FELIZ
DÍA DEL MAESTRO A TODAS Y TODOS LOS DOCENTES DEL MUNDO EN SU DÍA.
Pero
en forma ESPECIAL a nuestros docentes CACIQUISTAS
Ser docente
es mucho más que impartir conocimientos; es abrazar una vocación que transforma
vidas, un llamado a enseñar desde el corazón y con el alma. En cada aula,
detrás de cada palabra, gesto y mirada, se manifiestan cualidades que
convierten al educador en una figura esencial e inolvidable en el camino de
quienes aprenden.
Una de las
virtudes más admirables en un buen docente es su pasión por enseñar, una
llama interior que no se apaga con el tiempo ni con las dificultades. Esa
pasión se manifiesta en la entrega diaria, en el esfuerzo constante por
despertar curiosidad, y se nota en el brillo de los ojos cuando explica un
concepto y es entendido por un estudiante, en la paciencia infinita para volver
a repetirlo si es necesario hasta que se logre el objetivo.
A esta pasión
se une el amor a los niños o a quienes aprenden. Un docente como tú, transmite
cariño, respeto y comprensión, sembrando no solo conocimientos, sino también
seguridad y confianza en sus estudiantes. El compromiso, esa decisión
firme de estar presente en cuerpo, mente y espíritu, se convierte en tu carta
de presentación, incluso en los días lluviosos, fríos o difíciles.
Un verdadero
maestro como tú, también cultiva la prudencia y la confidencialidad,
sabiendo cuándo hablar y cuándo callar o guardar silencio, cómo acompañar sin
invadir, cómo orientar sin imponer. Un maestro como tu escucha, y tiene la
capacidad de ayudar a entender, más allá de memorizar, guiando a sus
estudiantes para que descubran por sí mismos el valor del aprendizaje.
Estoy seguro
que tu inteligencia emocional te permite reconocer y gestionar tus
emociones, y comprender las ajenas. Esto te hace más empático, capaz de
ponerte en el lugar del otro y actuar con sensibilidad ante cada situación. Así
el “enseñar al que no sabe”, como lo
hizo el Maestro de maestros, se vuelve una labor casi divina para ti: con
humildad, ternura, paciencia y entrega total.
Pero tu mí
querido maestro no solo acompañas: también corriges, y lo haces con sabiduría,
en el momento oportuno, en el lugar correcto y en la situación adecuada, con
palabras sabias, que construyen y engrandecen la corrección. Tu transparencia,
tu sentido de la justicia y tu compromiso con la equidad son garantía
para que toda corrección sea un acto de crecimiento, no de humillación. Aplaudo
que ni un gesto, ni un sarcasmo, ni un tono despectivo empañen tu grandeza ni
el respeto que merece cada estudiante.
Gracias por
los momentos de alegría que traspasan
tu clase, porque enseñar con amor también es celebrar los pequeños
logros, valorar el esfuerzo, y mantener viva la esperanza de un futuro mejor.
Porque un buen MAESTRO como tú, no solo enseña
contenidos, sino que inspira, transforma y deja huellas
imborrables en el alma de quienes tienen el privilegio de aprender junto a él.
Por todo lo anterior, hoy quiero expresarte un agradecimiento profundo. Gracias
por sembrar luz en los caminos oscuros, por tender la mano con paciencia, por
ser guía, refugio y ejemplo.
Felicitaciones, maestros y
maestras desde lo más profundo de mi corazón. Tu labor es sagrada, tu huella es
eterna y tu legado es invaluable. Que nunca te falte fuerza para seguir, paciencia
para enseñar ni amor para trascender, porque el mundo necesita más que nunca de
tu luz.
Con cariño
Jaime J. Angulo P.
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