01 de
DICIEMBRE DE 2013
DESARROLLO Y TRASTORNOS DE LA ETAPA ESCOLAR
“Desarrollo y Trastornos de la etapa escolar”
Parte XI
3.2.4.6. Estrés: Léase sección
1.3.8.5. Estrés Infantil.
3.2.4.7. Depresión: No son sólo los adultos los que se deprimen. Los
niños y los adolescentes pueden sufrir también de depresión, que es una
enfermedad tratable. La depresión se define como una enfermedad cuando la
condición depresiva persiste e interfiere con la habilidad de funcionar del
niño o del adolescente.
Aproximadamente
el 5 por ciento de los niños y adolescentes de la población general padece de
depresión en algún momento. Los niños que viven con mucha tensión, que han
experimentado una pérdida o que tienen desórdenes de la atención, del
aprendizaje o de la conducta corren mayor riesgo de sufrir depresión. La
depresión tiende a correr en las familias.
El
comportamiento de los niños y adolescentes deprimidos es diferente al
comportamiento de los adultos deprimidos. Los psiquiatras de niños y
adolescentes recomiendan a los padres que estén atentos a síntomas de depresión
que puedan presentar sus niños.
Los
profesores deben de buscar ayuda si uno o más de los siguientes síntomas de
depresión persisten:
Tristeza
persistente, lloriqueo y llanto profuso, desesperanza. Pérdida de interés en
sus actividades favoritas; o inhabilidad para disfrutar de las actividades
favoritas previas, Aburrimiento persistente y falta de energía, aislamiento
social, comunicación pobre, baja autoestima y culpabilidad, sensibilidad
extrema hacia el rechazo y el fracaso, aumento en la dificultad de
relacionarse, coraje u hostilidad. Dificultad en sus relaciones, quejas
frecuentes de enfermedades físicas. Ausencias frecuentes de la escuela y
deterioro en los estudios, concentración pobre. Cambios notables en los
patrones de comer y de dormir Hablar de o tratar de escaparse de la casa.
Pensamientos o expresiones suicidas o comportamiento autodestructivos.
3.2.4.8. Trastorno de Depresión Grave: La depresión grave, denominada también depresión
clínica o unipolar, es un tipo de trastorno afectivo (o trastorno del estado de
ánimo) que excede los altibajos normales, convirtiéndose en un serio trastorno
clínico y una importante preocupación relacionada con la salud en este país.
El
Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health,
NIMH), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (National
Institutes of Health, NIH) informa que: Las investigaciones indican que la
aparición de la depresión ocurre actualmente a una edad más temprana que en las
últimas décadas. La depresión de aparición temprana suele persistir, volver a
presentarse o continuar en la edad adulta. La depresión en la juventud puede
ser también un indicio de una enfermedad más grave en la edad adulta. Hay un
aumento en la incidencia de la depresión en los adolescentes cuyos padres
sufren depresión.
A
continuación se enumeran los síntomas más comunes de la depresión grave. Sin
embargo, cada adolescente puede experimentarlos de una forma diferente. Los
síntomas pueden incluir: sentimientos persistentes de tristeza
,sentimiento de desesperanza o desamparo, baja autoestima, sensación de
ineptitud, culpa excesiva, deseos de morir pérdida de interés en actividades
habituales o actividades que antes se disfrutaban, dificultad en las relaciones
alteraciones del sueño (por ejemplo, insomnio, hipersomnia), cambios en el
apetito o el peso disminución de la energía, dificultad para concentrarse
disminución de la capacidad para tomar decisiones pensamientos suicidas o intentos
de suicidio molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolor de cabeza, dolor
de estómago, fatiga) intentos o amenazas de escaparse del hogar,
hipersensibilidad ante el fracaso o el rechazo irritabilidad, hostilidad,
agresión
Para
llegar al diagnóstico de depresión grave, un adolescente necesita generalmente
manifestar un grupo (varios) de los síntomas enumerados arriba en un mismo
período de dos semanas. Los síntomas de la depresión grave pueden parecerse a
los de otros problemas o trastornos psiquiátricos.
3.2.4.9. Comportamiento Suicida: El comportamiento suicida se define como la
preocupación o acción orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria.
El intento de causar la propia muerte es esencial en esta definición. El
pensamiento suicida hace referencia a ideas de cometer suicidio o el deseo de
quitarse la propia vida. El comportamiento suicida hace referencia a las
acciones concretas realizadas por quien está pensando o preparándose para
provocar su propia muerte. El intento de suicidio normalmente hace referencia a
una acción orientada a provocar la propia muerte que no logra su objetivo. El
suicidio hace referencia a haber causado intencionalmente la propia muerte. La
adolescencia es un período del desarrollo de mucho estrés lleno de cambios muy
importantes: cambios en el cuerpo, cambios en las ideas y cambios en los
sentimientos. El intenso estrés, confusión, miedo e incertidumbre, así como la
presión por el éxito y la capacidad de pensar acerca de las cosas desde un
nuevo punto de vista influyen en las capacidades del adolescente para resolver
problemas y tomar decisiones. Para algunos adolescentes, los cambios normales
del desarrollo, a veces acompañados por otros hechos o cambios en la familia
como el divorcio o la mudanza a una nueva comunidad, cambios de amistades,
dificultades en la escuela u otras pérdidas, pueden causar gran perturbación y
resultar abrumadores. Los problemas pueden apreciarse como demasiado violentos
o difíciles de sobrellevar. Para algunos, el suicidio puede parecer una
solución. Del 12 al 25 por ciento de los niños mayores y adolescentes
experimentan algún tipo de idea acerca del suicidio (pensamiento suicida) en
algún momento. Cuando los sentimientos o pensamientos se vuelven más
persistentes y vienen acompañados de cambios en el comportamiento o planes
específicos de suicidio, el riesgo de un intento de suicidio se incrementa.
Muchas
de las señales de aviso de posibles sentimientos suicidas son también síntomas
de depresión. La observación de los siguientes comportamientos ayuda a
identificar a las personas que pueden encontrarse bajo el riesgo de intento de
suicidio: Cambios en los hábitos alimenticios y del sueño, pérdida de interés
en las actividades habituales retraimiento respecto de los amigos y miembros de
la familia manifestaciones de emociones contenidas y alejamiento o huida, uso
de alcohol y de drogas, descuido del aspecto personal, situaciones de riesgo
innecesarias, preocupación acerca de la muerte, aumento de molestias físicas
frecuentemente asociadas a conflictos emocionales, como dolores de estómago, de
cabeza y fatiga. Pérdida de interés por la escuela o el trabajo escolar,
sensación de aburrimiento y dificultad para concentrarse, deseos de morir falta
de respuesta a los elogios, aviso de planes o intentos de suicidarse,
incluyendo los siguientes comportamientos: verbaliza: "Quiero
matarme" o "Voy a suicidarme", da señales verbales como "No
seré un problema por mucho tiempo más" o "Si me pasa algo, quiero que
sepan que ...". Regala sus objetos favoritos; tira sus pertenencias
importantes. Se pone alegre repentinamente luego de un período de depresión,
Puede expresar pensamientos extraños. Escribe una o varias notas de suicidio.
Las
amenazas de suicidio significan desesperación y un pedido de auxilio. Siempre
se deben tener en cuenta muy seriamente los sentimientos, pensamientos,
comportamientos o planes de suicidio. Todo niño o adolescente que exprese ideas
de suicidio debe ser sometido a una evaluación inmediatamente.
Las
señales de aviso de sentimientos, pensamientos o comportamientos suicidas
pueden parecerse a las de otros trastornos médicos o problemas psiquiátricos.
3.2.4.10. Trastorno Distímico: La distímia, también denominada trastorno
distímico, es un tipo de trastorno afectivo (o del estado de ánimo) que a
menudo se asemeja a una forma de depresión grave (clínica) menos severa, pero
más crónica. Sin embargo, las personas que sufren distimia también pueden
experimentar episodios de depresión grave. La distimia afecta entre el 0,6 y el
1,7 por ciento de los niños y entre el 1,6 y el 8 por ciento de los
adolescentes aproximadamente. Se presenta en las mujeres en un porcentaje dos
veces mayor que en los hombres.
A
continuación se enumeran los síntomas más comunes de la distimia, que son menos
severos pero más crónicos que los de la depresión grave. Sin embargo, cada
adolescente puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden
incluir: Sentimientos persistentes de tristeza, sentimiento de
desesperanza o desamparo, baja autoestima, sensación de ineptitud, culpa
excesiva, deseos de morir, dificultad en las relaciones, alteraciones del sueño
(por ejemplo, insomnio, hipersomnia), cambios en el apetito o el peso,
disminución de la energía, dificultad para concentrarse irritabilidad, hostilidad,
agresión, disminución de la capacidad para tomar decisiones , pensamientos
suicidas o intentos de suicidio, molestias físicas frecuentes (por ejemplo,
dolor de cabeza, dolor de estómago, fatiga), intentos o amenazas de escaparse
del hogar, pérdida de interés en actividades habituales o actividades que antes
se disfrutaban, hipersensibilidad ante el fracaso o el rechazo.
Para
el diagnóstico de la distimia, un niño o un adolescente debe presentar un
estado de ánimo deprimido o irritable junto con, por lo menos, otros dos
síntomas de depresión grave (mencionados anteriormente) durante un año como
mínimo. Los síntomas de la distimia pueden parecerse a los de otros problemas
médicos o trastornos psiquiátricos.
Continuaremos
la próxima semana.
JJ = J2