EL LUTO Y
EL DOLOR DE LA TRAGEDIA EN SALGAR CADA DÍA
SE VUELVE MÁS DESGARRADOR.
Casi una semana esperó Rosadela para abrazar los féretros de su hijo y de
otros seis familiares que fueron arrastrados por la avalancha de Salgar. Lo
hizo cuando finalizó la misa de
despedida de 33 de los 94 muertos que hasta hoy viernes deja el desastre natural, ocurrido el
pasado lunes, cuando la quebrada la Liboriana a eso de las 12 y 45 de la mañana se represo, se desbordo
y arrasó con la vereda de las Margaritas
y todas las casas construidas a la orilla del rio en las inmediaciones del municipio
de Salgar Antioquia.
Ella,
como pudo, caminó entre la multitud para buscar a sus muertos, a los que
acababan de traer de Medellín. Caminó hacia el frente de la iglesia y desde
lejos contempló los ataúdes.
Rosadela estaba al frente de su hijo Jacob Rodríguez, de 19
años; supo que era él porque los cajones estaban marcados con cada nombre, pero
la separaba de él una cinta amarilla, por lo que no pudo tocarlo.
Al iniciarse la ceremonia rompió en llanto y se arrodilló para
llorar a los suyos. Entre ellos, una hermana, su suegra y cuñados.
Durante
la eucaristía, presidida por monseñor Noel Antonio Buitrago, obispo de la
diócesis de Jericó, y por el párroco de Salgar, Rubén Darío López, los
allegados de las víctimas se daban abrazos y oraban.
Historias
increíbles de tragedia, de dolor y de verdaderos
milagros aparecen todos los días en los que algunos sobrevivientes cuentan como
la avalancha después de arrastrarlos, de estrujarlos entre el barro y el torrente de piedras y lodo, sobrevivieron.
El día de la tragedia, ellos acababan de salir de la vivienda, que
fue borrada por la quebrada Liboriana. “Escuché un sonido muy fuerte. Miré hacia atrás y
solo vi lodo y escombros, salí de Las Peñitas corriendo hacia el sector del
Mango a buscar a mi hijo mayor, a mi suegra y cuñados, pero me dijeron que el
barrio desapareció, que estaban muertos”, recordó.
Hoy el dolor, la tristeza y el desconsuelo por
la pérdida de sus seres queridos, de sus cosechas y de sus casas se sienten a
flor de piel y hacen brotar las lágrimas cada vez que alguien se les acerca a
preguntarles sobre sus seres queridos, sobres la tragedia o como lograron
salvarse.
Desde este humilde COLEGIO I.E.R.D. CACICAZGO ubicado
en la vereda de Cacicazgo del Municipio de Suesca, Cundinamarca, provincia
de Almeidas en lo alto de la cordillera oriental y muy cerca de las orillas del
rió Funza o Bogotá, el cual en varias ocasiones ha sacado sus garras, mostrando su poderío, inundado nuestra vereda y dejando incomunicado al pueblo de Suesca, Queremos expresarles nuestras más sinceras condolencia, nuestro dolor y nuestras lagrimas solidarias y ofrecemos a Dios nuestro señor nuestras mejores oraciones por su recuperación moral, material y espiritual. “Y oramos para que Dios nos libre de una tragedia similar”.
JAIME JULIAN ANGULO PAREDES
Rector.
JAIME JULIAN ANGULO PAREDES
Rector.
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