domingo, 27 de abril de 2025

 

¿CUÁL ES LA CUALIDAD MÁS IMPORTANTE EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE-APRENDIZAJE?


Las investigaciones y estadísticas muestran que en un 98% de los casos, un buen docente puede transformar y cambiar la vida de una persona o estudiante.

El 88% de las personas afirma que un profesor tuvo un impacto significativo y positivo en su vida.

El 83% de las personas aseguran que un docente ha reforzado su autoestima y su confianza en sí mismo.

Ser maestro o docente no es una profesión fácil. Un docente es una persona que se dedica profesionalmente a la enseñanza, impartiendo conocimientos y habilidades a estudiantes de diferentes niveles educativos y en diversas ramas del saber. Esta profesión ha evolucionado y perfeccionado con el tiempo, al punto de que, hoy en día, para ser un buen docente se requieren cualidades naturales o aprendidas como la empatía, la responsabilidad, el compromiso, la prudencia, la confiabilidad, la comprensión, la mística, la creatividad, la equidad, la justicia, la honestidad, la solidaridad, el respeto, la paciencia, el trabajo en equipo, el dominio disciplinar, la pasión por enseñar, el entusiasmo, la capacidad de adaptación, la inteligencia emocional, el manejo de la tecnología y la gestión eficaz del aula, entre otras.

Sin embargo, todas estas cualidades deben ir acompañadas de una habilidad muy sólida: la comunicación.

Habilidades de una comunicación sólida: La base de una enseñanza eficaz

Cuando escuchas la palabra "comunicación", ¿qué es lo primero que viene a tu mente? ¿Simplemente hablar? Por supuesto que no.
Una comunicación sólida, muchas veces considerada como una excelente capacidad comunicativa, es el puente entre el conocimiento y la comprensión. Cuando un docente domina esta habilidad, el aprendizaje fluye naturalmente en ambas direcciones.

¿Por qué es tan importante?

Porque:

  • Simplifica la complejidad, descomponiendo los conceptos difíciles en partes digeribles y comprensibles.
  • Crea momentos de aprendizaje memorables mediante el uso estratégico de historias y ayudas visuales.
  • Genera confianza a través de la escucha activa, demostrando a los alumnos que sus voces importan.
  • Modela la precisión lingüística, especialmente crucial en docentes de idiomas.

Seamos sinceros: hasta el plan de clase más brillante se desmorona sin una comunicación clara, efectiva y asertiva. Los profesores más eficaces adaptan su mensaje para llegar a cada tipo de estudiante en el aula, asegurándose de que nadie se quede atrás en una niebla de confusión.

Esta habilidad va más allá de la enseñanza en el aula, ya sea al comunicarse con padres sobre el progreso de sus hijos o al proporcionar retroalimentación constructiva sobre tareas, la capacidad de un docente para transmitir ideas con claridad y escuchar con atención es la base de todo lo que ocurre en el entorno educativo.

Es especialmente admirable cómo los mejores comunicadores adaptan su enfoque según las necesidades de cada aprendiz, explicando un mismo concepto de diversas formas hasta lograr ese momento de comprensión reflejado en sus rostros.

Pero, ¿Qué es la comunicación asertiva?

La comunicación asertiva es la forma de expresarse de manera directa, honesta y adecuada, respetando tanto a uno mismo como a los demás. Implica la habilidad de expresar ideas, sentimientos y necesidades con claridad, seguridad y serenidad, sin agredir ni manipular. Es una herramienta fundamental para mejorar relaciones, resolver conflictos y alcanzar objetivos de forma efectiva.

Un buen comunicador tiene control sobre sus palabras, ya que estas pueden construir o destruir, dar vida o causar daño. Son semillas: si se siembran bien, dan frutos hermosos y agradables; si no, pueden desencadenar tormentas. Las palabras encierran un poder tanto constructivo como destructivo.

Un buen comunicador no es quien habla sin límites, sino quien también escucha atentamente a su audiencia, la observa, hace pausas significativas, guarda silencios equilibrados, lee los gestos y emociones del público, y los anima a participar. Es por ello, que un buen comunicador guía con su palabra, hace preguntas, motiva al grupo y resalta cualidades cuando es necesario. También sabe controlar al grupo y hacer observaciones claras y firmes sin recurrir a tonos ofensivos; al igual que lo hace un buen docente.

Un buen comunicador no debe hablar en exceso: debe comprender el poder del silencio, al igual, debe saber refrenar sus labios y tener dominio de lo que dice. Por eso, todo comunicador debería "pedirle a Dios que vigile su boca y guarde sus labios, que ponga un centinela para que de su boca solo salgan palabras justas, verdaderas y edificantes; que lo libre de pronunciar palabras amargas, hirientes o destructivas, para vivir en paz y armonía".

Un buen comunicador debe ser maestro del uso de los tonos, gestos, pausas y silencios, ya que una sola palabra puede iluminar y arrancar aplausos, o bien ser la chispa de una tragedia.

El corre-corre del mundo moderno nos lleva a andar con prisa, impidiéndonos escuchar con atención o comprender lo que nos dicen y es allí que, la escucha es un elemento esencial en la comunicación. Un buen comunicador debe escuchar de manera atenta y consciente, con el propósito de entender mejor y lograr una comunicación clara y efectiva. La pausa y el silencio nos ofrecen la oportunidad de conocernos, reflexionar y pensar antes de hablar. El silencio oportuno transmite solemnidad, privacidad y sabiduría. Es una herramienta contra el orgullo y una protección frente al error.

Sigo creyendo que estamos en el camino correcto y sin olvidar nuestro slogan “Hagamos Mejor lo que Estamos Haciendo Bien”.

 JJAP

No hay comentarios:

Publicar un comentario