17 de NOVIEMBRE DE 2013
DESARROLLO Y TRASTORNOS DE LA ETAPA ESCOLAR
“Desarrollo y Trastornos de la etapa escolar”
Parte X
3.2.4.
Trastornos del Desarrollo Cognitivo: Los más destacados son: Trastorno Bipolar, Trastorno de Tensión
Postraumático, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastorno de Desafío y Oposición,
Trastorno de Pánico, Depresión y Estrés.
3.2.4.1. Trastorno Bipolar: Los adolescentes con un Desorden Bipolar pueden
sufrir cambios de humor continuos que fluctúan entre extremadamente altos (maníacos)
y bajos (deprimidos). Los altos pueden alternar con los bajos, o la persona
puede sentir los dos extremos al mismo tiempo.
El
Desorden Bipolar usualmente comienza en la vida adulta. Aunque es menos común,
puede ocurrir en la adolescencia y raras veces en la niñez. Esta enfermedad
puede afectar a cualquiera. Sin embargo, si uno o ambos padres tienen un
Desorden Bipolar, hay mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el
desorden. La historia familiar de abuso de drogas o de alcohol puede también
estar asociada con el Desorden Bipolar en los adolescentes.
El
Desorden Bipolar puede comenzar con síntomas maníacos o con síntomas
depresivos.
Los
síntomas maníacos incluyen: Cambios de humor severos en comparación a otros
jóvenes de la misma edad y ambiente - o sentirse demasiado contento, o reírse
mucho, o estar demasiado irritable, enfadado, agitado o agresivo. Altas poco
realistas en la autoestima - por ejemplo, el adolescente que se siente
todopoderoso o como un súper héroe con poderes especiales. Aumento de energía
desmedida y la habilidad de poder seguir durante días sin dormir y sin sentirse
cansado. Hablar excesivamente - el adolescente no deja de hablar, habla muy
rápido, cambia de tema constantemente y no permite que lo interrumpan.
Distracción - la atención del adolescente pasa de una cosa a otra
constantemente. Comportamiento arriesgado repetitivo, tal como el abuso del
alcohol y las drogas, el guiar temerario y descuidado o la promiscuidad sexual.
3.2.4.2. Trastorno de Tensión Postraumático: Todos los niños y adolescentes tienen experiencias
de eventos que producen estrés, los cuales pueden afectarlos tanto
emocionalmente como físicamente. Sus reacciones al estrés son usualmente breves
y ellos se recuperan sin problemas adicionales. Un niño o adolescente que pasa
por un evento catastrófico puede desarrollar dificultades continuas conocidas
como trastorno de tensión postraumático (TTPT). El evento de estrés o
traumático envuelve una situación en donde la vida de alguien ha sido amenazada
o una herida severa ha ocurrido [Ej. ellos pueden ser la víctima o ser testigos
del abuso físico, el abuso sexual, la violencia en el hogar o en la comunidad,
accidentes de automóvil, desastres naturales (tales como inundaciones, fuego,
terremotos) o haber sido diagnosticados con una enfermedad que amenace su
vida]. El riesgo de que un niño desarrolle TTPT está relacionado con la
seriedad del trauma, si el trauma se repite, la proximidad del niño al trauma,
y su relación con la víctima(s).
Seguido
al trauma, los niños pueden inicialmente mostrar un comportamiento agitado o
confuso. Ellos pueden también mostrar un miedo intenso, desamparo, coraje,
tristeza, horror o negación. Los niños que experimentan traumas repetidamente
pueden desarrollar una clase de entumecimiento emocional para amortiguar o
bloquear el dolor y el trauma. A esto se le llama desasociación. Los niños con
TTPT eluden las situaciones y los sitios que les recuerdan el trauma. Ellos
pueden también volverse menos sensibles emocionalmente, deprimidos, retraídos y
más indiferentes a sus sentimientos.
Un
niño con TTPT puede también re-experimentar el evento traumático al: Tener
memorias frecuentes del evento o, en niños pequeños, juegos en los cuales parte
o todo el trauma se repite una y otra vez, tener sueños aterradores y que lo
asustan, actuar o sentir como si la experiencia sucediese de nuevo, desarrollar
síntomas físicos o emocionales que se repiten cuando al niño se le recuerda
sobre el evento. Los niños con TTPT pueden también mostrar los siguientes
síntomas:
Preocupación
sobre la muerte a una temprana edad, pérdida de interés en actividades tener
síntomas físicos tales como dolores de cabeza o dolores de estómago, mostrar
más reacciones emocionales inesperadas y extremas, tener problemas para dormirse
o mantenerse dormidos
Los
síntomas del TTPT pueden durar desde varios meses hasta muchos años. La mejor
medida a tomar es la prevención del trauma. Una vez que ha ocurrido el trauma,
sin embargo, es esencial la intervención oportuna. El apoyo de los padres, la
escuela y los pares es importante. Hay que poner énfasis en establecer un
sentido de seguridad. La psicoterapia (individual, en grupo o en familia) que
permite al niño hablar, dibujar, jugar, o escribir sobre el evento es de gran
ayuda. Las técnicas de modificación del comportamiento y la terapia
cognoscitiva pueden ayudar a reducir los miedos y las preocupaciones. Los
medicamentos pueden también ser de ayuda para tratar la agitación, la ansiedad
o la depresión.
3.2.4.3. Trastorno Obsesivo Compulsivo: El desorden obsesivo-compulsivo (OCD -
Obsessive-Compulsive Disorder) usualmente comienza en la adolescencia o en los
primeros años de la edad adulta y puede ocurrir en 1 de cada 200 niños y
adolescentes. El OCD se caracteriza por obsesiones y/o compulsiones recurrentes
que son lo suficientemente intensas para causar malestares severos. Las
obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes no
deseadas que causan marcada angustia o ansiedad. Frecuentemente, éstas son
irracionales e irreales. No son simplemente preocupaciones exageradas acerca de
problemas de la vida real. Las compulsiones son el comportamiento repetitivo o
ritual (como lavarse las manos, acumular cosas, poner las cosas en un orden
determinado, comprobar algo repetidamente) o actos mentales (como contar,
repetir palabras en silencio, evitar acciones o cosas). Con OCD, las obsesiones
o compulsiones causan una ansiedad significativa o angustia, e interfieren con
la rutina normal del niño, su funcionamiento escolar, sus actividades sociales
o sus relaciones.
Los
pensamientos obsesivos varían con la edad del niño y pueden cambiar a través
del tiempo. Un niño pequeño con OCD puede temer que le hagan daño a él o a un
miembro de su familia, por ejemplo, que un intruso entre por una ventana o
puerta abierta. La compulsión llevará al niño a seguir comprobando que las
puertas y ventanas de la casa están cerradas aun después de que sus padres se
acuesten, tratando así de aliviar su ansiedad. Al niño le dará miedo de haber
dejado una puerta o ventana abierta sin darse cuenta mientras comprobaba si
estaba cerrada y luego compulsivamente tendrá que comprobar otra vez si está o
no abierta.
Un
niño de edad escolar o adolescente con OCD puede tenerle miedo a enfermarse con
gérmenes, al SIDA o a comida contaminada. Para poder sobrellevar estas ideas,
el niño puede desarrollar "rituales" (comportamiento o actividad que
se repite).
3.2.4.4. Trastorno de Desafío y Oposición: Todos los niños demuestran oposición de vez en
cuando, particularmente cuando están cansados, hambrientos, con estrés o
alterados. Ellos pueden argumentar, contestar, desobedecer y desafiar a los
padres, maestros y otros adultos. El comportamiento de oposición es a menudo
una parte normal del desarrollo de los niños de dos o tres años y cuando llegan
a la adolescencia. Sin embargo, el comportamiento de falta de cooperación y
hostilidad se convierte en un asunto serio cuando es tan frecuente y
consistente que sobresale al ser comparado con el de otros niños de la misma edad
y nivel de desarrollo y cuando afecta la vida social, familiar y académica del
niño.
En
los niños con un trastorno de desafío y oposición, hay un patrón de falta de
cooperación, desafío y comportamiento hostil en curso hacia la figuras de
autoridad que interfiere seriamente con el funcionamiento diario del niño. Los
síntomas del TDO pueden incluir: Rabietas frecuentes, discutir excesivamente
con los adultos, desafío activo y negación a cumplir con lo que los adultos le
piden que haga y a las reglas, intentos deliberados de molestar y fastidiar a
la gente, culpar a otros por sus propios errores y mal comportamiento, a menudo
ponerse quisquilloso o enfadarse fácilmente con otros, irritación frecuente y
resentimiento, usar palabras hirientes y odiosas cuando está alterado, buscar
vengarse.
Los
síntomas se pueden usualmente ver en múltiples situaciones, pero pueden ser
evidentes en el hogar o en la escuela. De un cinco a un quince por ciento de
todos los niños de edad escolar tienen TDO. Las causas del TDO se desconocen,
pero muchos padres informan que su niño con TDO era más rígido y demandante que
sus hermanos desde su temprana edad. Factores biológicos y del ambiente pueden
jugar un papel.
A
un niño que presenta los síntomas del TDO debe de hacérsele una evaluación
comprensiva. Es importante buscar otros desórdenes que puedan estar presentes,
tales como: el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH),
problemas con el aprendizaje, desórdenes del humor (depresión, desorden
bipolar) y desórdenes de ansiedad. Puede que sea difícil mejorar los síntomas
del TDO sin tratar el trastorno Los coexistente. Algunos niños pueden llegar a
desarrollar lo que se conoce como trastorno de la conducta.
3.2.4.5. Trastorno de Pánico: El desorden del pánico es un desorden común y
tratable. Los niños y adolescentes con el desorden del pánico sufren períodos
inesperados y repetidos de intenso terror, o incomodidad, acompañados de otros
síntomas tales como palpitaciones rápidas y falta de aliento. Estos períodos se
llaman "ataques de pánico" y duran desde algunos minutos hasta varias
horas. Los ataques de pánico se presentan sin dar aviso. Los síntomas de un
ataque de pánico incluyen: Terror intenso (un presentimiento de que algo
terrible va a ocurrir), palpitaciones rápidas del corazón o taquicardia, mareos
o vértigos, falta de aliento o el sentirse sofocado, temblores o sacudidas, una
sensación de irrealidad, miedo de morir, de perder el control o de volverse
loco.
El
desorden del pánico comienza frecuentemente durante la adolescencia, aunque
puede comenzar durante la niñez y a veces es común en las familias.
Si
no se diagnostica y se trata, el desorden del pánico y sus complicaciones
pueden ser devastadores. Los ataques de pánico pueden interferir con las
relaciones sociales, el trabajo escolar y el desarrollo normal del niño o del
adolescente. Los niños y adolescentes que padecen del desorden del pánico
pueden comenzar a sentirse ansiosos la mayor parte del tiempo, aun cuando no
están teniendo un ataque de pánico. Algunos comienzan a evitar situaciones que
ellos temen le puedan producir un ataque de pánico, o situaciones donde puede
que no haya ayuda disponible. Por ejemplo, un niño puede negarse a ir a la
escuela o a separarse de sus padres. En los casos más severos, el niño o el
adolescente pueden temer salir de la casa. Este patrón de evitar ciertos
lugares o situaciones, se llama "agorafobia". Algunos niños y
adolescentes con desorden del pánico pueden desarrollar una depresión mayor y
pueden correr el riesgo de un comportamiento suicida. Al tratar de reducir la
ansiedad, algunos adolescentes con desorden del pánico usarán el alcohol o las
drogas.
El
desorden del pánico en los niños es muy difícil de diagnosticar. Ello puede
ocasionar muchas visitas a médicos y muchas pruebas médicas que son caras y
potencialmente dolorosas. Una vez ha sido propiamente evaluado y diagnosticado,
el desorden del pánico usualmente responde bien al tratamiento. Los niños y
adolescentes que presentan síntomas de ataques de pánico deben de ser evaluados
primero por su médico de familia o pediatra. Si no se encuentra una enfermedad
o condición física que cause los síntomas, se debe llevar al niño a un
siquiatra de niños y adolescentes para que le haga una evaluación comprensiva.
Continuaremos
la próxima semana.
JJ = J2