lunes, 11 de noviembre de 2019


10 de noviembre del 2019
CONSEJO DIVINO.
LA PROFECÍA DE JEREMÍAS  


CAPITULO XLII

DEL LIBRO DE DIOS "LA PROFECÍA DE JEREMÍAS CAP. XLII– 42"

Jeremías después de haber rogado y consultado al Señor, responde que los Judios, vivirán seguros si se quedan en Judéa; pero que si pasan a Egypto perecerán al filo de la espada, de hambre y de peste.
                                                                                                                        
Y vinieron todos los oficiales de la milicia, y Johanan, hijo de Caree, y Jezonias, hijo de Osaias, y el resto del pueblo, chicos y grandes. Y dijeron al profeta Jeremías: Condesciende a nuestra suplica y haz oración al Señor Dios por nosotros, y por todos estos restos del pueblo, pues pocos hemos quedado de muchos que eremos, conforme estás viendo tú con tus ojos. Y háganos conocer el Señor Dios tuyo el camino que debemos seguir, y aquello que debemos de hacer. Respondióles el profeta Jeremías: Bien está, he aquí que voy a hacer oración al Señor Dios vuestro, conforme me lo habéis pedido: Cualquier cosa que me responda el Señor, yo os la comunicaré sin ocultaros nada. Y dijeron ellos a Jeremías: Sea el Señor entre vosotros testigo de la verdad, y sinceridad nuestra, y castíguenos si no cumpliremos fielmente todo cuanto nos mandare decir por tu boca el Señor Dios Tuyo. Ya sea cosa favorable, ya sea adversa, obedeceremos a la voz del Señor Dios nuestro, a quien te enviamos; para que obedeciendo a la voz de Señor Dios nuestro, nos vaya prósperamente.

Pasados pues diez días, hablo el Señor a Jeremías: El cual llamo a Johanan, hijo de Caree, y a todos los oficiales de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo, chicos y grandes. Y les dijo: Esto dice el Señor Dios de Israel a quien me habéis enviado, para que se expusiese humildemente vuestros ruegos ante su acatamiento: Si permaneciereis quietos en esta tierra, yo os restauraré, y no os destruiré: os plantaré, y no os arrancaré; porque yo estoy aplacado con el castigo que os he enviado. No temáis al rey de Babylonia, del cual tenéis tanto miedo; no le temáis, dice el Señor, porque yo soy con vosotros para salvaros, y libraros de sus manos. Y usaré con vosotros de misericordia, y me apiadaré de vosotros, y haré que habitéis en vuestra tierra. Más si vosotros dijereis: No queremos permanecer en vuestra tierra, ni escuchar lo que dice el Señor Dios nuestro; Y continuáis diciendo: No, no; sino que nos vos a la tierra de Egypto, en donde no veremos guerra, ni oiremos sonidos de trompetas, ni padeceremos hambre; y allí permaneceremos. En este caso oíd ahora, oh restos de Judá, lo que dice el Señor: Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Si vosotros os obstináis en querer ir a Egypto, y fuereis a habitar allí, Allí en la tierra de Egypto os alcanzará la espada que vosotros teméis: y el hambre que receláis vosotros, allí en Egypto se os echará encima, y allí hallareis la muerte. Y todos cuantos se habrán obstinado en querer ir a Egypto para habitar allí, perecerán al filo de la espada, y de hambre, y de peste: no quedará ninguno de ellos con vida, ni escapará del castigo que yo descargaré sobre ellos. Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Al modo que se encendió mi furor y mi indignación contra los moradores de Jerusalem; del mismo modo se encenderán contra vosotros la indignación mía, cuando habréis entrado en Egypto: y seréis objeto de execración, y de pasmo, y de maldición, y de oprobio, y nunca jamás volveremos a ver este lugar.

Oh restos de Judá, el Señor es el que os dice: No vayáis a Egypto: tened bien presente que yo os he protestado en este día. Que os habéis engañado a vosotros mismos, que me habéis enviado a hablar al Señor Dios nuestro, diciendo: Ruega por nosotros al Señor Dios nuestro; y todo aquello que te dirá el Señor Dios nuestro, anunciadlo del mismo modo, y lo practicaremos. Y hoy os lo he referido, y vosotros no habéis querido obedecer lo que dice el Señor Dios vuestro, acerca de todas aquellas cosas sobre las cuales me ha mandado hablaros. Ahora bien, tened entendido de cierto que moriréis al filo de la espada, y de hambre, y de peste, allí, donde habéis querido ir a habitar.


El señor vuelve con su palabra que tiene poder e infinita sabiduría. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en ese CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA                                                                   

JJ = J2

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