Así se
despierta el interés por aprender:
Neuro-enseñanza
Para garantizar el éxito de los
procesos de enseñanza y aprendizaje, es necesario que vayan acompañados de una
actitud básica: la pasión o emoción por aprender.
Esto se
puede conseguir teniendo en cuenta los últimos avances que ofrece la
neurociencia. Te explicamos en qué consiste y cómo la están aplicando algunos
centros.
La neuroeducación es una
disciplina que estudia el papel que juega el cerebro en el proceso de
enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. En este sentido, las
principales áreas sobre las cuales se asienta son dos: de un lado, las ciencias de la educación y, de otro, la neurociencia, que permite estudiar los fenómenos
educativos desde varios enfoques.
Conocimiento y
emoción
La principal
conclusión de los científicos es que el cerebro asimila mejor los conocimientos
si existe sorpresa, curiosidad e implicación emocional: “El cerebro sólo aprende si hay
emoción”, afirma Francisco Mora, doctor en Neurociencia y
catedrático de Fisiología Humana. Mora, que en su trayectoria se ha centrado
sobre todo en cómo funciona el cerebro, cómo aprendemos y la influencia que
tienen las emociones en este proceso, recuerda cómo la
curiosidad lleva al ser humano a una búsqueda del conocimiento que
no sólo es general sino que también se produce en otros contextos como “el
colegio, las universidades o en la investigación científica”.
La escritora
y psicóloga Begoña Ibarrola
afirma que “educar en las emociones es clave para favorecer el aprendizaje”
y que, por tanto, los docentes necesitan comprender que “su función como
educadores va mucho más allá que la de meros transmisores de información o
conocimientos”.
En este
sentido, Anna Forés,
profesora en la Facultad de Educación de la Universitat de Barcelona, hace
hincapié en la necesidad de fomentar la ilusión y las ganas
de ir al colegio de los alumnos a los que hay que proponer retos y
aventuras de aprendizaje que resulten completamente nuevos para ellos. “Si realmente sabemos cómo aprendemos, podremos mejorar nuestra
función y servir de ayuda para ser más efectivos y eficientes”.
Neuroeducación en las
aulas
¿A qué edad se
aconseja que la neuroeducación sea llevada a las aulas? Forés es contundente: “Cuanto antes mejor.
La neurociencia ratifica la importancia de los primeros años de nuestra vida y
esto implica una buena formación por parte de los maestros de los más pequeños,
además de una más alta consideración por su labor educativa”. Para esta
especialista, la neuroeducación es un “conocimiento de fondo que nos
ayuda a pensar, repensar y tener una actitud crítica sobre la manera de enseñar
y aprender de los alumnos”.
La
aplicación de la neurociencia en el ámbito de la enseñanza puede realizarse de
distintas formas, pero siempre atendiendo a la diversidad y a
la singularidad de cada estudiante para trabajar con toda la riqueza
que permita el aula. Forés lo explica de esta manera: “Cada cerebro es único y
si un alumno sabe cómo aprende las investigaciones afirman que mejorará su
rendimiento. Por eso, si las clases están diseñadas desde los principios de la
neuroeducación, también mejorará su aprendizaje”.
Por ejemplo, estudiantes del Colegio Alborada (Alcalá de Henarés,
Madrid) y del CEIP El Torreón (Arroyomolinos, Madrid) estudian matemáticas con
el método JUMP Math. En
concreto, este modelo de enseñanza-aprendizaje (basado en los últimos avances
producidos en el ámbito de la neurociencia) “proporciona al docente una buena
secuenciación de los contenidos y le ayuda a profundizar en los conceptos
matemáticos que se tratan en el aula”, comenta Menchu Garralón, docente de
Primaria y coordinadora de Innovación Pedagógica en el Colegio Alborada. Conoce
su experiencia.
Desde el
CEIP El Torreón, su directora Elvira Flores y Elisa Lucena (profesora de 3º),
nos relataron como JUMP
Math les permite combinar el trabajo individual, por parejas y grupal, favoreciendo el trabajo cooperativo y la figura de los ‘alumnos
ayudantes’ que ayudan a sus compañeros a comprender mejor los
contenidos.
Por su
parte, el Colegio Base de
Madrid cuenta con un proyecto basado en una de las ramas de la neuroeducación:
la neurodidáctica.
En concreto, dicho proyecto está formado por diferentes experiencias entre las
que se incluyen ‘Ecobase’ dedicada a la educación medioambiental y
concienciación ecológica y ‘Biblioteca de las Emociones’.
La
neuroeducación está también presente en el Colegio María Reina Salesianas
de Madrid y su aplicación ha permitido la introducción de metodologías activas de pensamiento; la creación de nuevos espacios y experiencias de aprendizaje; y la modificación paulatina del sistema de evaluación.
Más allá de las aulas
Los centros
escolares tienen, por otro lado, la posibilidad de que la neuroeducación se
pueda aplicar en las visitas culturales que los estudiantes realizan gracias a
propuestas como la ofrecida por la página web de Aprendeaver.
Su metodología potencia no sólo el aprendizaje sino también el entretenimiento,
despertando la pasión y la emoción por aprender. Para ello, se les plantea a
los chavales unas series de preguntas y retos que deberán deducir a partir de
unos cuadernos especiales que se les entregan o la información que dé el guía.
A la hora de
valorar la llegada de la neuroeducación a la enseñanza hay que pensar de manera
detenida tanto en el cómo como en el por qué, al igual que ya sucediese con la
introducción de los primeros portátiles o pizarras digitales. ¿La razón?
“Tenemos muchas experiencias previas que nos demuestran que sólo por introducir
un elemento en la educación ésta no va mejorar unilateralmente si no la
acompañamos de buenas estrategias. Hay que tener claras las
intenciones educativas y los recursos de acompañamiento al profesorado”,
concluye Forés.
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