Disciplina positiva en la adolescencia: retos y beneficios II
¿Cómo educar a un adolescente en disciplina positiva?
El médico psiquiatra Juan Fernando Muñoz afirma que uno de los retos que tienen los padres a la hora de adoptar este tipo de crianza es construir una relación de respeto con sus hijos desde la infancia. Así, al llegar a la adolescencia, estos tendrán bases sólidas de credibilidad, apego positivo y reconocimiento de su individualidad.
Otras recomendaciones importantes que da Muñoz para aplicar la disciplina positiva de manera adecuada son:
- Los padres deben mantenerse como figuras de autoridad ante sus hijos adolescentes. Esto se fortalece dando ejemplo, con su propia conducta, de autocontrol, respeto e integridad.
- No hay que olvidar el proceso de individualización que toda persona vive en la adolescencia, en el que cambian las percepciones del mundo, de sí misma y de los otros. Esto es normal y no debe suponer una amenaza para la estabilidad de la familia o la autoridad de los padres.
- El diálogo es una herramienta que les permite a los adultos escuchar sin juzgar y generar un ambiente propicio para que el adolescente se exprese sin prevenciones. Compartir tiempo juntos e involucrarse en los gustos e intereses de los hijos es una excelente opción.
- Si conviven como pareja, los padres también deben educar por medio de una relación sana, basada en la buena comunicación.
- Es importante reconocer con humildad cuando se comete algún error como padre y validar los sentimientos del adolescente para llegar a acuerdos
Beneficios de la disciplina positiva
Uno de los grandes méritos de la disciplina positiva es promover una crianza libre de maltrato físico y sicológico. De esta manera, se educan hijos capaces de:
- Desarrollar y fortalecer su autodisciplina y autocontrol.
- Percibir que son seres significativos e importantes para su familia.
- Decidir sobre su futuro con criterio.
- Potenciar habilidades interpersonales de comunicación, cooperación, respeto y comprensión.
- Tener una percepción personal de integridad, adaptabilidad y flexibilidad frente a las situaciones cotidianas, reconociendo los límites y las consecuencias de cada acto.
- Evaluar las circunstancias de acuerdo con sus valores y principios.
Juan Fernando Muñoz concluye que “la aplicación apropiada de la disciplina positiva desde la infancia puede aumentar enormemente las probabilidades de lograr credibilidad, respeto y confianza de los adolescentes hacia los padres y, asimismo, autocontrol y responsabilidad para afrontar los riesgos propios de esta época del ciclo vital”.
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