domingo, 6 de diciembre de 2015


07 DE DICIEMBRE DEL 2015
CONSEJO DIVINO.
TOMADO DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA

CAPITULO  XV

DEL LIBRO DE DIOS "EL LIBRO DE LA SABIDURÍA  CAP. XV – 15"

Acción de gracias a Dios por haber preservado a Israel de la idolatría. Ceguedad de los idolatras, e invectivas contra ellos.    
                            
Empero tú, oh Dios nuestro, tu eres benigno, y veraz, y sufrido, y todo lo gobiernas con misericordia. Porque si pecaremos, tuyos somos, sabiendo como sabemos tu poder y grandeza; y si no pecamos, sabemos que nos cuentas en el número de los tuyos o de tus amigos. Porque el conocerte a ti con fe viva es la perfección de la justicia, y el conocer o confesar tu justicia y poder, es la raíz de la inmortalidad. Y así no nos ha inducido a error la humanidad invención de un arte mal empleada, ni el vano artificio de las sombras de una pintura, ni la efigie entallada y de varios colores. Cuya vista excita la concupiscencia en el insensato, que ama la compostura de un retrato muerto, e inanimado. Dignos son de poner su esperanza en semejantes cosas o en tales deidades, aquellos que aman el mal; como también los que las hacen, los que las aman, y los que les dan culto.

Así es que un alfarero, manejando la blanda greda, forma de ella, a costa de su trabajo,  toda suerte de vasijas para nuestros usos; y de un mismo barro hace vasos que sirven para  cosas limpias, e igualmente otros para que son tales; siendo el alfarero el árbitro del destino que han de tener los vasos. Y con vana fatiga forma del mismo barro un dios el hombre mortal que  poco antes fue formado de la tierra, y que muy en breve volverá a reducirse a ella, obligado a restituir la deuda del alma que ha recibido. Pero él no se cura del trabajo que le ha de costar, ni de la brevedad de su vida; sino que va a competencia con los artífices de oro y de plata, e imita también a los broncistas, y pone su gloria en formar cosas inútiles. Pues su corazón es ceniza o polvo, y vil tierra su esperanza, y su vida más despreciable que el barro. Como que no se conoce al que le ha criado e infundido el alma con que trabaja, e inspirándole el espíritu de vida. Y aun han creído estos ser nuestra vida un juego, y que toda nuestra ocupación debe reducirse a amontonar riquezas, y que conviene el ganar por cualquiera medios, aunque sean malos. Porque aquel artífice que de la frágil materia de la tierra forma vasijas y simulacros, bien conoce que peca más que todos. Son pues necios, desgraciados y soberbios, más que alma nacida, todos los que son enemigos de tu pueblo, y que le tiene avasallado.

Porque creen dioses todos los ídolos de las naciones; los cuales no pueden usar de los ojos para ver, ni   de las narices para respirar, ni de las orejas para oír, ni de los dedos de  las manos para palpar, ni aun sus pies son capaces de menearse. Que un hombre mortal fue quien los hizo, y  recibió prestado el espíritu el que los formo; ni jamás podrá hombre alguno fabricar un dios semejante a sí. Porque siendo, como es, mortal, forma con manos sacrílegas una cosa muerta; siendo él mejor que aquellos a quien adora, pues él aunque mortal, ha obtenido la vida, pero aquellos nunca  vivirán.

Y aunque adoran a los más viles animales, que comparados con las demás bestias irracionales, son de peor condición que estas. Ni hay quien pueda observar cosa buena en el aspecto de estas sabandijas o animales, como que ahuyentaron de sí la aprobación y bendición de Dios.

El señor vuelve con su palabra que tiene poder. Leed tranquila y concienzudamente y hallaras en cada frase, en cada palabra una enseñanza del libro del Señor. Medítalas y   aplícalas en tu vida, en tu familia y sobre todo, compártelas con tus estudiantes. Cada día el Señor te da una enseñanza y una palabra para reflexionar. El camino de la perfección requiere de mejor y mayor esfuerzo. Y tú estás en este CAMINO. ¿Por qué Quieres huir de la perfección que Dios te ofrece?

FELIZ SEMANA

JJ = J2


jueves, 3 de diciembre de 2015

El amor está prohibido en los colegios


Se ha generado un debate nacional en torno a las manifestaciones amorosas de los estudiantes en los colegios del país, porque se cree que de ellas se derivan los altos índices de embarazos en adolescentes y la pérdida de valores morales en la juventud. Sin embargo, también es cierto que en muchas instituciones educativas de nuestro país no se aplica cabalmente el Proyecto de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (PESCC), en parte por los prejuicios y el poco conocimiento de los maestros en temas de sexualidad. 
Palabras clave: Manifestaciones amorosas, Proyecto de Educación para la Sexualidad, formación ciudadana, sexualidad en los adolescentes.
Al colegio nos mandan para que aprendamos y amemos el conocimiento. Nos piden que amemos las matemáticas, el lenguaje, las ciencias, la filosofía y una larga lista de asignaturas. Pero, llegados a la adolescencia, cuando las hormonas comienzan a despertar de ese largo sueño, los únicos números que nos interesan son los del teléfono de la chica bonita que se sienta diagonal al pupitre; la única química que vale la pena es la de las hormonas que alborotan el corazón cuando damos y recibimos el primer beso en la clandestinidad de un pasillo o un salón vacío. El único lenguaje que queremos aprender es el del amor. La única historia que vamos a recordar es la del primer amor, que llevaremos para siempre en algún lugar especial de la memoria. Si al colegio venimos a aprender: ¿Está tan mal que aprendamos también las cosas del amor?
En muchos colegios de Colombia pareciera que están prohibidas las manifestaciones amorosas entre los estudiantes. Los maestros nos quejamos porque ellos aprovechan nuestro descuido para entregarse a los besos, las caricias y todo tipo de conductas que están mal vistas en una institución educativa y que van contra la moral y las buenas costumbres; es una guerra constante entre venados y cazadores. Es por esto que es necesario debatir en torno a la conveniencia de permitir, reprimir u orientar estas manifestaciones amorosas en los jóvenes dentro de los establecimientos educativos. 
Sin embargo, sorprende sobremanera que en un país cuyos principales problemas sociales son la violencia y la agresividad de unos contra otros, los asesinatos, los actos de crueldad y sevicia, en algunos colegios se siga persiguiendo el amor entre los jóvenes como uno de los graves problemas por solucionar. El amor, siendo una dimensión de lo humano, debe ser orientado y fomentado, no reprimido por la escuela. 
Aunque el Ministerio de Educación Nacional ha establecido que todos los colegios del país deben manejar un Proyecto de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (PESCC), que supere la vieja manera de enseñar “educación sexual”, basada en un enfoque netamente biológico y de prevención de las enfermedades de transmisión sexual, dejando de lado la dimensión afectiva de la sexualidad y una comprensión científica más amplia sobre la sexualidad humana; una cosa dice la teoría y una muy distinta es la práctica (MEN, 2006, PESCC, Módulo 1). Seguramente esta situación se debe al hecho de que durante mucho tiempo la educación estuvo bajo el control casi absoluto de la Iglesia Católica a través del Concordato, y solo recientemente perdió ese monopolio sobre le educación pública (Constitución de 1991), pero la concepción que sigue primando en la mayoría de las instituciones educativas en Colombia, al menos en los aspectos ético, moral y obviamente sexual, es la cristiana católica, basada en la prohibición y el pecado.
Uno de los argumentos a favor de la represión de las manifestaciones amorosas de los estudiantes, es que en realidad se trata de prevenir un problema mayor: los embarazos en adolescentes. Tal preocupación es legítima, pero quiero recordar que es bastante reciente y que antiguamente no se veía como un problema grave. Nuestras abuelas y bisabuelas comenzaron a tener hijos antes de tener cédula -bueno, las que tuvieron la oportunidad de tenerla-. Hace cincuenta años el promedio de edad para tener el primer hijo era a los catorce años, eso sí, tenían que estar debidamente casadas por la Iglesia Católica. 
Si hoy en día nos preocupan los embarazos en adolescentes es porque pensamos que parir hijos no es el único propósito de las mujeres, sino estudiar, ser profesionales y desempeñarse laboralmente en otros ámbitos, para ganar cada vez mayor equidad frente a los hombres, y si deciden ser madres, que lo hagan cuando tengan la suficiente madurez, independencia y formación necesarias para educar a sus hijos. Una adolescente que se embaraza durante su época de colegio se está poniendo a sí misma en condición de desventaja. Este es un problema muy serio y en ese sentido estamos todos de acuerdo. Pero si esa es la genuina preocupación, sería más efectiva la información oportuna y científica a través de una verdadera educación para la sexualidad y construcción de ciudadanía. Seamos honestos, el aumento de los embarazos adolescentes, así como el riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual, se deben más a la ignorancia de los jóvenes sobre el funcionamiento de su sexualidad, que a sus manifestaciones amorosas en el colegio. 
Si bien es cierto que hoy día los jóvenes comienzan su vida sexual a más temprana edad, en gran medida por el bombardeo de información sexual que reciben a través de la televisión e Internet, también se debe a que cada vez están más solos y no cuentan con el acompañamiento adecuado de sus padres o acudientes. Con mucha frecuencia vemos en los niños, niñas y adolescentes comportamientos afectivos que tal vez son prematuros para su edad, pero la solución no es “señalarlos” o “culparlos” por indecentes, sino brindarles un acompañamiento oportuno, pues en muchos casos ocurre que están siendo objeto de abuso sexual por parte de los adultos, y sus “manifestaciones amorosas” inadecuadas son en realidad un grito de alerta para que tomemos cartas en el asunto y busquemos los verdaderos culpables.
El problema no se resuelve prohibiendo sus manifestaciones amorosas, sino educándolos en el uso responsable y adecuado de su libertad y autonomía, lo cual implica, entre otras cosas, hacerlos conscientes de que seguramente el aula de clase no es el espacio más adecuado para entregarse plenamente a dichas manifestaciones, del mismo modo que la discoteca no es el lugar más cómodo para reunirse uno con los amigos a hacer las tareas. Un aspecto que sí es muy importante es educarlos en el respeto por el otro o por la otra, y no permitir el abuso de ningún tipo, especialmente el maltrato de género. Más que manifestaciones amorosas, lo que sucede con frecuencia es que algunos machos alfa de la manada se sienten ofendidos si las niñas no se dejan besar y manosear por ellos. Es el acoso sexual y no las manifestaciones amorosas lo que habría que reprimir con toda dureza, o acaso ¿Quién puede ver una manifestación amorosa en esa clase de abuso?
Las prohibiciones y represiones morales son un arma de doble filo y en muchas ocasiones pueden tener consecuencias contrarias a las esperadas. La “guerra contra las drogas”, por ejemplo, ha traído como consecuencia la creación de grandes carteles criminales que han ocasionado muerte y destrucción. Un problema que bien podría tratarse como asunto de salud pública, que es el consumo de sustancias psicoactivas, se nos ha convertido en un problema político, militar y social de carácter mundial, cuyas peores consecuencias no son precisamente la adicción a las drogas. Nada incita más a los adolescentes que transgredir las prohibiciones de los adultos, en especial, aquellas que simplemente imponemos sin dar alguna explicación racional de por qué lo hacemos. A veces me parece un poco sospechoso que nos moleste tanto todo lo que hacen los adolescentes, que si se paran los pelos, que si se los pintan, que si se abrazan, si se besan, pareciera que todo lo que provenga de ellos es necesariamente malo. En la mayoría de los casos lo que les estamos prohibiendo es precisamente lo que los hace adolescentes. 

No estoy diciendo que todo lo que inventen, por el solo hecho de ser adolescentes, debe permitirse, pues al fin y al cabo no podemos descargarnos de nuestro papel de orientarlos en aguas turbulentas y, desde luego, algunas de las cosas que procuramos impedirles, es para evitarles un mal mayor. 

Pero en el caso que estamos analizando habría que demostrar primero ¿Qué consecuencias negativas tienen esas manifestaciones amorosas, tanto en ellos como en la institución educativa, para que valga la pena ser reprimidas con tanta fuerza?, ¿acaso les impiden a los estudiantes aprender? 
Si suponemos que las manifestaciones amorosas entre adolescentes son algo malo y perverso en sí, le estamos dando un mensaje equivocado a la juventud, pues cómo se explica que les hayamos enseñado desde niños el amor como un sentimiento positivo y humano, pero ahora en la adolescencia decidamos que se ha vuelto malo si lo comparten con sus compañeros. Desde luego que en los colegios debe haber reglas claras y normas que regulen la convivencia, pero siempre en el marco del respeto a la intimidad personal, a la libertad de conciencia y al libre desarrollo de la personalidad (Constitución Política de Colombia, 1991). 

Más que prohibir las manifestaciones amorosas entre estudiantes, hay que instruirlos y concientizarlos para que eviten los embarazos a temprana edad, y prohibir, eso sí con toda dureza, las manifestaciones de violencia y agresividad para con los demás y el abuso cuando se presente. Es hora de que en las instituciones educativas dejemos de “sacarle el cuerpo” a esta discusión y hablemos de frente sobre la necesidad de tener mejores relaciones amorosas que nos permitan ser más felices y ser mejores ciudadanos.