid a, en tu familia y sobre todo, compártelas
con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra
para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor
esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por
qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?
FELIZ
SEMANA
JJ = J2
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