Mi hijo no quiere estudiar: mira 6 consejos que te pueden ayudar
Naturalmente, a la mayoría de los niños les gusta aprender cosas nuevas.
Basta observar su entusiasmo cuando logran andar, o cuando comienzan la alfabetización y quieren leer toda y cualquier palabra que puedan, ya sea empaques, estampas, letreros…
La sensación de superar los retos y adquirir un nuevo conocimiento motiva al niño y le hace sentir bien.
En otras palabras: la sensación de acertar y lograrlo es fundamental para cambiar “mi hijo no quiere estudiar” por “a mi hijo le encanta aprender”.
Aprovechar esa motivación es una herramienta poderosa que tienes en tus manos.
¡Mira algunos consejos que pueden marcar la diferencia en tu casa hoy mismo!
Establece metas con tu hijo
Disfrutar el estudio está íntimamente relacionado con la idea de motivación.
Como vimos, no poder entender el contenido trae frustración, baja autoestima y menos ganas de aprender.
La buena noticia es que lo contrario también es cierto.
Al dominar un contenido o sacar una buena nota, el niño se da cuenta de que es capaz y se siente motivado a seguir adelante.
Por lo tanto, si estás viviendo el dilema de “mi hijo no quiere estudiar”, es importante establecer con él metas alcanzables y realistas, incluso fáciles al principio.
Por ejemplo: estudiar sin interrupciones durante media hora o hacer cinco ejercicios de una asignatura.
Al alcanzar la meta, él recibirá una dosis de estímulo y sabrá que puede ir más allá. A partir de ahí, las metas se pueden aumentar gradualmente.
Sé más flexible
Nadie está motivado y es productivo el 100% del tiempo. Esa es una verdad que se aplica tanto a los adultos como a los niños y adolescentes.
Entonces, antes de decir “mi hijo no quiere estudiar”, trata de ser más flexible y comprender si la falta de ganas es solo un cansancio momentáneo o un período de bajo rendimiento.
Si este es el caso, puedes acordar con tu hijo cuál será el horario de estudio y algunas reglas que debe seguir. Con flexibilidad, esto se puede hacer incluso con su participación.
Ofrece ayuda
Si tu hijo no quiere estudiar, no es tu papel discutir el contenido con él o aclarar sus dudas. La mayoría de la gente no tiene ni el conocimiento ni la didáctica necesaria para eso.
Deja esta tarea para los profesores.
Pero eso no significa que no debas ayudar a tu hijo a estudiar. Existen innúmeras maneras de hacerlo.
Lo más importante, en cualquiera de ellas, es que él sepa que confías en su potencial. Esta seguridad y apoyo son esenciales para que confíe en su capacidad.
Además, trata de enfocarte más en las conquistas y menos en las derrotas. Encuentra puntos concretos para elogiar, por menores que sean.
Por mucho que una calificación aún no sea la ideal, observa si es mejor que las anteriores y reconoce este avance.
Permite más autonomía
Tu hijo necesita entender que los estudios son su responsabilidad.
Una forma de hacerlo es fomentando su autonomía.
Independientemente de la edad del niño, es importante delegarle tareas que fomenten su autonomía.
Puede ser organizar los juguetes en la habitación, poner la ropa sucia en el cesto o hacer la cama. Estas responsabilidades sencillas le enseñan a manejar las responsabilidades solo.
El resultado es una perspectiva más activa frente los estudios. Con autonomía, tu hijo aprende a organizarse e incluso a identificar lo que le funciona mejor.
Habla sobre la importancia de los estudios
Muchas veces, los jóvenes no pueden comprender los beneficios de los estudios para la vida o simplemente entender por qué necesitan estudiar.
Por eso, es importante que tengas conversas con tu hijo que lo ayuden a darse cuenta de los beneficios del aprendizaje.
Pero no basta con solo hablar sobre la importancia de los estudios. Es fundamental que los padres participen activamente y, sobre todo, muestren interés por el aprendizaje de sus hijos.
En estos casos, el ejemplo también suele ser una herramienta poderosa.
Si estás siempre aprendiendo cosas nuevas y te mantienes abierta al conocimiento, haciendo cursos, leyendo, siendo curiosa y actualizándote, tu hijo se dará cuenta en la práctica de lo importante que son los estudios.
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